THE MASTER. Estados Unidos, 2012. Un film escrito y dirigido por Paul Thomas Anderson. Elenco: Joaquin Phoenix, Philip Seymour Hoffman, Amy Adams
Después de 4 años de There will be Blood -una profunda meditación sobre la ambición desmedida, la codicia, el poder y la misantropía humana- Paul Thomas Anderson retorna con The Master, una obra ambiciosa, extraña, provocativa, compleja, absorbente y magníficamente realizada.
Tratando de penetrar en los complicados vericuetos del alma humana, el relato de Anderson desnuda en forma visceral a sus dos personajes protagónicos reforzado por la hipnótica caracterización que brindan Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman.
Ubicado pocos años después de la Segunda Guerra, el relato introduce a Freddy Queel (Phoenix), un veterano que participó en la marina estadounidense y que hoy es prácticamente un estropajo de individuo llevando una vida vagabunda; así, duerme en cualquier lugar, come con lo que puede robar y además es adicto a la bebida. Con mínimos diálogos, bastan las primeras imágenes para que claramente quede reflejada la inestabilidad emocional de Freddy.
Después de haber logrado un trabajo como fotógrafo en una galería comercial y de la que es despedido al poco tiempo, Freddy ‑en estado de total ebriedad- se infiltra como polizonte en un yate que realiza un trayecto desde San Francisco a Nueva York y ahí llega a conocer a Lancaster Dodd (Hoffman), quien se presenta como científico, escritor y filósofo; en el navío hay un grupo de pasajeros que forman parte de la Causa, una escuela filosófica liderada por Dodd que se basa en la creencia de que cada persona ha vivido varias vidas a través de millones de años y que mediante la regresión efectuada a las mismas es posible eliminar los traumas y falencias emocionales que lo aquejan liberando a la mente de impulsos negativos. Inmediatamente queda establecida una conexión entre Freddy, un alma en pena y en busca de solaz, y Dodd, un hábil y carismático maestro que sabe muy bien cómo manejar y conducirse con su discípulo a través de una terapia particular e hipnótica. Con un lenguaje escueto y preciso Anderson describe la evolución de este singular vínculo hasta el momento en que Freddy comienza a cuestionar a su líder.
No conviene adelantar más sobre lo que sobreviene para no malograr el interés del potencial espectador. Lo importante es que Anderson en su condición de cineasta demuestra poseer bastantes conocimientos de psicología para adentrarse en los mecanismos complejos de la manipulación humana y de los mecanismos de poder; así ilustra el modo en que seres frágiles de afecto necesitan de alguien o de algo en que apoyarse para restaurar la esperanza necesaria y poder seguir viviendo.
Si bien tiene importancia la historia concebida por el realizador, la verdadera esencia del film está centralizada en sus dos personajes centrales. Es prácticamente imposible volcar en palabras la emoción que envuelve al público contemplándolos en una relación de fascinante simbiosis. Cualquier elogio resulta insuficiente para destacar el tour de force ofrecido por Phoenix y Hoffman; ambos parecerían estar posesionados por alguna fuerza sobrenatural al ofrecer una actuación de antología difícil de olvidar. Para citar algunos ejemplos, basta apreciar el modo en que Lancaster maneja a su potencial alumno en las sesiones del proceso que consiste en un interrogatorio previo a ser admitido en la Causa. En otra escena, se contempla a Freddie quien estando en prisión se desplaza como un animalito salvaje en el reducido espacio de su celda, golpeando en los muros de la misma. No menos admirable es asistir al cambio de humor de Dodd, donde este mesiánico personaje puede pasar de un estado tranquilo como un seductor de particular encanto hasta otro momento anímico de violencia explosiva tratando de defender su movimiento ante quienes lo critican. En otras palabras, la energía volcada por ambos actores –cada uno en lo suyo- es digna de encomio y realmente se hace difícil decidir quién supera a quién en sus respectivos personajes. La maravillosa actuación de estos actores no desmerece el mérito de Amy Adams quien se destaca como la amable esposa del “master” que progresivamente va transformándose en una especie de “lady Macbeth” tratando de evitar que la línea programática de la Causa llegue a ser desviada.
Anderson ofrece una obra de gran preciosismo visual, en gran parte gracias al director de fotografía Mihai Malaimare Jr. quien recreó acertadamente la atmósfera de la época en que transcurre el relato logrando imágenes de magnífica textura y claridad.
Conclusión: The Master es un film complejo planteando preguntas pero sin respuestas precisas a las mismas; eso es comprensible porque el comportamiento humano es muchas veces indescifrable y la relación que puede crearse entre dos personas, como en este caso la de maestro y discípulo o amo y esclavo si así se lo quiere llamar, puede resultar difícil de racionalizar. De todos modos y más allá de la opinión personal de cada espectador está claro que sus memorables escenas, diálogos articulados e insuperables actuaciones lo convierten en un film de gran calidad artística. Jorge Gutman