TO ROME WITH LOVE. Italia-Estados Unidos, 2012. Un film escrito y dirigido por Woody Allen. Elenco: Woody Allen, Alec Baldwin, Roberto Benigni, Penélope Cruz, Judy Davis, Jesse Eisenberg
Después del gran éxito de crítica y público obtenido el año pasado con Midnight in París, Woody Allen decidió volver a Europa para ubicar su cámara esta vez en Roma. En To Rome with Love el director no estuvo tan inspirado como en su film precedente y el resultado es una película que se sostiene más por la ingeniosidad de sus diálogos que por su real contenido.
Sin disimular el carácter de tarjeta postal dedicada a la Ciudad Eterna donde no faltan las típicas vistas de Piazza Spagna, la Fontana di Trevi, Trastevere, Coliseo junto con la introducción y cierre musical del tema Volare de Domenico Modugno, Allen estructuró su film en torno a 4 breves relatos que allí tienen lugar. Estas historias no están vinculadas entre sí ni tampoco transcurren en igual período de tiempo, pero sirven como excusa para ilustrar algunas de las preocupaciones y obsesiones que su autor manifestara en otros títulos de su filmografía, aunque en este caso sin innovar.
De sus episodios, el mejor es aquél en que Allen se reserva un papel animando a Jerry, un director de ópera ya retirado que junto con su esposa psiquiatra (Judy Davis) viajan a Roma para conocer al novio italiano (Flavio Parenti) de su hija (Alison Pill). Cuando Jerry llega encontrar al padre de su futuro yerno (Fabio Armiliato) descubre que tiene una hermosa voz de tenor que solamente se aprecia cuando canta bajo la ducha; además de las espontáneas carcajadas y los gags visuales que suscita ese hecho, este capítulo también se presta para que el personaje de Allen (suerte de alter ego) manifieste su aprehensión para viajar en avión, su frustración con el psicoanálisis así como su preferencia de trabajar para seguir gozando de la vida antes que permanecer jubilado.
En otra historia, se contempla a John (Alec Baldwin), un arquitecto que visita Roma y que después de conocer a Jack (Jesse Eisenberg), un joven estudiante de arquitectura que vive en pareja con Sally (Greta Gerwig), por imperio de las circunstancias se convierte en su imaginario amigo. Eso se produce cuando la joven pareja recibe de visita a Mónica (Ellen Page), una amiga de Sally que también es actriz y además una neurótica seductora que llegará a conquistar el corazón de Jack. En forma risueña pero sin profundizar demasiado, Allen vuelca algunas experiencias de su propia vida abordando levemente el adulterio, sentimiento de culpa y otras inquietudes afines.
Un tercer episodio presenta a Antonio y Milly (Alessandro Tiberi, Alessandra Mastronardi), una pareja de recién casados que llegan a Roma para visitar a los familiares del novio. Cuando ella decide ir a la peluquería y Antonio decide aguardarla en la habitación del hotel, inesperadamente éste recibe por equivocación la visita de una prostituta de lujo (Penélope Cruz) quien lo confunde con un cliente. Nuevamente la infidelidad asoma en esta trama no muy ocurrente pero que seguramente fue concebida aprovechando la belleza y popularidad de la guapísima Cruz.
La restante historia es una sátira al culto de la celebridad, tema que Allen abordó con mejor fortuna en Celebrity (1998). En la misma, Roberto Benigni anima a un hombre de familia que trabaja en una oficina que repentina y temporalmente se convierte en una popular figura de la televisión. Éste es el pretexto para que Allen lance sus dardos sobre los fotógrafos reporteros, la vacuidad de los reportajes que los periodistas suelen efectuar a los “famosos”, el acoso a la intimidad personal y familiar y otros temas vinculados para finalmente ilustrar cómo la fama se desvanece cuando el hechizo se quiebra.
En forma global, sin aportar nada nuevo, el film se valoriza por el eficiente desempeño del elenco participante. Los clisés del film se compensan en parte por algunos diálogos brillantes, las referencias intelectuales que como de costumbre el realizador suele deslizar en sus filmes y la inclusión de algunos extractos de ópera (arias de I Pagliacci de Leoncavallo y Turandot de Puccini) confirmando la pasión que siente por el género lírico.
Conclusión. El público asiste a una liviana y desigual comedia que podría haber sido superior si el inteligente realizador exigiese un poco más de sí mismo revisando el guión preparado a fin de infundirle mayor rigurosidad y solidez. Jorge Gutman