RESPIRE. Francia, 2014. Un film de Melanie Laurent
Por segunda vez la actriz Melanie Laurent se ubica detrás para confirmar sus dotes de madura realizadora relatando la historia de una intensa amistad de dos jóvenes y sus dramáticas consecuencias cuando la misma se resquebraja. Basado en la novela homónima de Anne-Sophie Brasme con la adaptación efectuada por Laurent y Julien Lambroschini, Respire refleja de qué modo bullen las emociones y cómo se reflejan las vulnerabilidades en una etapa crítica de la vida como es el período de la adolescencia.
La existencia claustrofóbica de Charlie (Josephine Japy), de 17 años de edad se manifiesta desde el comienzo. Cuando en la escuela a la que asiste llega Sarah (Lou De Laage), una nueva alumna de edad similar, todo parece cambiar para ella. Así, la presencia de Sarah con su personalidad audaz, dinámica y arrojada, constituye un viento renovador para la vida de Charlie quien atraviesa un momento difícil en su hogar donde su madre Vanessa (Isabelle Carre) se encuentra sola al haber descubierto la infidelidad de su marido (Rasha Bukvic). En todo caso, queda claro que dentro de la íntima relación establecida entre las dos jóvenes, Sarah es consciente de la fragilidad de su amiga, circunstancia que aprovecha para manipulearla antojadamente.
Cuando el profesor de filosofía apunta en una de sus clases, mencionando a Nietzsche de que toda pasión puede ser malsana cuando deviene excesiva, esa cita llega a aplicarse perfectamente a lo que acontece entre las dos amigas, cuando Charlie se convierte en un ser posesivo queriendo ejercer el dominio de ese vínculo y comenzando a celar las actitudes de Sarah cuando ella se prodiga hacia terceros.
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La situación deviene tensa y claustrofóbica en el momento en que esa amistad desaparece para ceder lugar a una intensa guerra de nervios donde la pasión del vínculo cede paso a un odio destructivo.
No hay sorpresa alguna ante un desenlace que se intuye pero eso no es inconveniente alguno para contemplar de qué modo va modificándose el comportamiento de ambos personajes, sobre todo el de Charlie que a pesar de demostrar una actitud aparentemente pasiva, sus sentimientos reprimidos surgen con extremada fuerza hasta el punto de manifestar una violencia inusual; precisamente cuando la misma es descargada, ella es capaz de respirar profundamente quedando completamente liberada de la relación sadomasoquista mantenida con Sarah.
Laurent se ha preocupado por haber creado el acertado clima opresivo para reflejar la dependencia emocional de sus dos personajes centrales mostrando la inestabilidad generada que conduce a un dramático desenlace. Controlando muy bien a su elenco logra que Japy transmita muy bien el tormento interior de Charlie en tanto que De Laage logra una excelente composición de la cruel Sarah.
Conclusión: La historia de una amistad transformada en odio a través de un claustrofóbico drama psicológico bien narrado por Melanie Laurent. Jorge Gutman