BIRD PEOPLE. Francia, 2014. Un film de Pascale Ferran
Una extraña e intrigante película es la que se observa en Bird People cuyo titulo podría hacer alusión a gente que vuela con su imaginación para evadirse del mundo real. Con todo, lo distintivo del film es que sus protagonistas principales pertenecen a dos partes diferentes del relato aunque el escenario donde transcurre la acción sea el mismo. Su originalidad radica en que nada acontece de acuerdo a lo que se espera, lo que de por sí es una ventaja por el factor sorpresa ofrecido, pero al propio tiempo puede resultar un poco difícil de concebir lo que el relato expone.
El guión de la realizadora Pascale Ferran y Guillaume Bréaud presenta a Gary (Josh Charles), un ingeniero ejecutivo de una compañía tecnológica de Sillicon Valley que debe viajar a Dubai para supervisar un proyecto de construcción de considerable importancia. En París, donde debe permanecer un día antes de continuar su viaje, tiene un encuentro con los socios franceses a cargo de esta tarea. Cuando después de la reunión se encuentra en el hotel del aeropuerto Charles De Gaulle hospedándose para pasar la noche, sufre repentinamente un ataque de pánico y como consecuencia del mismo decide interrumpir su viaje, abandonar su trabajo con la consternación consiguiente de los directivos de su empresa, así como a través de una larga y penosa charla de video con su esposa (Radha Mitchell) la hace saber que la deja junto con sus hijos en su hogar de San Francisco.
El relato cambia inmediatamente de foco para centrarse en Audrey (Anais Demoustier), una joven de aproximadamente 20 años que trabaja como mucama limpiando las habitaciones del hotel donde Gary se encuentra alojado. De ella se sabe que dejó sus estudios universitarios y que acaba de experimentar una ruptura sentimental. Fuera de su aspecto melancólico, no hay mucho más que se pueda inferir de ella salvo su actitud ensoñadora, sus movimientos a través de los pasillos del hotel oyendo furtivamente conversaciones circunstanciales y realizando una tarea que no le sienta muy bien; algunos detalles adicionales se aprecian mientras ella va y viene de su hogar al hotel, contemplando las actitudes y preocupaciones de los otros pasajeros muñidos de sus teléfonos portables, música MP3, etc.
A diferencia de lo que podría aguardarse sobre un supuesto encuentro y/o romance de Gary con Audrey, nada de eso ocurre aunque anticipar lo que sobreviene sería privar de interés para quien desee ver el film. Solamente se puede adelantar que esta historia va adquiriendo un carácter fantástico que si bien visualmente atrae por su contenido mágico, dramáticamente resulta un tanto estéril porque los personajes no están lo suficientemente desarrollados como para tener una visión más amplia de los mismos y comprender mejor sus motivaciones.
Aunque sin un foco demasiado preciso para saber adonde pretende llegar, el relato se presta a interpretaciones diferentes según sea la perspectiva de quien lo juzga. Lo más probable es que la intención de Ferran haya sido la de ilustrar metafóricamente la soledad y vacío espiritual de dos personas en un mundo moderno privilegiado por la tecnología actual, que tratan de cambiar sus vidas para salir de su encierro.
Conclusión: Un film que a pesar de estar bien filmado y actuado, no logra impactar dramáticamente. Jorge Gutman