GLADIATOR II. Gran Bretaña-Estados Unidos, 2024. Un film de Ridley Scott. 148 minutos
Después de más de dos décadas en el que Gladiator logró en 2001 el Oscar al mejor film del año además de otros cuatro premios incluyendo a Russell Crowe como mejor actor, el cineasta británico Ridley Scott dirige su secuela en Gladiator II. Sin alcanzar la grandeza del original, de todos modos satisfará a una audiencia proclive a disfrutar de un espectáculo nutrido de acción y violencia a granel en el marco de lo que fue el poderoso imperio romano.
El relato basado en el guión de David Scarpa, ciertamente desprovisto de rigurosidad histórica, centra su atención en Lucius (Paul Mescal) quien años atrás fue enviado por su madre Lucilla (Connie Nielsen) a Numidia, una provincia africana de Roma que es el último bastión separatista del imperio. Cuando la región sufre los embates del ejército de Roma a cargo del general Marcus Acacius (Pedro Pascal), la mujer de Lucius (Yuval Gonen) pierde la vida en tanto que él logra salvarse pero es apresado y enviado a la capital del imperio como esclavo. Al ser comprado por el ambicioso comerciante esclavista Macrinus (Denzel Washington) Lucius es destinado a luchar como gladiador en las arenas del Coliseo; su notable destreza reflejada en los sucesivos encuentros con sus contrincantes satisface al gentío que lo observa con especial beneplácito de los extravagantes emperadores mellizos Geta (Joseph Quinn) y Caracalla (Fred Hechinger).
Sin pormenorizar en detalles más específicos, en su mayor parte el film transcurre en el marco de sangrientas batallas terrestres y navales ‑en medio de voraces tiburones- como al propio tiempo abundan las intrigas palaciegas, traiciones y conspiraciones en donde Acacius, cansado de los patéticos emperadores, planea un golpe militar tendiente a eliminarlos.
Argumentalmente nada nuevo ofrece esta secuela y por añadidura el endeble guión genera un relato que se vuelve en parte repetitivo sin alcanzar demasiada tensión ni menos aún el impacto dramático y emocional logrado por el oscarizado film.
A nivel de interpretación, quien realmente sobresale es Washington sin que el resto del elenco llegue a trascender. En tal sentido la interpretación protagónica de Mescal, si bien demostró su talento de actor en anteriores oportunidades, en este caso encarnando al ávido gladiador sediento de venganza por el asesinato de su cónyuge no ofrece el carisma necesario que se aguarda de este personaje; aunque las comparaciones resulten poco simpáticas, no se puede olvidar el magistral rol ofrecido por Russell Crowe en Gladiator.
A su favor, el octogenario realizador permite que su monumental película destelle visualmente gracias a los elogiables diseños de producción de Arthur Max y la valiosa fotografía de John Mathieson. Resumiendo, esta secuela puede atraer por sus efectos especiales pero con una trama que no llega a suscitar emoción. Jorge Gutman