Retorno del Hom­bre Araña

THE AMA­ZING SPI­DER-MAN. Esta­dos Uni­dos, 2012. Un film de Marc Webb. Elen­co: Andrew Gar­field, Emma Sto­ne, Denis Leary, Sally Field, Mar­tin Sheen RETORNO DEL HOMBRE ARAÑA

A ape­nas 10 años de haber­se cono­ci­do el pri­me­ro de los tres fil­mes sobre el Hom­bre Ara­ña con Sam Rai­mi como direc­tor y Tobey Magui­re en el rol pro­ta­gó­ni­co, lla­ma la aten­ción que tan pron­ta­men­te se conoz­ca una nue­va ver­sión de este super­hé­roe; pero los pro­duc­to­res de este film apos­ta­ron a la popu­la­ri­dad del per­so­na­je para dotar­lo con vida nue­va a tra­vés de otros intér­pre­tes y un dife­ren­te rea­li­za­dor. La fór­mu­la fun­cio­na en la medi­da que esta pelí­cu­la, sin alcan­zar la soli­dez de sus pre­de­ce­so­ras, se man­tie­ne en un nivel capaz de satis­fa­cer al gran público. 

Esen­cial­men­te, con modi­fi­ca­cio­nes meno­res, el pun­to de par­ti­da es el mis­mo. La acción que se desa­rro­lla en Nue­va York, mues­tra en las pri­me­ras esce­nas al niño Peter Par­ker que es deja­do inex­pli­ca­ble­men­te por sus padres al cui­da­do de sus entra­ña­bles tíos Ben (Mar­tin Sheen) y May (Sally Field). Diez años des­pués Peter (Andrew Gar­field) es un inte­li­gen­te y sen­si­ble ado­les­cen­te mar­gi­na­do, sufrien­do cier­tas humi­lla­cio­nes por par­te de algu­nos de sus com­pa­ñe­ros de escue­la; no obs­tan­te, logra ganar­se la sim­pa­tía e inte­rés sen­ti­men­tal de Gwen Stacy (Emma Sto­ne), una de sus cama­ra­das del colegio. 

Al visi­tar el labo­ra­to­rio del cien­tí­fi­co Curt Con­nors (Rhys Ifans) que ha sido cole­ga de su padre ausen­te y que se dedi­ca a medi­ci­na gené­ti­ca, lle­ga a ser pica­do por una ara­ña gené­ti­ca­men­te modi­fi­ca­da y como resul­ta­do de ello al poco tiem­po comien­za a apre­ciar que está dota­do de una fuer­za extra­or­di­na­ria a la vez que es capaz de des­pla­zar­se por los aires con excep­cio­nal maestría. 

De allí en más, el públi­co sigue las aven­tu­ras del mucha­cho en la piel de Hom­bre Ara­ña don­de ten­drá que vér­se­las con un enemi­go espe­cial. Se tra­ta del mis­mo Dr. Con­nors quien al tra­tar de explo­rar la posi­bi­li­dad de efec­tuar tras­plan­tes de ani­ma­les a los genes huma­nos, se pres­ta él mis­mo como coba­yo de un arries­ga­do expe­ri­men­to que lo trans­for­ma en un gigan­tes­co rep­til que siem­bra páni­co en la pobla­ción local. Allí está nues­tro super­hé­roe quien tra­ta­rá de apla­car y ven­cer al mons­truo­so animal.

A pesar de que la ante­rior y úni­ca pelí­cu­la rea­li­za­da por Marc Webb (500 Days of Sum­mer) ha sido una come­dia román­ti­ca, en esta pro­duc­ción sale airo­so del desa­fío impues­to, brin­dan­do un film capaz de reu­nir los míni­mos ingre­dien­tes para dejar satis­fe­cho a un públi­co masi­vo ávi­do de aventuras.

Aun­que el guión es el ele­men­to menos ins­pi­ra­do del film, Webb ha com­pen­sa­do sus debi­li­da­des trans­mi­tien­do muy bien los momen­tos ínti­mos del rela­to don­de pri­vi­le­gia más a Peter como indi­vi­duo corrien­te que a su para­le­la per­so­na­li­dad; así brin­da un toque román­ti­co a esta his­to­ria a tra­vés de la fres­cu­ra espon­tá­nea que sur­ge en la rela­ción sen­ti­men­tal del mucha­cho y Gwen. Gar­field, a pesar de que en la reali­dad supera amplia­men­te la edad de su per­so­na­je, ofre­ce una muy bue­na inter­pre­ta­ción del ado­les­cen­te vul­ne­ra­ble e inse­gu­ro por el aban­dono de sus padres pero que a tra­vés de su trans­for­ma­ción ines­pe­ra­da y del amor de la chi­ca a quien quie­re logra recu­pe­rar su auto­es­ti­ma y con­fian­za. Por su par­te, Sto­ne otor­ga dul­zu­ra y espon­ta­nei­dad a su per­so­na­je esta­ble­cien­do una logra­da quí­mi­ca en el víncu­lo con Peter. Webb tam­bién obtu­vo bue­nas inter­pre­ta­cio­nes del res­to del elen­co don­de se des­ta­can Field, Sheen, Ifans y Denis Leary.

Aun­que en los tiem­pos actua­les ya no hay más sor­pre­sas en mate­ria téc­ni­ca, los resul­ta­dos en este sen­ti­do son satis­fac­to­rios don­de el empleo de 3D con el uso de los ante­ojos tri­di­men­sio­na­les refuer­za muy bien las esce­nas de mayor tensión.

Aun­que el rit­mo del film es por lo gene­ral flui­do, su dura­ción de más de dos horas podría ser aco­ta­da en su tra­mo final en la medi­da que se ale­tar­ga sin necesidad.

Con­clu­sión: Aun­que sin mayor pro­fun­di­dad psi­co­ló­gi­ca, esta nue­va ver­sión sin ser espec­ta­cu­lar logra su pro­pó­si­to de entre­te­ner, en gran par­te gra­cias a Andrew Gar­field infun­dien­do con­vic­ción al popu­lar per­so­na­je. Jor­ge Gutman