El Taxis­ta y la Pasajera

DAD­DIO. Esta­dos Uni­dos, 2023. Un film escri­to y diri­gi­do por Christy Hall. 100 minutos

La novel direc­to­ra Christy Hall abor­da en Dad­dio el encuen­tro cir­cuns­tan­cial de dos extra­ños en pro­cu­ra de lograr una huma­na cone­xión. Más apro­pia­do para una obra de tea­tro que para el cine, la pelí­cu­la aun­que bien diri­gi­da, resul­ta de dudo­sa credibilidad.

Dako­ta John­son y Sean Penn

La tra­ma trans­cu­rre en el inte­rior de un taxi que comien­za cuan­do en horas noc­tur­nas la pasa­je­ra Gar­lie (Dako­ta John­son), de apro­xi­ma­da­men­te 30 años, regre­sa de Oklaho­ma en un vue­lo que arri­ba al aero­puer­to J.F.K. de New York; de allí se embar­ca en un taxi mane­ja­do por Clark (Sean Penn), un vete­rano con­duc­tor que la dupli­ca en edad.

Des­pués de bre­ves minu­tos en que Gar­lie reci­be y envía men­sa­jes de tex­tos con un hom­bre con quien man­tie­ne un víncu­lo sen­ti­men­tal y desea apa­sio­na­da­men­te encon­trar­se con ella, el taxis­ta ini­cia una con­ver­sa­ción . Al prin­ci­pio la cir­cuns­tan­cial char­la es más bien banal; sin embar­go, al poco tiem­po del tra­yec­to Clark tra­ta de incur­sio­nar en deta­lles pre­ci­sos de la vida de Gar­lie; es así que lle­ga a saber que ella es una pro­gra­ma­do­ra de compu­tación y que habien­do deja­do Oklaho­ma, des­de hace nue­ve años resi­de en Nue­va York. En tan­to, siem­pre aten­ta a su celu­lar, el inter­lo­cu­tor de Gar­lie le pide que le envíe fotos des­nu­das por­que está ardien­do de deseo.

Si bien un via­je entre el aero­puer­to y el cen­tro de Manhat­tan no insu­me más que 35 a 40 minu­tos, para que el metra­je se extien­da a poco más de hora y media, el guion intro­du­ce una para­da en la ruta debi­do a que un acci­den­te pro­du­ci­do inte­rrum­pe el trán­si­to. Duran­te el inter­va­lo de espe­ra obli­ga­da la char­la adquie­re un poco más de sus­tan­cia al reve­lar­se deta­lles ínti­mos de Gar­lie; así Clark se impo­ne que la comu­ni­ca­ción que ella man­tie­ne en su celu­lar es con un aman­te, mucho mayor que ella y que ade­más tie­ne espo­sa e hijos; por su par­te él no ocul­ta su con­di­ción de haber­se casa­do dos veces, haber come­ti­do algu­nos des­li­ces extra­ma­tri­mo­nia­les y que aho­ra vive solo.

Para quie­nes fre­cuen­tan via­jes en taxi no resul­ta extra­ño que un cho­fer efec­túe algu­nos comen­ta­rios inci­den­ta­les con quien abor­da su vehícu­lo; es así que en este caso la inten­ción de la cineas­ta es el de refle­jar la comu­ni­ca­ción a nivel humano que se gene­ra entre Clark y Gar­lie; sin embar­go resul­ta extre­ma­da­men­te difí­cil acep­tar que en un bre­ve reco­rri­do cada uno de ellos divul­gue inti­mi­da­des que solo podría jus­ti­fi­car­se entre dos ami­gos de lar­ga data; eso se mani­fies­ta espe­cial­men­te cuan­do ella le reve­la aspec­tos de su rela­ción con su her­ma­na a quien había ido a visi­tar en Oklaho­ma como asi­mis­mo deta­lles poco dis­cre­tos de su núcleo fami­liar inclu­yen­do trau­má­ti­cos aspec­tos de su pasado.

Lo que sobre­sa­le de este psi­co­dra­ma es la exce­len­te actua­ción de John­son y Penn quie­nes con gran natu­ra­li­dad trans­mi­ten la viven­cia de sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes aten­dien­do a lo que el guión les deman­da, a pesar de que el mis­mo adop­te situa­cio­nes irrea­lis­tas. Por lo demás, esta ópe­ra pri­ma de Hall tal como está plan­tea­da se deja ver aun­que sin sus­ci­tar mayor tras­cen­den­cia. Jor­ge Gutman

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