Pro­cu­ran­do Justicia

LES FAN­TŌ­MES / GHOST TRAIL. Fran­cia, 2024. Un fim de Jonathan Millet.

Basado.en acon­te­ci­mien­tos reales, el novel direc­tor Jonathan Millet enca­ra en Les Fan­tô­mes un fic­cio­nal rela­to de espio­na­je que tuvo su estreno mun­dial en la Sema­na de la Crí­ti­ca del Fes­ti­val de Can­nes 2024.

Adam Bes­sa

No es noti­cia algu­na lo que Siria des­de 2011 ha expe­ri­men­ta­do por el atroz y san­grien­to régi­men de Bashar al-Assad, quien fue derro­ca­do en diciem­bre de 2024 y exi­lia­do en Mos­cú. Entre los muchos que han sido ator­men­ta­dos y suje­tos a inad­mi­si­bles tra­tos se encuen­tra Hamid (Adam Bes­sa) quien en 2015 es libe­ra­do y deja­do en el desier­to sirio jun­to con otros pri­sio­ne­ros que estu­vie­ron encar­ce­la­dos en la sinies­tra cár­cel de Sednaya.

De inme­dia­to el guión del rea­li­za­dor com­par­ti­do con Flo­ren­ce Rochal tras­la­da la acción a Estras­bur­go don­de se obser­va a Hamid (Adam Bes­sa), un joven ex pro­fe­sor de lite­ra­tu­ra, que habien­do per­di­do en Siria a su espo­sa e hiji­ta tra­ta de ubi­car a Har­faz (Taw­feek Barhom); este cri­mi­nal fue su tor­tu­ra­dor que lo dejó con varias cica­tri­ces en su espal­da. Lo curio­so es que Hamid nun­ca lle­gó a ver su ros­tro por­que duran­te los cas­ti­gos infli­gi­dos a su cuer­po él tenía ven­da­do sus ojos; sin embar­go recuer­da su incon­fun­di­ble voz y el sin­gu­lar olor de su cuerpo.

A su debi­do tiem­po, en un sigi­lo­so encuen­tro de Hamid con Nina (Julia Franz Riche­ter), se lle­ga a saber que ambos per­te­ne­cen a una célu­la de refu­gia­dos sirios cuyos sufri­mien­tos son per­ci­bi­dos a tra­vés de gra­ba­cio­nes efec­tua­das y cuyo pro­pó­si­to es per­se­guir a los crue­les dés­po­tas de al-Assad que se encuen­tran en Euro­pa. Con todo, los miem­bros de la orga­ni­za­ción que se comu­ni­can entre ellos en línea median­te un sis­te­ma de video jue­gos, no apa­re­cen en esce­na pues­to que el direc­tor enfo­ca prin­ci­pal­men­te a Hamid quien está obse­sio­na­do en dar con Har­faz; todo pare­ce indi­car que se tra­ta de “Has­san” asu­mien­do la per­so­na­li­dad de un estu­dian­te uni­ver­si­ta­rio. Es así que con inusi­ta­da ten­sión, el rela­to adquie­re el carác­ter de un espía en bús­que­da de su pre­sa y una esce­na que real­men­te gra­vi­ta es cuan­do ambos se hallan uno fren­te al otro duran­te una comi­da en un restaurante.

Sub­ya­cen­te al tema cen­tral se apre­cia las afec­tuo­sas con­ver­sa­cio­nes que median­te whatsapp Hamid regu­lar­men­te man­tie­ne con su madre (Sha­fi­qa El Till) quien se encuen­tra en un cam­po de refu­gia­dos de Bei­rut, cre­yen­do que él se halla en Ber­lín e igno­ran­do el pro­pó­si­to que per­si­gue en Estras­bur­go. Asi­mis­mo algu­nos momen­tos de solaz Hamid lo logra en la cáli­da rela­ción man­te­ni­da con Yara (Hala Rajab), una joven siria expa­tria­da vivien­do des­de hace tiem­po en Francia.

El pau­sa­do rit­mo del film de mane­ra algu­na ami­no­ra su inte­rés en la medi­da que Millet con­si­gue que el sus­pen­so se man­ten­ga a lo lar­go del metra­je entre la víc­ti­ma y quien fue­ra su ver­du­go, sin saber cómo habrá de concluir.

En el elen­co sobre­sa­le la inter­pre­ta­ción de Bes­sa, que ya impre­sio­nó gra­ta­men­te en Can­nes reci­bien­do en 2022 el pre­mio al mejor actor por su actua­ción en Har­ka, aquí reafir­ma su talen­to acto­ral en la remar­ca­ble carac­te­ri­za­ción de Hamid en pro­cu­ra de justicia.

Esta emo­ti­va ópe­ra pri­ma no está exen­ta de con­no­ta­ción éti­ca; en la medi­da que los cri­mi­na­les de la gue­rra siria no son cas­ti­ga­dos e impu­ne­men­te que­dan deam­bu­lan­do libre­men­te; es así que el film per­mi­te elu­cu­brar si es posi­ble, como en el caso de Hamid, el logro de jus­ti­cia sin recu­rrir a la ven­gan­za impreg­na­da de vio­len­cia. Esta refle­xión agre­ga un ele­men­to adi­cio­nal de inte­rés a este fas­ci­nan­te dra­ma. Jor­ge Gutman