JAMES WHITE. Estados Unidos, 2015. Un film dirigido y escrito por Josh Mond
El novel director Josh Mond aborda el proceso de maduración que experimenta James White, el personaje central del film que se comenta, dentro del contexto de un drama familiar.
En las primeras escenas, contemplando a James White (Christopher Abbott), se tiene una clara idea sobre su persona. De veinte y tantos años de edad este joven de Manhattan además de estar desempleado es un hedonista amante de las correrías nocturnas e inclinado al consumo masivo de bebidas alcohólicas, drogas a destajo y a algunos ocasionales placeres sexuales, conformando de este modo un estilo de vida disipada; a ello debe agregarse que su carácter un tanto explosivo y pendenciero contribuye a que resulte una persona inmadura y de de difícil trato.
Después de una noche de juerga en un bar y un tanto confundido por el alcohol, asiste a la ceremonia de duelo que tiene lugar con motivo de la muerte de su alejado padre quien tiempo atrás dejó su hogar después de divorciarse de su madre Gail (Cinthia Nixon), volviéndose a casar poco antes de morir.
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En realidad, la desaparición de su progenitor no llega a afectar mucho a James dado que su vida sigue su rumbo habitual, prosiguiendo las jaranas con su amigo Nick (Scott Mescudi). En materia laboral, su desocupación no es para él un mayor motivo de preocupación ya que a pesar de tener cierta inclinación en escribir, no aprovecha la oportunidad de una oferta de trabajo a través de los contactos de un amigo de la familia (Ron Livingston).
El relato adquiere envergadura dramática cuando James, encontrándose con Nick en una playa de México, debe abreviar su despreocupada estadía al recibir un llamado telefónico que lo urge a volver a Nueva York; el motivo es que el cáncer de su madre que estaba en remisión volvió a cobrar inusitada fuerza. Es allí que se produce el íntimo acercamiento entre el muchacho y Gail donde él debe asumir la responsabilidad moral de atender el proceso agónico por el que ella atraviesa. Con todo, aunque el muchacho dista de ser un eficiente cuidador de su madre, se establece entre ambos un lazo tierno y profundo suministrando a esta historia momentos de genuina emoción.
Aunque no del todo estructurado, el film se valoriza por las muy buenas interpretaciones de Abbott y Nixon. El joven actor a pesar de caracterizar un personaje poco grato, traduce un sentimiento de vulnerabilidad frente al conflicto emocional que le produce el sufrimiento de Gail; aunque es difícil predecir si esa circunstancia podrá redimirlo y lograr que madure como persona adulta, lo cierto es que al tomar conciencia de que está perdiendo a su madre, esa situación dolorosa permite que el espectador sienta compasión por James. En cuanto a Nixon, ella brinda los matices necesarios de la condenada mujer que a pesar de querer ser fuerte y combatir a su nefasta enfermedad no puede lidiar con la casi nula resistencia física de su cuerpo.
La cámara inquieta de Matyas Erdeli y el muy buen apoyo musical de Scott Mescudi contribuyen a crear una genuina ambientación a la historia relatada.
Conclusión: Aunque no se trate de un film muy confortable, James White es un drama recomendable por la cuidada dirección impresa por Mond y por su inobjetable elenco central. Jorge Gutman