Una Excén­tri­ca Dama

THE LADY IN THE VAN. Gran Bre­ta­ña, 2015. Un film de Nicho­las Hytner

Este film engro­sa la lis­ta de aque­llos rela­tos en don­de la reali­dad supera a la fic­ción. Si no se tuvie­ra en cuen­ta que lo que aquí se narra es la repro­duc­ción de una his­to­ria que en su mayor par­te acon­te­ció, The Lady in the Van podría ser con­si­de­ra­da como una curio­sa fábu­la difí­cil­men­te posi­ble de acon­te­cer en la vida real. Eso es lo que se des­pren­de de las memo­rias del dra­ma­tur­go bri­tá­ni­co Alan Ben­nett que ver­ti­da en una pro­duc­ción tea­tral repre­sen­ta­da en Lon­dres en 1999 ha sido aho­ra tras­la­da­da a la pan­ta­lla en una adap­ta­ción efec­tua­da por el autor.

Alex Jennings y Maggie Smith

Alex Jen­nings y Mag­gie Smith

La his­to­ria comien­za en 1974 cuan­do Miss Shepherd (Mag­gie Smith), una ancia­na octo­ge­na­ria, esta­cio­na su fur­go­ne­ta en for­ma tem­po­ra­ria en la entra­da de acce­so de la casa de Ben­nett (Alex Jen­nings) ubi­ca­da en el barrio Camp­bell de Lon­dres. Ese esta­cio­na­mien­to dura­ría 15 años, cuan­do la due­ña del vehícu­lo falle­ce en 1989.

A par­tir de esta pre­mi­sa, el per­so­na­je de Ben­net se des­do­bla en dos; por una par­te se encuen­tra el Alan que man­tie­ne la rela­ción con la dama del vehicu­lo, y por otra par­te está el Alan autor que escri­be el rela­to des­ta­can­do la per­so­na­li­dad de Miss Shepherd.

El públi­co con­tem­pla a una vaga­bun­da excén­tri­ca, deli­ran­te y de un carác­ter inso­por­ta­ble que decla­ra reci­bir con­se­jos de la Vir­gen María; por si eso fue­se poco, su pre­sen­cia anti­hi­gié­ni­ca y las bol­sas de basu­ra que deja tira­das alre­de­dor de su fur­go­ne­ta des­pren­den un olor nau­sea­bun­do que afec­ta al vecin­da­rio. A pesar de todo, esta vie­ja gru­ño­na es obje­to de com­pa­sión por par­te de los resi­den­tes loca­les quie­nes le pro­por­cio­nan ropa usa­da, comi­da e inclu­so algu­nos rega­li­tos de Navidad.

Fren­te a lo des­crip­to, lo que brin­da sus­ten­to al film son sus inte­li­gen­tes diá­lo­gos, algu­nas situa­cio­nes cómi­cas que sur­gen del com­por­ta­mien­to de esta mujer y sobre todo cier­tas obser­va­cio­nes de Ben­nett acer­ca de la con­duc­ta huma­na con espe­cial refe­ren­cia a su pro­pia expe­rien­cia en la rela­ción afec­ti­va man­te­ni­da con ella.

Sin duda algu­na, la prin­ci­pal atrac­ción de este film es el tra­ba­jo de Smith. La vete­ra­na y talen­to­sa artis­ta del cine y tea­tro bri­tá­ni­co ha dado mues­tra a tra­vés de su exten­sa carre­ra pro­fe­sio­nal que es una de las mejo­res actri­ces del mun­do; ese pres­ti­gio lo sigue rati­fi­can­do con el his­trio­nis­mo que des­plie­ga en este film don­de renue­va con su mag­né­ti­ca pre­sen­cia la carac­te­ri­za­ción del mis­mo per­so­na­je que inter­pre­tó en el esce­na­rio tea­tral; su inter­pre­ta­ción des­lum­bra de mane­ra tal que se tie­ne la sen­sa­ción de con­tem­plar a la ver­da­de­ra Miss Shepherd. A su lado, es meri­to­ria la actua­ción de Alex Jen­nings en el rol de los dos Ben­netts, así como los otros acto­res de repar­to que inclu­yen a Fran­ces de la Tour, Jim Broad­bent, James Cor­den y Roger Allam. Final­men­te, la flui­da direc­ción de Nicho­las Hyt­ner con­tri­bu­ye al pla­cer que se obtie­ne vien­do este film.

Con­clu­sión: Una his­to­ria casi real, muy bien rela­ta­da y estu­pen­da­men­te inter­pre­ta­da por Mag­gie SmithJor­ge Gutman