THE SECOND MOTHER. Brasil, 2014. Un film escrito y dirigido por Anna Muylaert
Del mismo modo que Sebastián Silva logró con La Nana (2009) una muy buena pintura de la estratificación social existente en Chile a través de una criada trabajando por largo tiempo en el seno de una familia de clase media, la directora Anna Muylaert enfoca un tema parecido, saliendo igualmente airosa de la tarea emprendida.
Regina Case anima a Val, una agradable empleada doméstica que trabaja desde hace 13 años en el hogar de una familia acomodada de Sao Paulo. Se sabe que ella está separada y que su hija que no vive en la misma ciudad quedó a cargo de otra persona a quien remite mensualmente la cuota necesaria para su mantenimiento y educación.
Los dueños de casa integrados por José Carlos (Lourenco Mutarelli), su mujer Bárbara (Karine Teles) y el mimado hijo Fabinho (Michel Joelsas) nada tienen que objetar del excelente desempeño de Val donde ella cuida cada uno de los detalles y aspectos necesarios para satisfacer sus requerimientos en el momento preciso. Lo más importante es que a pesar del tiempo transcurrido y del entrañable afecto que existe entre ambas partes, Val es muy respetuosa de las reglas de juego que predominan en esa relación; eso significa que jamás osará compartir los espacios que exclusivamente pertenecen a sus empleadores, quienes a su vez saben apreciar ese gesto.
La rutina así como la división social existente habrá de experimentar un vuelco cuando un día esta estoica trabajadora recibe la visita de su hija Jessica (Camila Mardila), a quien no había visto por espacio de 10 años y que llegó a Sao Paulo para estudiar arquitectura. Para la gran sorpresa de Val, la amabilidad de Bárbara permite que Jessica pueda residir en su hogar todo el tiempo que fuese necesario compartiendo la habitación con su madre. Lo inesperado es que como una chica emancipada e ignorante de las costumbres ancestrales que separan a las criadas de sus amos, actúa como si fuese un miembro más de la familia; de este modo y frente al estupor de Val no pasa mucho tiempo para que Jessica ocupe la habitación de huéspedes, utilice sin requerir permiso la piscina de la familia, saboree el pote de helado preferido por Fabinho y pida lo que se le antoje. Lo interesante es que tanto José Carlos como su hijo dan lugar a que eso ocurra, sobre todo en el caso del padre quien demuestra un interés especial por Jessica, aunque ella sabe esquivarlo a tiempo.
Hay dos aspectos destacables en esta historia concebida por la realizadora. En primer lugar se aprecia la forma interesante en que Muylaert expone el modo en que se manifiestan las relaciones de poder frente a la candidez y espontaneidad de Jessica, que al desatender reglas sociales existentes va modificando gradualmente la dinámica familiar. El segundo aspecto es el vínculo conflictivo que la joven mantiene con su madre olvidando que la separación durante tanto tiempo se debió porque Val consiguió un trabajo adecuado para que Jessica pudiera gozar de un nivel de vida más digno.
Sin juzgar a sus personajes la realizadora demuestra conocer muy bien su oficio donde a través de un mensaje social logra una película grata y altamente entretenida que además se encuentra jerarquizada por la excelente actuación de Case en el rol protagónico.
Jorge Gutman