Una Nue­va Edi­ción del TJFF 

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

ATRAC­TI­VA PRO­GRA­MA­CIÓN 

Des­de el 30 de mayo has­ta el 9 de junio se desa­rro­lla­rá la tri­gé­si­ma segun­da edi­ción del Toron­to Jewish Film Fes­ti­val (TJFF). Como en años ante­rio­res, la mues­tra ofre­ce lo más tras­cen­den­te de la cine­ma­to­gra­fía judía inclu­yen­do fil­mes de Cana­dá y del res­to del mundo.

La pro­gra­ma­ción de la pre­sen­te edi­ción inclu­ye 82 pelí­cu­las de 15 paí­ses inclu­yen­do 64 lar­go­me­tra­jes y 18 cor­tos. A tra­vés de varia­dos géne­ros ‑dra­mas, come­dias, docu­men­ta­les, bio­gra­fías- los fil­mes selec­cio­na­dos abor­dan temas vin­cu­la­dos con la iden­ti­dad y cul­tu­ra judía.

Los fil­mes serán exhi­bi­dos en salas así como en línea (para las audien­cias de Ontario).

A con­ti­nua­ción se ofre­ce un bre­ve bos­que­jo de cua­tro de los títu­los programados.

THIS IS MY MOTHER (LA VIE DE MA MÈRE)

Ins­pi­ra­do en la his­to­ria fami­liar de Julien Car­pen­ter, en su pri­mer lar­go­me­tra­je el direc­tor ofre­ce una come­dia dra­má­ti­ca abor­dan­do la bipolaridad.

LA VIE DE MA MÈRE

La his­to­ria pre­sen­ta a Pie­rre (William Lebghil), un trein­ta­ñe­ro flo­ris­ta judío acom­pa­ña­do de su asis­ten­te Ibou (Salif Cis­sé). Su ruti­na cam­bia drás­ti­ca­men­te cuan­do su abue­la mater­na (Rosi­ta Dadoun Fer­nán­dez) le comu­ni­ca que su viu­da madre Judith (Agnès Joui) afec­ta­da de des­or­den bipo­lar ha esca­pa­do de la clí­ni­ca psi­quiá­tri­ca y aho­ra está con ella.

Pie­rre, que no ha vis­to a su madre por espa­cio de dos años, acu­de a ayu­dar a su abue­la y a la vez lograr que su madre regre­se a la clí­ni­ca. Con el pre­tex­to de visi­tar la tum­ba de su padre, duran­te una lar­ga jor­na­da él ini­cia con Judith un tra­yec­to en don­de debe­rá lidiar con sus excen­tri­ci­da­des y arran­ques impetuosos.

No obs­tan­te el telón de fon­do dra­má­ti­co que impli­ca la bipo­la­ri­dad, Car­pen­tier sazo­na la his­to­ria con momen­tos de fran­co humor a la vez que la nutre de entra­ña­ble ter­nu­ra en la espe­cial rela­ción enta­bla­da entre la madre y su hijo. Joui es irre­sis­ti­ble carac­te­ri­zan­do la ambi­va­len­cia y vul­ne­ra­bi­li­dad de Judith que a sus momen­tos de eufo­ria y arre­ba­ta­do desen­freno le siguen otros de sosie­go y cor­du­ra demos­tran­do su capa­ci­dad de dia­lo­gar nor­mal­men­te y expre­sar el amor que sien­te hacia su hijo. Por su par­te, Leibghill demues­tra sol­tu­ra como el hijo capaz de coexis­tir con los mar­ca­dos extre­mos expe­ri­men­ta­dos en el esta­do aní­mi­co de su pro­ge­ni­to­ra debi­do a su enfer­me­dad mental.

En resu­men, he aquí un rela­to sen­si­ble y humano en don­de Car­pen­tier pin­ta un buen retra­to de sus per­so­na­jes pro­ta­gó­ni­cos gene­ran­do la empa­tía del espectador.

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Basa­do en su expe­rien­cia vivi­da en Jeru­sa­lén entre 2006 y 2008, el direc­tor Benny Fred­man ofre­ce un remar­ca­ble dra­ma don­de demues­tra cómo el dog­ma­tis­mo reli­gio­so es capaz de malo­grar la vida de una per­so­na. Fred­man no inten­ta vili­pen­diar a la comu­ni­dad hare­dim ‑los judíos ultra orto­do­xos reli­gio­sos de Jeru­sa­lén- sino el de mos­trar a algu­nos de sus miem­bros que tra­ta­ron de destruirlo.

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Como con­se­cuen­cia de lo que pre­ce­de, el cineas­ta con su co-guio­nis­ta Dror Keren, con­ci­bie­ron un rela­to de fic­ción don­de su pro­ta­go­nis­ta Yair Kaplan (Roy Nik) es su alter ego.

Yair es un exce­len­te estu­dian­te del cen­tro de estu­dios de la Torá y del Tal­mud ubi­ca­do en el vecin­da­rio Geu­la de la capi­tal israe­lí Jeru­sa­lén, zona que con­gre­ga a los hare­dim a los que él así como su mujer Nava (Yar­den Tous­sia-Cohen) igual­men­te pertenecen.

El eje de la his­to­ria resi­de en la deci­sión de Yair de dejar por unos meses sus estu­dios para abrir en la zona un nego­cio de artícu­los elec­tró­ni­cos para la ven­ta de compu­tado­res y telé­fo­nos móvi­les, aun­que sin tener acce­so al inter­net a fin de ajus­tar­se a las nor­mas que rige el deno­mi­na­do “Comi­té Geu­la”. Si bien Nava es escép­ti­ca sobre este pro­yec­to, el gran amor del matri­mo­nio moti­va a que final­men­te ella no se opon­ga a la ini­cia­ti­va de Yair.

La aper­tu­ra del esta­ble­ci­mien­to con­ci­ta la adhe­sión de un con­si­de­ra­ble sec­tor del vecin­da­rio que en par­te inclu­ye a inte­lec­tua­les y a la pobla­ción menu­da; sin embar­go, algu­nos reli­gio­sos con­si­de­ran que lo que Yair ofre­ce en su nego­cio cons­ti­tu­ye una gra­ve tras­gre­sión a las nor­mas tra­di­cio­na­les de la comu­ni­dad. La situa­ción alcan­za nive­les incon­tro­la­bles, cuan­do al no poder disua­dir al joven empre­sa­rio de cerrar el local tra­tan de incen­diar­lo ade­más de cas­ti­gar a su dueño.

Median­te un cau­ti­van­te rela­to pleno de ten­sión, Fred­man ilus­tra cómo a fin de imple­men­tar el seve­ro códi­go reli­gio­so de la comu­ni­dad ultra­or­to­do­xa, algu­nos de sus faná­ti­cos miem­bros pue­den recu­rrir a extre­ma­dos nive­les de vio­len­cia físi­ca como así mis­mo expo­ner su nivel de corrup­ción moral.

Hoy día Fred­man de 43 años de edad ya no es más un hare­dí y habien­do dejan­do a un lado su acti­vi­dad empre­sa­rial ha lle­ga­do a ser un res­pe­ta­ble cineas­ta a la vez que tal como se lee en los cré­di­tos fina­les vive feliz­men­te con su mujer y sus cua­tro hijos.

SEVEN BLES­SINGS (SHE­VA BRACHOT)

Esta pelí­cu­la de la cineas­ta Aye­let Menahe­mi vie­ne pre­ce­di­da por favo­ra­bles ante­ce­den­tes al haber sido pre­mia­da en 2023 con 10 Ophir (los Oscar de Israel), inclu­yen­do entre otros, mejor film, mejor direc­ción, mejor actriz pro­ta­gó­ni­ca y mejor guión. Lo intere­san­te del film es que ofre­ce aspec­tos de inte­rés para quie­nes no estén fami­lia­ri­za­dos con vie­jas cos­tum­bres de fami­lias reli­gio­sas judías de Marrue­cos; es así que su títu­lo “Sie­te Ben­di­cio­nes” alu­de al cere­mo­nial que tie­ne lugar des­pués de una boda, don­de duran­te sie­te días con­se­cu­ti­vos la novia es home­na­jea­da median­te comi­das que se lle­van a cabo en los hoga­res de dife­ren­tes familiares.

SEVEN BLES­SINGS

Ambien­ta­da en Jeru­sa­lén en 1990, el rela­to comien­za con la boda de Marie (Rey­mon­de Amsa­lem) y Dan (Eran Mor). Ella per­te­ne­ce a una fami­lia judía marro­quí que vivien­do en Fran­cia regre­sa a Israel para su casa­mien­to; en tan­to que Dan naci­do en Fran­cia per­te­ne­ce a una fami­lia aske­na­zi, de cos­tum­bres dife­ren­tes a las de su novia. En la cere­mo­nia reli­gio­sa lo que más se des­ta­ca es que Marie es cor­te­ja­da por su madre Han­na (Tik­va Dayan) y su tía Gra­zia (Riv­ka Bahar).

De inme­dia­to se pasa a las fes­ti­vi­da­des pos­te­rio­res don­de en la pri­me­ra de las sie­te comi­das se sabe que Marie cuan­do tenía dos años de edad fue entre­ga­da por su madre a Gra­zia, dado que ella era esté­ril y de ese modo satis­fa­ría su voca­ción mater­nal. En con­se­cuen­cia, habien­do cria­do y edu­can­do a la niña, Gra­zia lle­gó a cono­cer a su sobri­na mucho mejor que su pro­pia madre.

En medio de la gran alga­ra­bía que se va suce­dien­do en el trans­cur­so de cada comi­da reu­nien­do a padres, her­ma­nos, tíos, pri­mos y demás fami­lia­res, que­da mani­fes­ta­do el resen­ti­mien­to que Marie guar­da hacia su madre por no haber­la cria­do; a eso se agre­gan algu­nos secre­tos y men­ti­ras que se man­tu­vie­ron bien guar­da­dos en el seno de la fami­lia de Marie, don­de las heri­das emo­cio­na­les del pasa­do pare­cen no haber cica­tri­za­do a tra­vés del tiempo.

Aun­que el guión deja algu­nos hilos suel­tos que que­dan sin acla­rar, la direc­to­ra logra algu­nas situa­cio­nes de humor alter­na­das con otras más serias per­mi­tien­do que esta ape­na­da come­dia adquie­ra impac­to emocional.

THE GOLD­MAN CASE (LE PRO­CÈS GOLDMAN)

Ambien­ta­do casi ente­ra­men­te den­tro en una sala de audien­cia judi­cial, este film de Cédric Kahn está cen­tra­do en Pie­rre Gold­man quien alcan­zó con­si­de­ra­ble noto­rie­dad en Fran­cia cuan­do en abril de 1970 fue incul­pa­do por cua­tro agre­sio­nes a mano arma­da, de las cua­les una de las mis­mas estu­vo refe­ri­da a la muer­te de dos far­ma­céu­ti­cas en una far­ma­cia de París, epi­so­dio acon­te­ci­do el 19 de diciem­bre de 1969. Al ser enjui­cia­do el jura­do lo sen­ten­ció a pri­sión perpetua.

LE PRO­CÈS GOLDMAN

Mien­tras estu­vo en la cár­cel, escri­bió un libro que fue publi­ca­do, en octu­bre de 1975 cuyo nom­bre es “Oscu­ras memo­rias de un pola­co judío naci­do en Fran­cia” y que le valió el apo­yo de toda la éli­te inte­lec­tual de Fran­cia. Abo­gan­do por su ino­cen­cia en los ase­si­na­tos men­cio­na­dos, la sen­ten­cia fue ape­la­da y en con­se­cuen­cia la Cor­te de Ape­la­cio­nes anu­ló el pri­mer jui­cio y trans­fi­rió el caso a la Cor­te Cri­mi­nal de Amiens que deci­dió la rea­li­za­ción de un nue­vo jui­cio que comen­zó en abril de 1976.

A tra­vés del guión del rea­li­za­dor escri­to con Natha­lie Her­tz­berg, valién­do­se en par­te de la auto­bio­gra­fía de Gold­man, como asi­mis­mo de trans­crip­cio­nes del pro­ce­so, se van cono­cien­do face­tas de este sin­gu­lar per­so­na­je. Naci­do en Fran­cia casi hacia el final de la gue­rra, es hijo de padres judíos que emi­gra­ron de Polo­nia duran­te la inva­sión nazi y que actua­ron en el movi­mien­to de resis­ten­cia fren­te al nazis­mo. El mar­ca­do anti­se­mi­tis­mo impe­ran­te ins­tó a Gold­man a con­ver­tir­se en un afe­rra­do mili­tan­te de izquier­da per­si­guien­do nobles ideales.

A la remar­ca­ble direc­ción de Kahn y del estu­pen­do guión nutri­do de exce­len­tes diá­lo­gos, el film alcan­za máxi­ma auten­ti­ci­dad a tra­vés de la anto­ló­gi­ca inter­pre­ta­ción de Ariel Worthha­ller quien se adue­ña por com­ple­to de la com­ple­ja per­so­na­li­dad del pro­ta­go­nis­ta de esta verí­di­ca historia.

En esen­cia, Khan ha logra­do un exce­len­te dra­ma judi­cial don­de a su vez que­dan refle­ja­dos algu­nos ras­gos de la socie­dad fran­ce­sa de esa épo­ca, como es el mar­ca­do racis­mo poli­cial y anti­se­mi­tis­mo que Gold­man denun­cia duran­te su jui­cio y que lamen­ta­ble­men­te ese tema adquie­re en Fran­cia actual resonancia.