PETER ET ALICE – Autor: John Logan — Dirección:Hugo Bélanger – Elenco: Béatrice Picard, Carl Poliquin, Félix Beaulieu-Duchesneau, Marie-Eve Milot, Éric Paulhus, Sébastien René, Jean-Guy Viau — Decorados: Geneviève Lizotte — Vestuario: Patrice Charbonneau-Brunelle – Iluminación: Luc Prairie – Música: Patrice d’Aragon Duración: 1h50 (sin entreacto). Representaciones: Hasta el 18 de octubre de 2014 en el Théâtre Jean-Duceppe (www.duceppe.com)
Tomando como referencia a James Matthew Barrie, autor de Peter Pan (1904) y Lewis Carroll (cuyo verdadero nombre fue Charles Lutwidge Dodson), creador de Alicia en el País de las Maravillas (1865), John Logan recrea un encuentro que tuvo lugar entre los protagonistas de estas dos obras para especulativamente ofrecer una mirada nostálgica de cómo han sido sus vidas.
En junio de 1932, en el marco de la parte trasera de la librería Bumpus de Londres se hallan Alice Liddell Hargreaves (Béatrice Picard), una mujer octogenaria y Peter Llewelyn Davies (Carl Poliquin), de aproximadamente 30 años de edad donde se efectúa una exposición celebrando el centenario del nacimiento de Lewis Carroll; ella ha sido la musa inspiradora cuando a los 10 años de edad permitió a su autor concebir a la famosa Alicia que deambulará en un mítico mundo fantástico y está a punto de publicar sus memorias en torno a ese hecho; él por su parte es un editor que permitió a J.M. Barrie crear el famoso personaje del adulto que se resiste a crecer y que ahora se encuentra interesado por las memorias de la anciana. Si bien en un comienzo Alice demuestra cierta resistencia frente al joven, una vez vencida la frialdad inicial se produce un diálogo entre ambos y es allí que Logan imagina lo que pudo haber sido ese encuentro.
Rememorando el pasado, pareciera que ninguno de los dos tuvo una vida fácil y en esas conversaciones ambos protagonistas tratan de liberar los demonios internos que han afectado sus respectivas infancias y juventud en parte adjudicada a la experiencia atravesada por Peter durante sus años de servicio militar durante la primera guerra.
Esencialmente no hay mucho más que la obra quisiera expresar, pero lo que se destaca en ella es cómo la realidad se entremezcla con la fantasía y a partir de allí van surgiendo los autores de ambas obras como también los personajes de ambos cuentos que los animan dando lugar a un viaje singular. Más que una obra de contenido dramático en el fondo se trata de una fantasía donde la vida parecería imitar al arte a través de un juego de espejos originalmente concebidos.
Esta obra descansa fundamentalmente en la dimensión que los actores brindan a sus personajes. Cuando esta pieza se estrenó el año pasado en Londres tuvo como atractivo fundamental la presencia de esa gran dama de la escena que es Judy Dench y que está muy consustanciada con los trabajos del autor. En este caso se puede afirmar que Béatrice Picard ofrece una excelente caracterización de su personaje, mientras que el resto del elenco no desentona al lado de ella.
Hugo Bélanger entremezcla la acción presente con las escenas de fantasía logrando un adecuado equilibrio a través del cruce de personalidades de personajes reales y ficticios. En otros aspectos los decorados así como la iluminación crean el clima adecuado para que resulte convincente lo que acontece en el escenario.
Conclusión: Sin que se trate de una obra demasiado trascendente, la conjunción de los factores mencionados contribuye a una satisfactoria velada teatral. Jorge Gutman