Una Nue­va Versión

BON­JOUR TRIS­TES­SE. Cana­da-Ale­ma­nia, 2024. Un film escri­to y diri­gi­do por Dur­ga Chew-Bose. 110 minutos

En Bon­jour Tris­tes­se la novel rea­li­za­do­ra cana­dien­se Dur­ga Chew-Bose adap­tó la nove­la homó­ni­ma de Fra­nçoi­se Sagan que escri­ta en 1954 a los 18 años de edad fue pre­mia­da en Fran­cia ade­más de haber cau­sa­do sen­sa­ción mun­dial. Si bien el libro ya fue tras­la­da­do al cine en 1958 por Otto Pre­min­ger, la pre­sen­te ver­sión es adap­ta­da a la era actual don­de evi­den­te­men­te la revo­lu­ción sexual de hace 70 años, hoy día no cau­sa impacto.

Alio­cha Sch­nei­der y Lily Mclnerny en BON­JOUR TRISTESSE

La his­to­ria sigue sien­do la mis­ma con­tan­do la vaca­ción esti­val de la pro­ta­go­nis­ta en la Rivie­ra fran­ce­sa. Ella es Céci­le (Lily Mclnerny), una joven de 18 años que es huér­fa­na de madre y resi­de con su padre Ray­mond (Claes Bang) en un cha­let pró­xi­mo al mar; él está acom­pa­ña­do de Elsa (Nai­la Har­zo­ne), de simi­lar edad a la de Céci­le que es su recien­te con­quis­ta don­jua­nes­ca. Plá­ci­da­men­te Céci­le dis­fru­ta de la pla­ya con Cyril (Alio­cha Sch­nei­der), un vecino tam­bién vera­nean­te con quien man­tie­ne una rela­ción amorosa.

Des­de un prin­ci­pio se evi­den­cia la par­ti­cu­lar com­pli­ci­dad idí­li­ca que exis­te entre padre e hija pero el pano­ra­ma cam­bia sus­tan­cial­men­te con la lle­ga­da de Anne (Chloë Sevigny), una sofis­ti­ca­da mujer que fue ami­ga de la difun­ta madre de Céci­le, pron­ta­men­te el muje­rie­go Ray­mond aban­do­na a Elsa y es Anne quien la reem­pla­za en el deve­nir amo­ro­so al pun­to tal que con el correr de los días está dis­pues­to a casar­se con ella. Al sen­tir­se heri­da emo­cio­nal­men­te por la acti­tud de su padre y cega­da por los celos con la intru­sión de Anna, Céci­le tra­ta­rá de bus­car­le la vuel­ta para que esa unión no se con­cre­te pero su maquia­vé­li­co com­plot con­du­ce a un trá­gi­co desenlace.

En líneas gene­ra­les, esta pelí­cu­la está bien fil­ma­da aun­que sin adqui­rir la fuer­za del film de Pre­min­ger. A una narra­ción no muy flui­da de Chew-Bose se aña­de un guión que no ahon­da sufi­cien­te­men­te en la psi­co­lo­gía de los per­so­na­jes impi­dien­do que la audien­cia se com­pe­ne­tre de lleno en su pro­ble­má­ti­ca; en con­se­cuen­cia, la ausen­cia de una con­vin­cen­te enver­ga­du­ra dra­má­ti­ca impi­de gene­rar la emo­ción nece­sa­ria que des­ti­la la novela.

El correc­to nivel de actua­ción, don­de espe­cial­men­te se des­ta­can Bang y Sevigny, así como la belle­za de los esce­na­rios en que trans­cu­rre la acción real­za­da por la apre­cia­ble foto­gra­fía de Maxi­mi­lian Pitt­ner, son ele­men­tos que, per­mi­ten la visión del pri­mer lar­go­me­tra­je de la rea­li­za­do­ra aun­que sin ser remar­ca­ble. Jor­ge Gutman