THE KINDERGARTEN TEACHER. Israel-Francia, 2014. Un film escrito y dirigido por Nadav Lapid
Suele ocurrir que cuando un crítico ve un film en el marco de un festival, en ciertas ocasiones una primera impresión poco favorable puede resultar insuficiente para emitir un juicio terminante. Eso es lo que aconteció con quien escribe estas líneas después de asistir a la proyección de The Kindergarten Teacher en el festival de Cannes de 2014; de allí, que para ofrecer una opinión definitiva sobre el mismo resolvió volver a verlo; desafortunadamente, nada cambió en esta segunda visión. Lo que podría haber sido un riguroso análisis sobre cómo una docente se preocupa por proteger y preservar las extraordinarias dotes de uno de sus alumnos, el guión del realizador Nadav Lapid no logra concretar su propósito.
Nira (Sarit Larry) es una maestra de un jardín de infantes israelí que ama la poesía por la que sigue un curso en la materia aspirando que algún día pueda convertirse en poetisa. En su vida personal no hay gesto o acción que evidencie alguna desarmonía, estando casada con un ingeniero (Lior Raz) con quien mantiene una buena relación conyugal y con dos hijos adultos que ya no viven con ellos.
Todo cambia para esta maestra cuando descubre que entre sus alumnos se encuentra Yoav (Avi Schneidman), un niño de 5 años de edad, quien recita poesías por él escritas. Sin una madre que le brinde afecto por haber abandonado el hogar y con un padre (Yehezkel Lazarov), que es un exitoso dueño de restaurante y completamente desinteresado de las aptitudes de su hijito, el pequeño es cuidado por una niñera (Ester Rada); ésta joven es una aspirante a actriz que utiliza las poesías del menor como si fueran suyas cuando le toca audicionar.
Si en principio la premisa del film puede resultar de interés no lo es su desarrollo. En primer lugar, de lo que se observa es difícil presumir que Yoav sea un verdadero genio; más aún, cuando declama los versos pareciera que lo hace como habiendo estudiado algo de memoria sin ofrecer la menor expresión en su rostro que denote emoción por lo que compuso. Pero lo más curioso de la trama es el exagerado nivel de interés de esta maestra donde parecería que el único asistente a su clase es ese niño, mientras que los restantes chicos quedan librados a su suerte. Otro aspecto es que su vida matrimonial comienza a ocupar un segundo lugar, tal como acontece en un momento de intimidad con su esposo donde ella lo interrumpe para responder el llamado telefónico de Yoav quien le recita una poesía.
La obsesión de Nira llega a motivar a que el padre del chico despida a la niñera y que ella ocupe su lugar. Como si fuera poco, para impresionar a su propio profesor de poesía (Hamuchtar) utiliza los poemas del niño como si fueran de ella, repitiendo la misma acción que había utilizado la ex niñera, para finalmente seducirlo sexualmente. El relato finalmente decepciona cuando en un acto de locura Nira comete una acción absurda e inconsecuente que conduce a un desenlace nada convincente.
Ciertamente es interesante la preocupación del realizador en resaltar el poder y la riqueza de la poesía en un mundo cada vez más indiferente y materialista, pero no a través del camino elegido para hacerlo.
Conclusión: Aunque visualmente interesante, este film resulta frustrante describiendo la obsesión de una maestra jardiner. Jorge Gutman