THE NOVEMBER MAN. Estados Unidos, 2014. Un film de Roger Donaldson
Aquellos espectadores que disfrutaron de las aventuras de James Bond teniendo a Pierce Brosnan como el agente 007 repetirán similar experiencia con The November Man. Se trata de un relato con adecuada dosis de acción que a pesar de la familiaridad de lo expuesto cubre con la dosis mínima necesaria para conformar a un público deseoso de volver a ver a Brosnan en un film de espionaje.
En base a la novela homónima de Bill Granger, el veterano actor irlandés anima a Peter Devereaux, un ex funcionario de la CIA, que después de cinco años de su retiro es convocado por la agencia para asistir a Natalia (Mediha Musliovic); se trata de una mujer que fue el gran amor de su vida y que ahora está embarcada como espía en Rusia para investigar las andanzas de Arkady Federov (Lazar Ristovsky), un corrupto ex general ruso con aspiraciones presidenciales. Cuando Devereaux observa cómo ella es friamente asesinada por David Mason (Luke Bracey), quien en el pasado fuera su protegido y hoy es un agente letal de la CIA, comienza la ardua tarea de investigar las razones por las que Natalia fue eliminada. Para ello se dirige a Belgrado donde encuentra a Alice Fournier (Olga Kurylenko), una trabajadora social que se dedica a atender a las víctimas de traficantes humanos que pululan en Europa; precisamente ella puede conducirle a localizar a una joven mujer cuyo testimonio puede hacer peligrar el objetivo que persigue Federov debido a las atrocidades que él cometió en la guerra de Chechenia.
La trama es enredada y a medida que el relato evoluciona van surgiendo nuevas complicaciones que Devereaux debe superar. En todo caso, la historia demuestra una vez más la duplicidad de la actuación de la CIA, así como las actitudes amorales a las que muchas veces deben prestarse quienes trabajan para dicho organismo. En un juego parecido al del gato con el ratón, se asiste a un relato donde no están ausentes las conspiraciones, lealtades circunstanciales, traiciones a granel y en donde no existe nadie en quien confiar.
Donaldson ofrece un film que a pesar de ciertas inconsistencias de ningún modo desencanta. A Brosnan no le resulta difícil amoldarse al rol que desempeña y el resto del elenco sin llegar a resaltar se desempeña correctamente. En los renglones técnicos, la fotografía de Romain Lacourbas capta interesantes lugares de Serbia que, no han sido frecuentados por el cine en tanto que la música de Marco Beltrami resulta funcional a la historia narrada.
Conclusión. Un moderado entretenimiento bien filmado que sin ser excepcional llega a conformar. Jorge Gutman