UYGHURS: PRISONERS OF THE ABSURD. Canadá, 2014. Un film escrito y dirigido por Patricio Henríquez
Con la minuciosidad del investigador capaz de escudriñar hasta los mínimos detalles, el cineasta y documentalista Patricio Henríquez, comprometido con un cine socio-político, ofrece un valioso documental cuyo nombre no podría ser más apropiado por cuanto relata los avatares dramáticamente absurdos y surrealistas sufridos por un grupo étnico denominado “uigur”.
Los uigures son personas pertenecientes a una comunidad de raíz turca viviendo en el noroeste de China, especialmente en la Región Autónoma de Sinkiang (Turkestán Oriental), que profesan mayoritariamente el credo musulmán y tienen un lenguaje propio. Acosados por la opresión del gobierno chino, algunos de los miembros de esa comunidad decidieron en los últimos años del siglo pasado buscar refugio al principio en Pakistán y posteriormente en Afganistán. Cuando se producen los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 con la intervención americana que inmediatamente tuvo lugar en Afganistán, el entonces Secretario de Defensa Donald Rumsfeld decide recompensar con 5000 dólares por cada simpatizante talibán que pudiera ser capturado. Precisamente, 22 de los uigures que habían estado viviendo en una zona controlada por los talibanes y que sobrevivieron al bombardeo son hechos prisioneros en calidad de terroristas y son vendidos a la armada de Estados Unidos donde son transportados para su encarcelamiento en la base de Guantánamo en 2002. A los pocos meses de la arbitraria detención quedó en claro para los servicios de inteligencia de Estados Unidos que los prisioneros no eran terroristas ni que constituían una amenaza para el país. A pesar de ello, el via crucis de los prisioneros estaba lejos de concluir.
De la misma manera que Henríquez ofreció un riguroso documento sobre el doloroso destino del canadiense Omar Khadr en You Don’t Like the Truth: 4 Days Inside Guantanamo (2011), aquí nuevamente brinda un film estremecedor. A través de los comentarios ofrecidos por 3 de los uigures entrevistados, se puede apreciar el drama humano vivido por ellos como individuos declarados inocentes que no pudieron salir de la prisión por circunstancias aberrantes y, para echar más leña al fuego, eran considerados como “enemigos combatientes” en lugar de inocentes prisioneros políticos. El film también cuenta con la participación de varias personas claves que tuvieron importante rol en el desarrollo de los acontecimientos; entre ellos cabe destacar a Rushan Abbas, una americana de origen uigur que actuó como traductora de los detenidos que no hablaban inglés y que al comprender la situación inadmisible en que ellos se encontraban se convirtió en una fuerte aliada de los mismos; al propio tiempo otra destacada figura ha sido la de Sabin Willett, un prestigioso hombre de leyes de Boston quien abogó con firmeza por la causa de los desamparados uigures. Lo más interesante, aunque no menos dramático, se produce cuando Estados Unidos está decidido a dejar a estos apátridas en libertad tras largos años de cautiverio y encuentra dificultades para que otros países los acepten por no querer irritar al gobierno de China; finalmente y en forma gradual, Albania, Bermudas, Suiza, El Salvador, Eslovaquia y la isla de Palau les conceden asilo.
De manera articulada y fluida, en gran parte debido a un magnífico montaje, Henríquez logra una historia avasalladora que se sigue con gran interés en la descripción de las denigrantes injusticias y atropellos inferidos a los derechos humanos de estos prisioneros. Como complemento, el documental posee un valor educacional al interiorizar al público acerca de un grupo étnico no muy conocido internacionalmente.
Conclusión: La inhumana odisea de los uigures en Guantánamo en un documental de notable calidad.
Jorge Gutman