THE HUNGER GAMES: MOCKINGJAY PART 2. Estados Unidos, 2014. Un film de Francis Lawrence
Después de la primera mitad de la última entrega de la trilogía de Suzanne Collins que se conoció en noviembre de 2014, ahora ha llegado el momento de develar su desenlace. Su conclusión impresiona favorablemente porque la forma en que queda resuelta la odisea de Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) alcanza en determinados momentos dimensiones emocionales que generalmente suelen estar ausentes en los típicos relatos del género. Además, esta fantasía post apocalíptica tiene un claro mensaje atinente a demostrar de qué manera el poder tiránico y descontrolado de un gobierno puede alcanzar ribetes dramáticos para sus oprimidos ciudadanos.
Retomando el relato donde quedó inconcluso, se recordará que Alma Coin (Julianne Moore), la presidenta del Distrito 13 y líder de la revuelta que se está gestando, utiliza a a Katniss como el emblema de la revolución. Sin embargo, la joven desea asumir un rol mucho más visible y activo que implica estar al frente de la batalla y lograr matar a Snow (Donald Sutherland), el hombre que siniestramente preside los destinos de Panem.
Para poder entrar al reducto de su enemigo y cumplir su objetivo, Katniss se encuentra acompañada por un grupo de amigos y soldados completamente identificados con su causa; entre otros, se destacan Peeta (Josh Hutcherson), quien había sido objeto de un lavado de cerebro por parte del Capitolio y que lentamente logra recuperar su memoria, Gale (Liam Hemsworth), Finnick (Sam Claflin), Boggs (Mahershala Ali), Cressida (Natalie Dormer), Johanna (Jena Malone) y Prim (Willow Shields). A todo ello, el malvado presidente que es consciente de que el movimiento puede alcanzar visos insospechados, no vacila en utilizar todos los recursos que tiene a su alcance para aplastar definitivamente a los insurrectos y sobre todo a Katniss; de este modo, les tiende diferentes tipos de trampas que ponen en peligro sus vidas. Sin embargo, los rebeldes no quedan amilanados, en especial la heroína de esta historia que sabe muy bien que en el desafío que enfrenta no está en juego solamente su supervivencia sino el destino de los habitantes de los 13 distritos de Panem.
En base a lo que antecede, el guión de Peter Craig y Danny Strong ofrece secuencias de acción muy bien resueltas que superan a las de las entregas anteriores. Pero la violencia nunca llega a desbordar siendo funcional al propósito perseguido por Collins.
En cuanto al aspecto romántico del relato, el mismo es apenas anecdótico y poco importa saber o adelantar si en el triángulo amoroso será el emocionalmente afectado Peeta o el apuesto Gale quien ganará el corazón de Katniss. Afortunadamente, el libreto no dedica mucho tiempo a este asunto para en cambio demostrar que la preocupación mayor de la joven guerrera reside en combatir a su funesto enemigo.
Si bien esta segunda mitad de la trilogía cobra inusitada energía, el factor sorpresa que depara su desenlace refuerza aún más el interés de la misma. Solo basta anticipar que la resolución no es la que uno aguardaría sino otra totalmente diferente que actúa como una señal de alerta demostrando cómo quienes buscan derrotar a gobiernos corruptos pueden albergar intenciones ocultas que nuevamente harían peligrar la democracia de una sociedad civilizada.
El director Francis Lawrence logra evitar los desniveles existentes de la primera parte imprimiendo aquí un dinamismo que agiliza al relato sin llegar a decaer.. En el vasto elenco, ampliamente se destaca Lawrence infundiendo vida a su rol y en última instancia es ella quien con su eficiente actuación constituye el alma de esta franquicia. En papeles secundarios Elizabeth Banks, Stanley Tucci, Woody Harrelson y el desaparecido Philip Seymour Hoffman en su póstumo rol, se desempeñan correctamente.
Conclusión: Un satisfactorio final de una precautoria fantasía moral sobre regímenes tiránicos y opresivos.
Jorge Gutman