THE HUNGER GAMES: MOCKINGJAY PART 1. Estados Unidos, 2014. Un film de Francis Lawrence
El traslado a la pantalla del último libro de la saga de Suzanne Collins quedó dividido en dos partes, emulando de este modo a los filmes de Harry Potter y de Twilight para postergar su desenlace por razones meramente comerciales. Por lo tanto, resulta difícil realizar una apreciación objetiva sobre lo que Mockingjay Part 1 relata sin conocer aún su entrega final y de allí que este comentario no sea exhaustivo ni tampoco definitivo.
Retomando la conclusión del segundo capítulo se observa al comienzo de este film a Katniss (Jennifer Lawrence) confinada en el bunker secreto del Distrito 13 al cual se lo creía desaparecido, en tanto que Peeta (Josh Hutcherson), su compañero de juegos, ha sido capturado por el gobierno y llevado al Capitolio. En su refugio, la presidenta Alma Coin (Julianne Moore) del Distrito 13 y su colaborador Plutarch (Philip Seymour Hoffman, a quien el film está dedicado) tratan de convencer a Katniss –dada su gran popularidad- para que se convierta en el emblema de la revolución e inste a los restantes distritos para que unidos participen en la revuelta contra el presidente Snow (Donald Sutherland). La joven heroína después de haber comprobado el estado en ruinas del Distrito 12 al que ella pertenecía, acepta la proposición con la condición de rescatar a Peeta (Josh Hutcherson), quien ha sido drogado y objeto de un lavado de cerebro durante su encierro, y a los otros tributos prisioneros en el Capitolio.
A diferencia de los dos primeros filmes de la trilogía, aquí están ausentes los juegos letales; en su lugar lo que trasciende es la insubordinación que se va gestando con la presencia de Katniss quien asume su nuevo rol de símbolo de la libertad y propagandista revolucionaria.
Lo que en términos narrativos alcanzaría a apenas una hora de metraje, este film de transición duplica su duración con muchas escenas redundantes y a veces repetitivas que terminan fatigando. Aunque algunos momentos de acción están bien presentados, éstos no alcanzan a compensar la debilidad del relato. Lo mejor de la película es la actuación de Lawrence quien infunde carnadura emocional como la intrépida joven que inesperadamente debe enfrentar los embrollos políticos para contribuir a que el pueblo de Panem recobre su dignidad y supere la pobreza al que está sometido bajo la autoridad de su déspota dictador.
Al concluir esta desnivelada y endeble primera parte, todo parece quedar orquestado para el enfrentamiento final de opresores y oprimidos; el resultado del mismo se conocerá cuando se estrene la conclusión de esta historia en noviembre de 2015. Jorge Gutman