UNE LANGUE UNIVERSELLE / UNIVERSAL LANGUAGE. Canadá, 2024. Un film de Matthew Rankin. 89 minutos
Gran conocedor y amante del cine iraní, el realizador canadiense Matthew Rankin después de haber sido reconocido por su primer film The 20th Century (2019), retorna con Une Langue Universelle, una comedia que navega entre lo absurdo y lo surrealista aunque en última instancia imbuida de un contenido humanista.
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Una escena de UNE LANGUE UNIVERSELLE
El guión del realizador compartido con Pirouz Nemati e Ilia Firouzabadi ubica la acción en Winnipeg, sin embargo todo hace pensar que se está presenciando una ciudad de Irán; eso es debido al comportamiento cultural de su población iraní que habla y canta en farsi como lengua principal y en parte en francés, como asímismo por los carteles del lugar reflejando ese idioma.
No obstante que Rankin apela a un clásico lenguaje narrativo, su contenido está estructurado a través de fragmentadas historias paralelas que en apariencia dan la impresión de estar desconectadas.
En una de las subtramas se asiste a las peripecias de Iraj Biladeau (Mani Soleymaniou), un agresivo profesor de escuela que además de no demostrar consideración alguna hacia sus alumnos, los encierra en un placard cuando él es desobedecido.
Simultáneamente se observa a Negin (Rojina Esmamaeili) y Nazgûl (Saba Vahedyousefi) dos hermanitas estudiantes de la escuela quienes hallan un billete de 500 riales que se encuentra congelado en un bloque de hielo y que harán lo posible para deshielarlo; con ese importe tienen previsto comprar unos anteojos para su compañero Omid (Sobhan Javadi) que le ha sido arrebatado por un pavo; aquí se evidencia claramente el homenaje de Rankin a la cinematografía iraní en la medida que esa secuencia está ciertamente inspirada en lo que acontece en El Globo Blanco (1995) del director iraní Jafar Panah con guión de Abbas Kiarostami.
En otra de las historias Matthew (el director Rankin) deja en Montreal su trabajo de funcionario público para dirigirse a Winnipeg a fin de visitar a su madre enferma. En su recorrido por la ciudad traba relación con Massoud (Pirouz Nemati); él es un guía turístico que muestra a los turistas una ciudad rodeada de altos edificios de estilo brutalista con monumentos oficiales a la vez que ciertamente desolada y cubierta de nieve. Sin entrar en adicionales detalles se verá cómo las diferentes piezas del relato permiten entrelazarse.
Ciertamente irrealista, con un estilo que en ciertos aspectos se asemeja al cine de Wes Anderson y en otros al de Aki Kaurismaki por su irónico humor no exento de autocrítica, el fantasioso relato propuesto por Rankin constituye un audaz experimento que no obstante su extravagancia reflejada en numerosas escenas, destila considerable melancolía. Con todo lo más destacable de la película es lo que se desprende en una de las conversaciones mantenidas entre Matthew y Massoud; en la misma queda explicitada la conexión humana que permite a la gente saber convivir apelando a un lenguaje universal (título del film) en el que predomina el respeto, la comprensión y la empatía de unos a otros.
Es posible que esta enigmática película pueda no llegar a satisfacer a todos por igual, pero de todos modos es meritoria la labor del cineasta tanto por su puesta escénica como su intención de idealizar un universo inverosímil, a pesar de la convulsionada situación que afronta la humanidad por los dramáticos conflictos bélicos acaecidos en diferentes regiones del mundo. Jorge Gutman