EDGE OF TOMORROW. Estados Unidos, 2014. Un film de Doug Liman
Adoptando como referencia la novela gráfica All You Need Is Kill de Hiroshi Sakurazaka, el director Doug Liman ofrece un relato de acción dentro del género de ciencia ficción que entretiene lo suficientemente para todo aquel espectador que esté dispuesto a dejar a un lado su mente y simplemente dejarse llevar por las improbables situaciones del relato motivadas por una invasión alienígena que invade el planeta Tierra.
La acción que se desarrolla en un futuro no muy lejano comienza cuando el publicista americano William Cage (Tom Cruise) devenido militar con el rango de mayor se encuentra en Londres recibiendo instrucciones de un general británico (Brendan Gleeson) para intervenir con las fuerzas aliadas en la lucha contra los Mimics; se trata de extraterrestres que ocupan una parte de la tierra incluyendo a Europa con la intención de destruirla. Como William no ha tenido experiencia en la materia porque jamás ha combatido no desea participar, pero su negativa motiva a que sea degradado y obligado como simple soldado a participar en la gran batalla que se habrá de librar en Normandía contra el enemigo exterminador. Al poco tiempo este antihéroe cobarde termina derrotado y muerto en el campo de lucha.
De allí en más el guión se vale del recurso ya visto en otros filmes (Groundhog Day) donde la acción retrocede al comienzo para ver a William revivido y enfrentando nuevamente al general, aunque en esta oportunidad con la experiencia de saber qué es lo que le ha acontecido en su último día de vida anterior; a eso se debe agregar que nuevamente pasará por los momentos del combate, con el mismo desenlace mortal, dando lugar a un ciclo de vida, muerte y resurrección, que se va repitiendo continuadamente. A través de cada uno de sus nuevos capítulos de vida, William entra en contacto con la heroína soldado Rita Vrataski (Emily Blunt) que gracias a las victorias logradas en el pasado atravesando un fenómeno similar, recibe de ella valiosa información y juntos serán capaces de salvar a la humanidad de los demoledores extraterrestres.
Aunque el material ofrecido no deja mucho margen para la reflexión, con todo es posible inferir algunas conclusiones; si el ser humano tuviese oportunidad de volver a vivir y manejar convenientemente el transcurso del tiempo, estaría alertado para no cometer errores pasados y estar mejor preparado para afrontar los inconvenientes futuros; eso es precisamente lo que acontece con William, donde a medida que va reviviendo después de cada muerte, está mejor preparado para enfrentar a las fuerzas que se le oponen, conocer sus estrategias y llegar a vencerlas.
Más allá de esta experiencia singular, lo que brinda interés a este thriller es la forma en que Liman ha encarado las repeticiones sin que esa circunstancia se vuelva monótona para el espectador; eso se debe en parte a que este relato, conciso y bien narrado dentro de sus limitaciones, se revela lo suficientemente ingenioso al introducir giros inesperados en cada una de las mencionadas secuencias, así como por el sorprendente humor sarcástico ofrecido en diversos gags del relato permitiendo de este modo que el público asista a algo más que lo que el tradicional espectáculo de acción suele ofrecer.
Jorge Gutman