PARTY GIRL. Francia, 2014. Un film escrito y dirigido por Marie Amachoukeli, Claire Burger y Samuel Theis.
Este film que este año fue distinguido con la Cámara de Oro –premio a la mejor ópera prima presentada en el Festival de Cannes- se caracteriza por estar inspirado en la vida de su verdadera protagonista Angélique Litzenburger; unido a ello, habría que agregar que de los tres realizadores del film, Marie Amachoukeli, Claire Burger y Samuel Theis, éste último es el hijo de Angélique y parte de los actores no profesionales están integrados por miembros de su familia. De allí que el resultado de este relato podría encasillarse en una suerte de cine de realidad (cinéma verité) o bien como un documental, aunque esté concebido como una historia de ficción.
El tema central gira en torno de Angélique (Litzenburger interpretándose a sí misma), quien es una dama sexagenaria que durante toda su vida activa se desempeñó como cabaretera de un club nocturno ubicado en la ciudad francesa de Metz, cerca de la frontera con Alemania; su tarea consistía en socializar con la clientela masculina para hacerlos consumir bebidas alcohólicas del establecimiento. Esa actividad la sigue desarrollando cuando el film se inicia, en donde se la muestra compartiendo con otras compañeras del lugar; todo ese ambiente está descripto delicadamente sin la inclusión de escenas sexuales. Uno de los aspectos interesantes del relato es que a pesar de la vida que ha llevado Angélique pudo formar una familia integrada por 4 hijos, de los cuales tres de ellos, Sam (Samuel Theis) Mario (Mario Theis) y Séverine (Séverine Litzenburger) han mantenido un contacto permanente con ella, a diferencia de Cynthia (Cynthia Litzenburger) quien a los 6 años de edad fue apartada de su madre para vivir en el hogar de una familia sustituta.
El elemento que motoriza la historia es la presencia de Michel (Joseph Bour), un cliente que en el pasado frecuentó el cabaret y que sintiendo un profundo amor por Angélique le propone casamiento; habiendo sida sorprendida por tal anuncio y considerando que no se trata de una broma, ella finalmente asiente aunque no muy convencida del paso decisivo que adoptará al tener que modificar por completo su estilo de vida. A partir de allí ambos viven juntos aguardando el momento en que se casarán formalmente. Un gran dilema se le presenta a esta sensible mujer cuando a medida que van transcurriendo los días previos a la boda, comprueba que lo que la liga al bondadoso Michel es un estimable cariño pero que en última instancia no es amor lo que siente por él. ¿Cuál es la decisión que adoptará? ¿Casarse con un hombre que le prodigará amor, compañerismo, respeto y confort, o por el contrario desistir de la boda y continuar viviendo como lo ha hecho hasta ahora?
Lo importante del relato es el candor volcado en el mismo y la naturalidad de todos los integrantes que lo animan. Así hay numerosas escenas notablemente genuinas que sin sentimentalismo alguno logran considerable resonancia; entre las mismas se puede citar la comida familiar en que Angélique presenta a algunos de sus hijos y nietos a su novio, el emotivo reencuentro que mantiene con Cynthia en el hogar de la familia sustituta, y/o bien cuando en un momento muy especial cada uno de los hijos expresa con sinceras palabras el amor que siente hacia su madre.
A pesar de las interpretaciones absolutamente convincentes de su elenco, por la importancia de sus roles sobresalen Angélique quien con gran intensidad transmite la gran duda que la anima sobre cómo afrontar su vida futura, y Bour que proyecta maravillosamente la nobleza cabal de un hombre que en el otoño de su existencia cree haber encontrado la felicidad al lado de la mujer que ama.
Conclusión: Una íntima historia realista que con personajes decididamente agradables logra crear una gran empatía con el público. Jorge Gutman