THE SAPPHIRES. Australia, 2012. Un film de Wayne Blair
Con un guión de Keith Thompson y Tony Briggs, el realizador Wayne Blair logró un film que a pesar de ser predecible y no del todo perfecto se destaca como una comedia que resulta difícil resistirse a sus encantos. Lo que valoriza a este film es la entusiasta actuación de un grupo de chicas jóvenes que saben generar de inmediato una exuberante simpatía por parte del público.
La acción transcurre en los últimos años de la década del 60, en una reserva ubicada en el corazón de Australia donde tres jóvenes hermanas nativas, Gail (Deborah Mailman), Cynthia (Miranda Tapsell) y Julie (Jessica Mauboy), deciden participar en una competencia local de música country. Aunque la bien merecida victoria les es denegada por un juez prejuicioso cuyo racismo ignora sus condiciones artísticas, la ocasión sirve para que sean descubiertas por Dave (Chris O’Dowd), un músico irlandés promotor de talentos que está convencido de sus condiciones artísticas. Es ahí donde él logra convencerlas para que dejen su país y sus tonadas locales a fin de viajar a Vietnam y entretener a las tropas de los Estados Unidos allí apostadas. De este modo estas hermanas junto con su prima Kay (Shari Sebbens) que se une al grupo, bajo el liderazgo de Dave que se convierte en su virtual empresario viajan al sudeste asiático y en medio del fuego que aqueja a la región, el conjunto que adopta como nombre The Sapphires vuelca su energía cantando música soul para gran complacencia de su particular audiencia. No es necesario seguir adelantando los pormenores de esta riesgosa aventura pero cabe señalar que a pesar del contorno lúgubre que ofrece el escenario bélico, el film mantiene un espíritu tonificante que contagia permanentemente al espectador, reforzado por situaciones humorísticas muy bien logradas.
Se podrá objetar que las peripecias vividas en Vietnam no logran una completa satisfactoria dramatización; sin embargo el relato mantiene vivo el interés por varias otras razones. Una de las mismas está centrada en su música a través de las agradables tonadas ‑entre las mismas figuran clásicos como Soul Man, I can’t help myself- que interpretan las muchachas. No menos importante es que el film logra reflejar algunas notas oscuras de la sociedad australiana de aquella época vinculadas con su pasado histórico. Así, las características raciales discriminando a la población aborigen a la que se la considera como gente de condición inferior y los prejuicios emergentes, brindan una clara idea sobre las condiciones sociales imperantes donde hace muy poco tiempo los australianos autóctonos obtuvieron el legítimo derecho ciudadano de votar.
La historia es lineal y sin mayores complicaciones narrativas; pero, como quedó dicho anteriormente, el film atrapa por la excelente interpretación, la calidez del relato y sus buenas canciones. Jorge Gutman