CASAS MUERTAS. Venezuela-Ecuador-Canadá, 2025. Un film de Rosana Matecki. 85 minutos. Presentado en el Festival Hot Docs
Teniendo en consideración la difícil situación que atraviesa el pueblo venezolano, la directora Rosana Matecki de igual origen en un trabajo conjunto efectuado con los guionistas Ricardo Acosta y Abraham Lifshitz ofrece un relato hondamente angustiante donde en su comienzo ella expresa “Esta es la historia de un naufragio. Mi país en fuga: Venezuela”.
A través de casi hora y media de exposición, la documentalista relata los testimonios de cinco venezolanos que no pueden eludir la pesadumbre que a cada uno de los mismos les embarga. Es así que resulta fácil empatizar con la historia de la anciana Isabel Mora que ha perdido su hogar en Potosí debido a inundaciones impuestas por el gobierno; por su parte Jesús Hernández en Caracas cuida las casas abandonadas de quienes han dejado el país y mientras tanto se dedica a vender juguetes esperando tener la oportunidad de volver a trabajar como contable. No menos indiferente resulta el caso del joven Darwin Acosta cuya familia ya abandonó el país, pero ahora que él quiere hacerlo no puede concretar su deseo por falta de dinero. Lo más lacerante es la tragedia de Elvira y su marido Gregorio Pernalete quienes no logran reponerse del inmenso sufrimiento por la pérdida de su joven hijo Juan Pablo quien fue asesinado por un guardia de la fuerza de represión del gobierno de Maduro en la manifestación de protesta del 16 de abril de 2017 en la capital venezolana y que desde entonces viven con la esperanza de que se logre justicia.
Con un rodaje que insumió 5 años, Matecki revela el impacto emocional experimentado por ella y su equipo para llevar a cabo este proyecto fílmico donde afirma que su querida tierra fue convertida en un país que dejó de serlo debido a un régimen dictatorial y opresor que ha generado una completa descomposición social. Es extremadamente impresionante oír la voz de esta dolorida documentalista al expresar “somos más de 8 millones de venezolanos deambulando por el mundo. No todos se van y otros como yo vivimos con el deseo de volver. Venezuela es la resiliencia de su gente. Abrimos las puertas y ventanas de nuestras casas muertas”.
Además de la remarcable fotografía de Camilo Paparoni es destacable algunas de las canciones que acompañan las imágenes del film, incluyendo entre otras Tonada de Luna Llena y Déjame que te cante Venezuela de Simón Días y por él cantado.
En los créditos finales se lee que según el Foro Penal de Venezuela, organización sin fines de lucro destinada a preservar los derechos humanos, desde 2014 a 2024 se han registrado 17.899 detenciones políticas, 1905 prisioneros políticos y 297 muertos durante demostraciones realizadas por la población. Jorge Gutman