TAMMY. Estados Unidos, 2014. Un film de Ben Falcone
En un film que reúne a varios actores de probado talento resulta lamentable comprobar cómo sus actuaciones quedan diluidas en esta inepta comedia disparatada. El matrimonio de la vida real integrado por Melissa McCarthy y Ben Falcone unió sus esfuerzos para que la primera en carácter de protagonista, el segundo como realizador y juntos como guionistas fueran responsables de una historia sin ton ni son y en donde los efectos cómicos que se intenta lograr son más bien esporádicos y sin inspiración.
El relato gira en torno de Tammy (McCarthy), una mal hablada, agresiva y grosera mujer que llega tarde a su trabajo en un restaurante de comida rápida motivando que su patrón (Falcone) la despide por sucesivas reiteraciones de incumplimiento de horario. Su reacción es violenta generando una supuesta situación de comedia carente de gracia. Al regresar a su hogar y descubrir que su marido (Nat Faxon) la engaña con una vecina (Toni Collette) ella se dirige a la casa de su madre (Allison Janney) donde también habita su alcohólica y diabética abuela Pearl (Susan Sarandon). Decidida a abandonar el pueblo donde vive, Tammy logra que Pearl le preste su coche y juntas se lanzan a la carretera teniendo como meta las Cataratas del Niágara. Durante ese viaje se produce una sucesión de situaciones anodinas que no vale la pena reseñar hasta llegar a un desenlace color de rosa.
Concebido con el único propósito de explotar la veta cómica de McCarthy, Falcone brinda un relato sin una mínima caracterización de sus personajes y con una dirección desprolija y descuidada. Así, entre otros detalles, atendiendo a la edad real de las actrices es imposible concebir haber elegido a Janney para el rol de la madre de Tammy y menos aún a Sarandon como su abuela. Pero lo peor acontece con la poca imaginación del guión que “milagrosamente” transforma un personaje burdo como el de Tammy en una mujer tierna que es capaz de conmover el corazón de un ingenuo pretendiente (Mark Duplass); por si eso fuera poco, al final del periplo la abuela Pearl deja de ser alcohólica.
A nivel de interpretación es frustrante comprobar que actores de la categoría de Sarandon, Duplass, Collette, Kathy Bates, Dan Aykroyd, entre otros, hayan prestado su colaboración en un film decididamente flojo y aburrido.
Conclusión: Una comedia sin gracia, pobremente dirigida y que constituye un paso en falso para todos los involucrados en este olvidable proyecto. Jorge Gutman