Crónica de Jorge Gutman
JUDY GARLAND, LA FIN D’UNE ÉTOILE – Autor: Peter Quilter – Traducción: Michel Dumont — Dirección: Michel Poirier – Elenco: Linda Sorgini, Roger La Rue, Éric Robidoux — Escenografía: Olivier Landreville — Vestuario: Pierre-Guy Lapointe — Iluminación: Lucie Bazzo – Música: Christian Thomas. Duración: 2h 10m (incluyendo un entreacto de 20 minutos). Representaciones: Hasta el 16 de mayo de 2015 en el Théâtre Duceppe (www.duceppe.com)
Un cálido homenaje es el que brinda el dramaturgo británico Peter Quilter a Judy Garland, una actriz y cantante muy querida del siglo pasado.
Este drama musical, cuyo título original es “End of the Rainbow” (Al Final del Arco Iris), no pretende enfocar biográficamente a Judy Garland sino concentrarse en un período de 6 semanas que tuvo lugar en Londres, pocos meses antes de su muerte causada por una sobredosis de barbitúricos.
El autor deseó transmitir la vivencia de una distinguida artista cuando consciente de que le resulta imposible desprenderse de las drogas y el alcohol que han minado su salud física y emocional trata de reafirmar su personalidad artística en un momento en que los medios de comunicación no se han mostrado complacientes con ella.
La pieza que se desarrolla en su mayor parte en una lujosa suite del Hotel Ritz de Londres en diciembre de 1968, contempla la llegada de Judy (Linda Sorgini), a la sazón de 46 años de edad. Está acompañada de Mickey (Éric Robidoux), su reciente quinto marido y empresario para efectuar una serie de presentaciones como vocalista en el club nocturno londinense Talk of the Town donde será acompañada por su gran amigo y pianista Anthony (Roger La Rue). Ésa es la oportunidad que ella desea aprovechar para recuperar su autoestima al esperar que el público vuelva a aclamarla como en los viejos tiempos. Esa escueta línea argumental donde Mickey y Anthony tratan de hacer los arreglos pertinentes para que la actuación de Judy resulte exitosa es lo que da cuerpo a esta historia, sin excluir algunas referencias a sus actuaciones cinematográficas del pasado, en especial The Wizard of Oz donde a los 17 años de edad logró su consagración como la gran estrella de Hollywood.
Gracias a la muy buena traducción de Michel Dumont que respeta con fidelidad el texto original de Quilter, el público se siente contagiado por la personalidad de Garland notablemente caracterizada por Linda Sorgini. Así, sus momentos de euforia y excitación impregnados de cierto humor absurdo se entremezclan con otros de rabia, inseguridad y caídas emocionales permitiendo que el espectador se sienta plenamente consustanciado con los altibajos de la protagonista.
La magnífica actuación de Sorgini denotando la fragilidad del estado físico y mental de la actriz-cantante se complementa con las canciones que entona tratando de imitarla; entre los temas musicales se encuentran “The Trolley Song”, “Come Rain or Come Shine”, “For Me and My Gal” y obviamente “Somewhere Over the Rainbow” de The Wizard of Oz como número final.
La gravitación del personaje central no impide que Robidoux y La Rue se destaquen como sus interlocutores masculinos quienes conscientes de los estados erráticos de la estrella y de su dependencia alcohólica tratan de mantenerla sobria para que el espectáculo no fracase.
Con una cuidadosa puesta en escena de Michel Porier, la excelente escenografía de Olivier Landreville que recibe el aplauso del público apenas se abre el telón, y la acertada iluminación de Lucie Bazzo que fundamentalmente se destaca cuando Judy se encuentra en el escenario del club ofreciendo su show, se asiste a una pieza plena nostalgia y, ¿por qué no?, de tristeza también. Al fin de la obra uno medita sobre el alto precio de la fama artística donde en ciertos casos parecería difícil no quedar atrapado en la maldición de la droga; así no debemos olvidar que el triste final de Garland tuvo características similares con Marilyn Monroe en 1962, Elvis Presley en 1977 y más recientemente en 2014 con el malogrado gran actor Philip Seymour Hoffman.
Disquisiciones aparte, Judy Garland, la fin d’une étoile constituye un emotivo final de temporada de la Compañia Duceppe ofreciendo al público una muy buena velada teatral.