El Esplen­dor de Pompeya

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

IMPOR­TAN­TE MUES­TRA DEL MBAM

El Museo de Bellas Artes de Mon­treal (MBAM) pre­sen­ta POM­PEII una espec­ta­cu­lar expo­si­ción sobre la icó­ni­ca ciu­dad del impe­rio romano. La mis­ma ha sido orga­ni­za­da con­jun­ta­men­te con el Royal Onta­rio Museum de Toron­to, habien­do con­ta­do para tal even­to con la valio­sa cola­bo­ra­ción del Museo Archeo­lo­gi­co Nazio­na­le di Napo­li y la Super­in­ten­den­za Pompei.

La selec­ción pre­sen­ta alre­de­dor de 260 arte­fac­tos arqueo­ló­gi­cos de ines­ti­ma­ble valor y exce­len­te­men­te res­guar­da­dos don­de se apre­cian mosai­cos, fres­cos y escul­tu­ras de dife­ren­tes mate­ria­les inclu­yen­do el már­mol, bron­ce y tie­rra coci­da; igual­men­te se obser­va la pre­sen­cia de obje­tos de arte deco­ra­ti­vos como tam­bién reli­gio­sos, acce­so­rios de lujo e ins­tru­men­tos musi­ca­les; men­ción espe­cial mere­ce una selec­ción de obje­tos de repre­sen­ta­cio­nes eró­ti­cas que habien­do sido con­si­de­ra­das ofen­si­vas cuan­do la ciu­dad fue des­cu­bier­ta en el siglo XVIII han sido con­ser­va­das por par­te del Cabi­ne­te Secre­to del Museo Arqueo­ló­gi­co de Nápoles.

Mosaico de un perro. Pompeya, Casa de Orfeo

Mosai­co de un perro. Pom­pe­ya, Casa de Orfeo

Con sec­cio­nes temá­ti­cas e ins­ta­la­cio­nes inmer­si­vas dise­ña­das por el MBAM, la expo­si­ción trans­por­ta al visi­tan­te en un via­je a tra­vés del tiem­po, don­de el pasa­do y el pre­sen­te inter­ac­túan. En esen­cia, la mues­tra per­mi­te que el públi­co asis­ten­te de rien­da suel­ta a la ima­gi­na­ción para apre­ciar cómo trans­cu­rrió la vida ordi­na­ria de esta peque­ña colo­nia del impe­rio romano cuan­do se pro­du­jo el bien cono­ci­do dra­ma de agos­to de 79 de la era cris­tia­na en don­de la erup­ción del Vesu­bio la cata­pul­tó bajo los sedi­men­tos del volcán.

Copa de Vino. Pompeya, Casa de Ménandre

Copa de Vino. Pom­pe­ya, Casa de Ménandre

Al comien­zo de la expo­si­ción, la pri­me­ra sala ofre­ce una vis­ta de lo que fue la ciu­dad en su épo­ca, inclu­yen­do sus ani­ma­das calles, mer­ca­dos, nego­cios, tem­plos y sobre todo per­mi­te obser­var sus habi­tan­tes escul­pi­dos en már­mol. Pro­si­guien­do este ima­gi­na­rio paseo, la mues­tra exa­mi­na cómo la pobla­ción de Pom­pe­ya se recrea­ba a tra­vés de la apre­cia­ción que sen­tían por la músi­ca, el tea­tro, jue­gos atlé­ti­cos, sin des­car­tar los ritua­les del amor y los delei­tes de ban­que­tes con bue­na bebi­da inclui­da; todo ello con­fi­gu­ra­do, entre otros deta­lles por la pre­sen­cia de ins­tru­men­tos de músi­ca, acce­so­rios de gla­dia­do­res, esta­tuas de atle­tas así como la mani­fes­ta­ción del arte eró­ti­co como pro­vee­dor de placer.

Fresco de una escena de banquete. Herculánum

Fres­co de una esce­na de ban­que­te. Herculánum

Siguien­do el reco­rri­do se apre­cia el espa­cio ínti­mo reser­va­do al hogar des­ta­can­do la entra­da, el dor­mi­to­rio, come­dor y otros apo­sen­tos; al pro­pio tiem­po se reve­la la fun­ción ejer­ci­da por la mujer en el seno de esa socie­dad a tra­vés de su ves­tua­rio, per­fu­mes, joyas, etc. A con­ti­nua­ción se des­cu­bre un jar­dín encan­ta­do que tras­lu­ce la sim­bio­sis exis­ten­te en la ilu­sión de la ima­gen y la reali­dad natu­ral; en la entra­da de esta sec­ción, se encuen­tra una intere­san­te escul­tu­ra de bron­ce de una joven refle­jan­do su belle­za y dis­tin­ción que se está ajus­tan­do –o qui­zás des­ajus­tan­do- su túni­ca (peplo), cuya foto se expo­ne a continuación.

pompeya 3Des­pués de la visi­ta del jar­dín, la pró­xi­ma sala pre­sen­ta una evo­ca­ción mul­ti­me­dia de la erup­ción del Vesu­bio; a tra­vés de las dife­ren­tes eta­pas en que se desa­rro­lló se asis­te a la repro­duc­ción del trá­gi­co cata­clis­mo natu­ral don­de las espe­sas nubes de ceni­zas y pie­dras sella­ron el fatí­di­co des­tino de 1500 resi­den­tes de Pom­pe­ya. En esa sala se pue­de con­tem­plar un famo­so mosai­co de un perro guar­dián, un mol­de en yeso de otro perro enca­de­na­do, así como tam­bién la tra­ge­dia que­da reme­mo­ra­da en 7 mol­des en yeso de víc­ti­mas des­en­te­rra­das por arqueó­lo­gos. Final­men­te el últi­mo esla­bón de este via­je fan­tás­ti­co mues­tra cómo Pom­pe­ya rena­ce de sus ceni­zas, des­ple­gan­do una doce­na de obje­tos mol­dea­dos en con­tras­te con el recien­te tra­ba­jo del exper­to artis­ta con­tem­po­rá­neo de video Lau­rent Gras­so; se tra­ta de “Soleil Noir” (2014), un cor­to­me­tra­je fil­ma­do por un dro­ne que sobre­vue­la las rui­nas de Pom­pe­ya. Cabe men­cio­nar que varios docu­men­ta­les refe­ren­tes a la recons­ti­tu­ción de la ciu­dad com­ple­men­tan la presentación.

Fresco de un sátiro y una ménade. Pompeya, Casa de Epigrama

Fres­co de un sáti­ro y una ména­de. Pom­pe­ya, Casa de Epigrama

Esta exce­len­te expo­si­ción, sin duda la más com­ple­ta exhi­bi­da has­ta la fecha en Que­bec sobre la emble­má­ti­ca ciu­dad ita­lia­na, será muy apre­cia­da por los aman­tes del arte anti­guo gre­co-romano, his­to­ria­do­res y arqueó­lo­gos. La mis­ma podrá ser visi­ta­da has­ta el 5 de sep­tiem­bre de 2016 y cabe seña­lar que han sido pro­gra­ma­das varias acti­vi­da­des cul­tu­ra­les vin­cu­la­das con la mis­ma, inclu­yen­do con­fe­ren­cias, cine y músi­ca. Para infor­ma­ción adi­cio­nal pre­sio­ne aqui