TRUMBO. Estados Unidos, 2015. Un film de Jay Roach
Una de las páginas más oscuras de la historia de Hollywood es abordada por el director Jay Roach enfocando a Dalton Trumbo (1905 – 1976), quien además de novelista fue uno de los guionistas más importantes del cine americano del siglo pasado.
Inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, las relaciones entre las dos potencias más importantes del mundo atravesaban un período de absoluta frialdad política y eso motivó a que el temor de la “amenaza roja” por parte de Estados Unidos generara una paranoia de gran magnitud donde cualquier ciudadano americano de ideología comunista era considerado un peligro público. Es dentro de ese contexto que el film de Jay Roach ‑basado en la adaptación realizada por John McNamara de la biografía escrita de Bruce Cook- ilustra las desventuras de Trumbo, una de las víctimas del macartismo reinante en esa época.
Desde los primeros años de la década de los años 40, Trumbo (Bryan Cranston) fue uno de los mejores libretistas pagados de Hollywood debido al reconocimiento que obtuvo por su participación en filmes importantes como lo fueron Kitty Foyle (1940) y Thirty Seconds Over Tokyo (1944).
Todo eso cambiaría cuando a partir de 1947 comienzan las actividades del House Un-American Activities Committee (Comité de Actividades Antiestadounidenses) que investigó a miles de americanos sospechosos de simpatizar con el comunismo. Especial atención fue centrada en la industria cinematográfica a fin de vigilar dicha influencia en la meca del cine. De este modo, importantes actores, productores, realizadores y guionistas fueron públicamente amonestados por su asociación con instituciones a quienes el Comité consideraba que eran antiamericanas. Cuando Trumbo es convocado por dicho organismo para testimoniar y probar su afiliación comunista, él se niega a responder sobre su ideología política y denuncia la actitud asumida por estas audiencias como una flagrante violación de los derechos civiles. Su desafiante conducta frente a sus interrogadores motivó a que fuera acusado de menospreciar al Congreso y por tal razón fue condenado a prisión por espacio de 11 meses.
Al recobrar la libertad tanto él como algunos de sus colegas que corrieron su misma suerte quedaron censurados en la “lista negra” de Hollywood, que en otras palabras significaba que ninguno de ellos era contratado por los estudios de cine. Dado que Trumbo necesitaba trabajar, unido a su condición innata de escritor, logra proseguir su tarea apelando al uso de pseudónimos. Así, sus esfuerzos fueron coronados por sus trabajos en Roman Holiday (1953) quien bajo el nombre de Ian McLellan obtiene el Oscar al mejor guión y la historia se repite con The Brave One (1956) donde gana otro Oscar por la mejor historia bajo el falso nombre de Robert Rich. Recién queda eliminado de la censura, gracias al actor y productor Kirk Douglas (Dean O’Gorman) quien le dio la oportunidad de figurar con su propio nombre en los créditos de Spartacus (1960) y posteriormente cuando el director Otto Preminger (Christian Berkel) lo contrata para escribir el guión de Exodus (1960).
La buena realización de Roach y el eficiente guión de McNamara permiten que el público asista a un film vibrante exponiendo la infame cacería de brujas de personas respetables que fueron dañadas emocionalmente por sus convicciones políticas.
En lo que concierne a su elenco, Cranston ofrece una sólida actuación caracterizando a Trumbo, un hombre íntegro, de firmes principios e incapaz de claudicar por defender la libertad de pensamiento y siempre capaz de luchar por una causa justa. A su lado, en papeles menores se destaca la excelente Helen Mirren encarnando a Hedda Copper, la muy conocida columnista de Los Angeles Times y gran amante de los chismes quien en nombre de un discutible patriotismo americano odiaba a muerte a todos aquéllos que eran comunistas. Otra buena actuación es la de John Goodman animando a un productor de cine con quien Trumbo mantuvo una buena relación profesional y que ofrece algunas de las situaciones hilarantes del relato; dentro del plano familiar merece destacarse las participaciones de Diane Lane como la abnegada esposa del autor y de Elle Fanning como una de las hijas del matrimonio.
Conclusión: Un film inteligente que exaltando los valores de la libertad de expresión rinde un merecido tributo al gran guionista y hombre de sólidos principios Dalton Trumbo. Jorge Gutman