THE BOOK OF LIFE. Estados Unidos, 2014. Un film de Jorge R. Gutiérrez
Con un despliegue visual a todas luces maravilloso, este film animado de Jorge R. Gutiérrez está embebido en la riqueza del folclor mexicano con la gran virtud de no sucumbir a estereotipos hollywoodenses. Inspirado en el Día de los Muertos que anualmente se celebra en México el día 2 de noviembre, fecha en que la mayoría de los mexicanos recuerdan a sus difuntos, The Book of Life que transcurre en el país azteca y en ese día preciso impresiona fundamentalmente por la excelente iconografía representativa de la mitología popular y que el público, sobre todo el de América Latina, sabrá apreciar.
La historia comienza con un grupo de estudiantes que bajan del autobús escolar y junto a una dinámica guía (Christina Applegate) entran a un museo en donde está expuesto El Libro de la Vida. A través de su lectura, los personajes cobran vida comenzando por el trío central integrado por la vivaz María (Zoe Saldana), el torero Manolo (Diego Luna) que más bien prefiere ser cantante y guitarrista, y Joaquín (Channing Tatum) quien es un héroe militar desplegando en su pecho las medallas recibidas. Aunque amigos desde la infancia, Manolo y Joaquín rivalizan por el amor de María.
En base a lo que antecede aparecen en la escena dos deidades representadas por La Muerte (Kate del Castillo) que gobierna la Tierra de los Recordados y su marido Xibalba (Ron Perlman) que preside la Tierra de los Olvidados. Cada uno apuesta sobre quién habrá de ganar el corazón de María; mientras que ella apuesta por Manolo, Xibalba lo hace por Joaquín.
No importa seguir con la narración de la historia que si bien porta un mensaje positivo sobre cómo honrar la memoria y el recuerdo de los seres queridos desaparecidos, a mitad de camino va incorporando complicaciones innecesarias que gravitan en la fluidez del relato. Con todo, hay varios aspectos que compensan ampliamente las observaciones señaladas, a saber: la estética original empleada es digna de encomio; la animación digital es eficazmente manejada y realzada con los efectos de la tercera dimensión; el diseño de los personajes a través de simpáticos muñecos de madera permite transmitir la ternura emergente de los mismos como si fuesen humanos; las prestaciones vocales son irreprochables (con especiales contribuciones de Plácido Domingo, Héctor Elizondo, Danny Trejo, Don Navarro y Gabriel Iglesias entre otros); la presencia de un humor socarrón matiza muy bien algunos momentos lúgubres; finalmente la música encuentra un decidido aliado en Gustavo Santaolalla ‑dos veces ganador del Oscar-quien aporta agradables temas propios y otros ajenos muy bien insertados, enriqueciendo de este modo a esta ambiciosa fantasía. Jorge Gutman