TRIPLEX NERVOSA – Autor: Marianne Ackerman - Dirección: Roy Surette — Elenco: Daniel Brochu, Kayleigh Choinière, Holly Gauthier-Frankel, Karl Graboshas, Cat Lemieux, Howard Rosenstein, Brett Watson — Canciones: Patrick Watson — Decorados y Vestuario: James Lavoie – Iluminación: Peter Spike Lyne – Duración : 2h15 (incluido un entreacto de 20 minutos). Representaciones: Hasta el 17 de mayo de 2015 en el Centaur Théâtre (www.centaurtheatre.com)
La compañía del Centaur Théâtre concluye su temporada 2014 – 2015 con una obra de Marianne Ackerman, donde la dramaturga trata los problemas que afectan a una artista que es propietaria de un triplex habitacional ubicado en el Mile End de Montreal.
No siempre las buenas intenciones llegan a fructificar; eso viene al caso de esta comedia donde a través de una trama realísticamente poco plausible, la autora quiere testimoniar el difícil diálogo que se establece entre propietarios e inquilinos a través de un relato que no logra trascender; además, ubicando su acción en la zona del Mile End, muy conocida y frecuentada por los habitantes de esta ciudad, no existen características distintivas que la diferencien de cualquier otro distrito de Montreal.
La historia comienza presentando a Tass (Holly Gauthier-Frankel), la dueña de una propiedad de tres pisos ubicada en la zona de referencia, quien como artista plagada de deudas en una época de crisis financiera quiere que sus inquilinos le paguen el monto adeudado del arriendo. Uno de sus principales problemas es que Max Fishbone (Howard Rosenstein), un anciano que ha estado ocupando ilegalmente el departamento del tercer piso después del suicidio de su hijo que lo arrendaba, no piensa desocuparlo; es así que Tess solicita la ayuda de Rakie (Karl Graboshas), su empleado de plena confianza, para que con ciertas tácticas intimidatorias logre desalojar a Max. El conflicto dramático del relato se presenta con la muerte súbita del anciano; al quedar abierta la sospecha de que no se trata de un deceso natural, el hecho origina una minuciosa investigación a cargo de una singular policía (Cat Lemieux).
Entre otros personajes de la pieza se encuentran un donjuanesco arrendatario francés (Brett Watson) del segundo piso; una pintoresca corredora de inmuebles (Lemieux) que se ocupa de la venta del primer piso a una joven artista recién divorciada (Kayleigh Choinière) quien deseosa de adquirirlo se topa con las reservas que su absorbente madre (Daniel Brochu) que la está acompañando tiene del mismo; un judío jasídico (también interpretado por Brochu) que fue el antiguo propietario del inmueble; y el hermano de Max (igualmente animado por Rosenstein) quien procedente de Chicago llega a Montreal para ocuparse de los asuntos pendientes del difunto.
Estructurada en base a una sucesión de escenas, algunas muy cortas sin que exista una continuidad necesaria entre las mismas, la pieza asume el carácter de una típica comedia de situaciones televisivas en donde los clisés están a la orden del día. Algunas de las típicas colisiones culturales, entre ellas las de la mujer policía francófona versus los otros personajes que no lo son, el estereotipo del religioso judío, el ayudante de Tass con un inglés que exageradamente denota sus orígenes de algún país de Europa Oriental, etc., brindan al relato un humor forzado que varía entre lo negro, burlesco y en ciertos casos caricaturesco.
La crisis de nervios que afecta a los habitantes de este inmueble no alcanza a producir el resultado que podría aguardarse, porque los incidentes que acontecen en la misma no alcanzan a cohesionarse en forma efectiva ni tampoco permite que pueda lograrse identificación alguna con la suerte corrida por sus personajes.
Con el material que dispuso, Roy Surette logró una correcta puesta escénica contando con la participación de un homogéneo elenco, donde Cat Limieux llega a destacarse por las características de su doble papel como la típica quebequense francófona de pura cepa.
La escenografía de James Lavoie es muy acertada; valiéndose ingeniosamente de la existencia de una sola puerta para los tres pisos, crea la ilusión de estar presenciando un triplex. También es pertinente la nostálgica música con las canciones de Patrick Watson. Jorge Gutman