BANEL & ADAMA. Francia-Senegal-Malí, 2023. Un film escrito y dirigido por: Ramata-Toulaye Sy. 87 minutos
En su primer largometraje la realizadora Ramata-Toulaye Sy encara una apasionada historia de amor destructivo.
En el guión que le pertenece, la cineasta ambienta la acción en una desértica aldea rural del norte de Senegal. Allí viven la joven viuda Banel (Khady Mane) y su reciente marido Adama (Mamadou Diallo), hermano menor de su fallecido esposo, donde ambos disfrutan del amor conyugal que los une. Tratando de no seguir habitando en el hogar de la madre de Adama (Binta Racine Sy) la pareja comienza a desenterrar la vasta capa de arena que cubre una casa apartada del pueblo para residir en la misma y lograr mayor intimidad.
La vida sigue su curso normal en tanto que Banel evitando en lo posible adoptar el rol asignado a las mujeres de la aldea, prefiere acompañar a su marido en la explotación del ganado. El punto de inflexión del relato se produce cuando con el fallecimiento del jefe de la aldea, por razón de linaje familiar y de acuerdo con la jerarquía social de la aldea, es Adama designado a reemplazarlo; con todo, para seguir estando más cerca de su mujer él declina esa función a pesar de la crítica de su madre.
La posición asumida por Banel deseando llevar una vida independiente y apartada de las tradiciones del ambiente rural, unida a la circunstancia de no querer tener hijos, genera que sea objeto de crítica por parte de su hermano gemelo (Mousa Sow), de su suegra y de otros allegados de la aldea en donde la superstición reinante atribuye a ella de ser la causante de la tremenda sequía que afecta a la región.
La ausencia de las lluvias se vuelve crítica produciendo la muerte de algunos animales y a eso se añade la partida de algunos aldeanos de la zona en procura de mejores horizontes. Eso motiva a que Adama acepte el liderazgo que había rechazado para adoptar medidas precautorias que permitan la supervivencia del pueblo. El mayor tiempo que ahora le demanda su trabajo, posponiendo la tarea de mudarse a otro sitio, produce una marcada tensión en la relación matrimonial debido al amor posesivo de Banel hacia su marido. Eso atraerá consecuencias dramáticas para ella en la medida que su amor enajenado deriva en locura.
Aunque nacida y criada en Francia, la cineasta se ha nutrido de la cultura senegalesa de sus ancestros y es así que lo que aquí se expone destila plena autenticidad. Ciertamente esta historia es universal al contrastar la tradición con la modernidad que no solo acontece en ciertas regiones de Senegal sino igualmente en otros lugares del mundo. Así, lo que aquí se destaca es la lucha de la mujer que para lograr su emancipación está dispuesta a trasgredir costumbres arcaicas que la ubican en un rol de sumisión frente a su contraparte masculina.
Si bien dicho tema ha sido considerado varias veces por el cine, lo distintivo es el original tratamiento que Sy le ha imprimido a su relato al lograr una singular fábula romántica imbuida de una poética atmósfera que entremezclando mito y realidad adquiere el carácter de mágico realismo. Asimismo, en su narración la directora privilegia la fuerza de las imágenes a través de la luminosa fotografía de Amine Berrada, deslumbrando sobre todo en la dramática escena de una tormenta de arena.
En suma, esta encomiable ópera prima de Sy conforma una positiva carta de presentación para sus futuros proyectos. Jorge Gutman