SOUTHPAW. Estados Unidos, 2015. Un film de Antoine Fuqua
Aunque Southpaw reúne las características de un film deportivo, el realizador Antoine Fuqua relata un drama familiar enfocando a un hombre exitoso que al ver repentinamente su vida truncada trata en lo posible de reconstruirla y recobrar el amor de su hija.
La historia gira en torno de Billy Hope (Jake Gyllenhaal), un campeón de boxeo de peso liviano que al comenzar el film derrota a su contrincante en el ring del Madison Square Garden, agregando un nuevo triunfo a su brillante carrera. Su vida de familia no podría ser más dichosa teniendo a su lado a Maureen (Rachel McAdams), una esposa amante que se preocupa por él con máxima abnegación, además de Leila (Oona Laurence) la hija de 11 años que siente un enorme cariño por ambos; viviendo en una suntuosa residencia, todo parece sonreírle a este deportista. Con todo, Maureen se mantiene alerta haciéndole ver a Billy que debiera reconsiderar su futuro como boxeador teniendo en cuenta que tanto su técnica de ataque empleada como la agresividad natural del boxeo pueden con el tiempo producirle graves daños en su cerebro. Todo cambia para este triunfador cuando en una fiesta de caridad realizada en un hotel, recibe la provocación de Miguel Escobar (Miguel Gómez), un joven boxeador; el feroz altercado que se produce entre ambos conduce a que Maureen resulte mortalmente herida como consecuencia de una bala perdida.
De allí en más el destino de Billy se vuelve sombrío donde al quedar devastado por la pérdida de su esposa ya no tiene mayor interés en su profesión, aunque siente que debe retornar al ring para hacer frente a sus necesidades financieras; en un encuentro organizado por su promotor (Curtis Jackson), durante el desarrollo del mismo y como consecuencia de su arrebato, ataca al árbitro motivando que su licencia como pugilista sea revocada. Para peor, su descontrolada conducta y la tenencia de un arma hacen que pierda temporalmente la custodia de su hijita quien es relegada a los servicios sociales.
Fundamentalmente la segunda parte del film está destinada a ilustrar el modo en que este hombre abatido y caído en los abismo infernales de la desesperación trata de remontar la difícil cuesta y recuperar a su querida Leila que es lo más importante de su vida; en su intento, logra una segunda oportunidad en su profesión gracias a la buena voluntad demostrada por la nobleza de un entrenador de boxeo (Forrest Whitaker).
Si bien el guión de Kurt Sutter puede adolecer de ciertos momentos bordeando el melodrama, el relato que está narrado en forma clásica llega a distinguirse por diversos factores, entre ellos el del realizador y el de su protagonista.
Fuqua, quien personalmente es un dedicado boxeador, se ha preocupado por todos los detalles necesarios para que el film adquiriese el mayor realismo posible en lo que hace a este deporte, habiendo contado para tales propósitos con la asesoría del prestigioso entrenador Terry Claybon.
Gyllenhaal brinda con su extraordinaria y magnética caracterización, la mejor interpretación de su carrera, asumiendo física y emocionalmente las vivencias de un verdadero boxeador; su presencia eleva considerablemente los valores de este film. El elenco que lo secunda es también encomiable; así, durante el breve tiempo que McAdams está en pantalla ella ofrece total convicción de su personaje como la perfecta guía y consejera de su marido. No menos importante es la participación de Whitaker como el sensible mentor e inspirador de Billy quien con su entrenamiento llega a convertirlo en un boxeador más paciente y sosegado; igualmente digno de destacar es la actuación de Laurence como la precoz e inteligente hijita que motiva algunos de los momentos más emotivos del film, como los del reencuentro con su padre, cuando lo ve nuevamente boxear o bien visitando la tumba de su madre.
La dirección de Fuqua satisface plenamente, sobre todo en los últimos minutos del relato donde la contienda pugilística de Billy y Escobar que tiene lugar en Las Vegas adquiere inusitada tensión frente a las excitantes características de una pelea en donde no puede determinarse cómo la misma habrá de culminar.
Más allá de un film deportivo, este entretenido y emotivo relato enfatiza el derrotero de un hombre que tratando de resucitar de sus cenizas encuentra en el amor por su hija y el recuerdo de su esposa el camino de su redención. Jorge Gutman