Un Empre­sa­rio Inno­va­dor Excepcional

JOBS. Esta­dos Uni­dos, 2013. Un film de Joshua Michael Stern. 

Toman­do como refe­ren­cia 22 años en la vida de Ste­ve Jobs, el rea­li­za­dor Joshua Michael Stern ofre­ce un rela­to bio­grá­fi­co del bri­llan­te cofun­da­dor de Apple que aun­que no agre­ga mucho a lo que ya se cono­ce de él, está ágil­men­te narra­do y sin duda con­ci­ta­rá la aten­ción del gran públi­co que admi­ra y vene­ra su genial obra.

Ashton Kutcher

Ash­ton Kutcher

Basa­do en un guión de Matt Whi­te­ley la his­to­ria comien­za con una bre­ve pre­sen­ta­ción que rea­li­za Jobs (Ash­ton Kut­cher) fren­te a una audien­cia de jóve­nes en 2001 para dar a cono­cer el I Pod. De allí, el rela­to retro­ce­de en el tiem­po para ubi­car­se en 1974 cuan­do el joven Ste­ve aban­do­na sus estu­dios uni­ver­si­ta­rios en Reed Colle­ge para desem­pe­ñar­se como téc­ni­co en una manu­fac­tu­ra de jue­gos de video, aun­que está acti­vi­dad dis­ta de satis­fa­cer­lo por­que aspi­ra a un por­ve­nir mucho más ambi­cio­so. Des­pués de efec­tuar un via­je a la India con su ami­go Daniel Kott­ke (Lukas Haas), entra en con­tac­to con Ste­ve Woz­niak –de sobre­nom­bre Woz- (Josh Gad), un com­pa­ñe­ro de sus años de ado­les­cen­cia quien es un gran exper­to en pro­gra­ma­ción infor­má­ti­ca. De allí en más todo iría a cam­biar para el futu­ro exi­to­so empre­sa­rio; com­bi­nan­do sus exce­len­tes habi­li­da­des de mar­ke­ting con el cono­ci­mien­to tec­no­ló­gi­co de Woz, los dos comien­zan a tra­ba­jar en un sub­ur­bano gara­je de los padres adop­ti­vos de Jobs (Les­lie Ann Warren y John Getz) ubi­ca­do en Palo Alto, Cali­for­nia, con el pro­pó­si­to de fabri­car y ven­der compu­tado­res per­so­na­les, inexis­ten­tes has­ta ese enton­ces. Con el apo­yo finan­cie­ro de Mike Mark­ku­la (Der­mot Mul­ro­ney), un ex emplea­do de Intel, el pro­yec­to va desa­rro­llán­do­se has­ta adqui­rir for­ma total con la crea­ción de Apple en 1976. 

El film pos­te­rior­men­te pasa revis­ta al camino reco­rri­do por nues­tro héroe, des­de que Apple se con­vier­te en una cor­po­ra­ción glo­bal, pasan­do por el des­pi­do que es obje­to en 1985 de la empre­sa que fun­dó por su esti­lo per­so­nal de con­fron­ta­ción con algu­nos de los miem­bros del direc­to­rio al que­rer desa­fiar al gigan­te de IBM, has­ta que años des­pués, cuan­do la fir­ma se encuen­tra en serias difi­cul­ta­des finan­cie­ras, es lla­ma­do para actuar como ase­sor don­de final­men­te ter­mi­na lide­ran­do la com­pa­ñía como pre­si­den­te del directorio.

Curio­sa­men­te, el rela­to se detie­ne en for­ma abrup­ta en 1996 sin abor­dar lo que acon­te­ció en los años pos­te­rio­res en la segun­da y más impor­tan­te eta­pa de su carre­ra pro­fe­sio­nal; al optar por ese camino, que­da sin expli­ca­ción cómo y de que modo Jobs logró sus suce­si­vos éxi­tos con la con­cep­ción de nume­ro­sos pro­duc­tos revo­lu­cio­na­rios. Como bien es sabi­do, aun­que el film no lo con­si­de­re, su lide­raz­go visio­na­rio y su espí­ri­tu empre­sa­rial lo con­vir­tie­ron a la fecha de su muer­te en octu­bre de 2011, en una figu­ra míti­ca que modi­fi­có radi­cal­men­te el cur­so de la tec­no­lo­gía exis­ten­te; no hay duda algu­na sobre su influen­cia enor­me en el com­por­ta­mien­to cul­tu­ral de la gene­ra­ción actual, tan­to en las nue­vas for­mas de tra­ba­jo, comu­ni­ca­ción e infor­ma­ción, como en la inno­va­ción rea­li­za­da en la indus­tria del entre­te­ni­mien­to de los Esta­dos Unidos. 

Aun­que el guión des­ta­ca a Jobs como un empre­sa­rio inno­va­dor, caris­má­ti­co y due­ño de una extra­or­di­na­ria inte­li­gen­cia, de nin­gu­na mane­ra se mues­tra com­pla­cien­te con él. Así que­dan refle­ja­dos, aspec­tos tur­bios de su per­so­na­li­dad mer­cu­rial, con mani­fes­ta­cio­nes vio­len­tas hacia aqué­llos que pue­den dudar o no creer total­men­te en él, mos­trán­do­lo tam­bién como un indi­vi­duo sin com­pa­sión al des­pe­dir en for­ma inme­re­ci­da a algu­nos emplea­dos que cola­bo­ra­ban leal­men­te con él; peor aún, su insen­si­bi­li­dad se mani­fies­ta cuan­do no tie­ne repa­ros en expul­sar de su casa a la com­pa­ñe­ra (Ahna O’Reilly) con quien vivía cuan­do le anun­cia que está emba­ra­za­da, aun­que años des­pués ter­mi­na­ría reco­no­cien­do a la hija de esa unión. 

Físi­ca y emo­cio­nal­men­te, Kut­cher brin­da una dimen­sión sufi­cien­te­men­te satis­fac­to­ria de la per­so­na­li­dad de Jobs, en lo que hace a su tono de voz, sus exabrup­tos tem­pe­ra­men­ta­les, su movi­mien­to un poco encor­va­do al cami­nar como así tam­bién a los fac­to­res psi­co­ló­gi­cos que mode­la­ron su con­duc­ta. En otros pape­les de apo­yo, no des­en­to­nan Mul­ro­ney, Matthew Modi­ne, J.K. Sim­mons y muy en espe­cial cabe des­ta­car a Gad como el sen­si­ble cola­bo­ra­dor e inter­lo­cu­tor de Jobs. 

Con­clu­sión: El extra­or­di­na­rio lega­do de Jobs que­da tes­ti­mo­nia­do en un rela­to que, aun­que incon­clu­so, se des­ta­ca por su sen­ci­llez, su carác­ter afec­ti­vo y por resul­tar entre­te­ni­do. Jor­ge Gutman