MUSTANG. Francia-Turquía-Alemania, 2015. Un film de Deniz Gamze Erguven
Un relato hondamente feminista exponiendo la situación que atraviesa la mujer en el marco de un sistema patriarcal insensible es lo que se aprecia en Mustang a través de la sensible visión de la directora Deniz Gamze Erguven.
La historia de la realizadora con la colaboración de la co-guionista Alice Winocur transcurre en un remoto pueblo ubicado a orillas del Mar Negro donde viven cinco hermanas huérfanas de variada edad –entre la pubertad y la adolescencia-; la mayor de ellas es Sonay (Ilayda Akdogan), y en sucesivo orden descendente le siguen Selma (Tugba Sunguroglu), Ece (Elit Iscan), Nur (Doga Zeynep Dogus) y Lale (Gunes Nezihe Sensoy) que es la menor y la que se ocupa de narrar el film.
Después del último día del ciclo escolar, las hermanas se aprestan a disfrutar plenamente el verano que se aproxima; así, un buen día distraen su tiempo paseando por la playa y chapuceando en el agua con algunos compañeros de la escuela. Esa inocente actitud de haber tenido contacto con jóvenes del sexo opuesto es objeto de severas críticas por parte de la abuela (Nihal Koldas) responsable de su cuidado y más aún por el severo tío (Ayberk Pekcan) quien imbuido de rígidas ideas conservadoras juzga la actitud de las jóvenes como un acto inmoral propio de prostitutas. La primera medida adoptada por el tío es someter a las niñas a un examen médico para estar convencido de que mantienen intacta su virginidad. El segundo y más drástico paso es encerrarlas en la casa, suprimirles cualquier forma de comunicación con el mundo exterior ya sea a través de computadores o teléfonos y además reemplazar la actividad escolar con lecciones de cocina para que estando bien preparadas para las tareas domésticas puedan fácilmente encontrar futuros maridos.
A pesar de la seriedad del tema, en donde no faltará una nota trágica, la realizadora ha tratado de contar esta historia con liviandad evitando que el film desborde en un dramón lacrimógeno. Si bien es cierto que la prisión a la que las jóvenes están confinadas no deja de ser dramática, sus personalidades vitales, desbordantes y con un temperamento lo suficientemente incendiario como para resistir el castigo impuesto, motiva que de uno u otro modo puedan soslayar el encierro donde en una de las ocasiones asisten con un grupo femenino a un partido de fútbol.
Sin adoptar una actitud burlona, la directora expone el modo en que las familias de la aldea con hijos solteros son invitadas a la casa de las chicas para que la abuela y el tío puedan ubicar al candidato ideal para casarlas, comenzando por Sonay por ser la mayor. Con un inusitado realismo vemos que en estas “serias reuniones” cada hermana es ofrecida resaltando sus valores de buena ama de casa, lista para asumir el rol de buena esposa y dispuesta a obedecer incondicionalmente a su cónyuge. A través de este cuadro surrealista, uno parecería estar asistiendo a un mercado donde los vendedores tratan de vender sus mercancías a los potenciales compradores enfatizando el buen nivel de calidad del producto ofrecido.
https://www.youtube.com/watch?v=E5nyY8E6CPg
Interesante es la circunstancia de que el film transcurra en Turquía, un país que con una gran diversificación regional, mantiene zonas en donde predomina un marcado conservadorismo que se opone al secularismo existente en los principales núcleos urbanos, incluyendo a Estambul, la importante capital que gravita como centro cultural y fronterizo entre las costumbres occidentales y orientales.
Lo que se observa en esta historia es desafortunadamente triste y real, donde Gamze Erguven sutilmente evitó consideraciones de naturaleza religiosa; aunque es bien sabido, que muchas de las normas prevalecientes pueden ser atribuidas a la religión musulmana, el problema aquí planteado acontece en el marco de otras creencias donde la mujer queda relegada a un segundo plano, sujeta a la voluntad de un patriarcado hipócrita y cruel. A pesar de todo, la intención de la realizadora es demostrar –ejemplificando el comportamiento de las protagonistas de este relato- que hoy día existe por parte de las nuevas generaciones femeninas una firme actitud en no dejarse dominar, humillar y mantener a toda prueba una posición valiente y fundamentalmente emancipadora de la cultura arcaica dominante. Es por esa razón que la directora denominó “Mustang” a esta película al aludir metafóricamente a los caballos cimarrones que dotados de gran resistencia y fortaleza cabalgan salvajemente en el oeste americano en procura de libertad.
Aparte de la esmerada realización, el film sorprende gratamente por la frescura y naturalidad impresa a sus personajes centrales caracterizados por actrices no profesionales con la única excepción de Elit Escane.
Vaya una nota al margen para concluir esta reseña. Es altamente significativo que a pesar de tratarse de una coproducción, esta película es en todo sentido eminentemente turca; sin embargo el país se negó a someterla para optar al Oscar de la mejor película extranjera; en su lugar Francia ‑por ser uno de los países coproductores- decidió presentarla a la Academia de Hollywood. Así, Mustang es uno de los cinco títulos nominados, donde el 28 de febrero se develará al ganador. Más allá que obtenga o no el codiciado trofeo, éste es un valioso film de incondicional recomendación que dignifica la condición femenina. Jorge Gutman