Sal­to de Esquí

EDDIE THE EAGLE. Esta­dos Uni­dos-Gran Bre­ta­ña, 2016. Un film de Dex­ter Fletcher

A esca­sos días del estreno del film depor­ti­vo Race, lle­ga a la pan­ta­lla Eddie The Eagle que en el mar­co de un rela­to mucho más liviano abor­da igual­men­te a un joven esquia­dor que aspi­ra par­ti­ci­par en los Jue­gos Olímpicos.

 Taron Egerton y Hugh Jackman

Taron Eger­ton y Hugh Jackman

La his­to­ria se basa en la per­so­na real de Michael Edwards (Taron Eger­ton), un mucha­cho bri­tá­ni­co per­te­ne­cien­te a una humil­de fami­lia, que des­de tem­pra­na edad sin­tió una fuer­te incli­na­ción por la prác­ti­ca de esquí. Su aspi­ra­ción era par­ti­ci­par en las Olim­pia­das Inver­na­les de 1984; sin embar­go el resa­bio de una dis­mi­nu­ción físi­ca, una pre­sen­cia que podría pare­cer cari­ca­tu­res­ca por sus espe­sos len­tes que agran­da­ban sus ojos uni­do a una baja esta­tu­ra que no res­pon­día a la con­ven­cio­nal de un depor­tis­ta, influ­ye­ron para que el comi­té olím­pi­co de Gran Bre­ta­ña no lo tuvie­ra en cuen­ta. En todo caso su per­sis­ten­cia moti­vó a que siguie­ra empe­ña­do en poder lograr­lo cua­tro años des­pués y para ello deci­dió dejar de lado el tra­di­cio­nal esquí, optan­do por el sal­to de esquí del cual su expe­rien­cia era nula, pero sin duda has­ta ese momen­to no había nin­gún depor­tis­ta de su país en esa especialidad.

Aun­que para lograr su pro­pó­si­to Edwards fue entre­na­do por dos exper­tos ame­ri­ca­nos en Lake Pla­cid, el guión del rea­li­za­dor Dex­ter Flet­cher escri­to con la cola­bo­ra­ción de Sean Macau­lay y Simon Kel­ton se per­mi­te algu­nas licen­cias hacien­do que el joven aspi­ran­te via­je a Ale­ma­nia don­de cono­ce a Bron­son Peary (Hugh Jack­man), un ex cam­peón de esquí que en el pasa­do logró con­si­de­ra­ble popu­la­ri­dad; él será quien lo ayu­de a for­mar­lo. De este modo, y sin entrar en mayo­res deta­lles de lo que acon­te­ce entre­me­dio, Edwards se con­vier­te en una estre­lla en el sal­to de esquí y lle­ga a ser el pri­mer bri­tá­ni­co que com­pi­te en los Jue­gos Olím­pi­cos de Cal­gary de 1988 den­tro de esa cate­go­ría. A pesar de que este joven de 25 años –más cono­ci­do con el nom­bre de “Eddie The Eagle” debi­do al ale­teo de sus bra­zos al rea­li­zar sus impre­sio­nan­tes sal­tos- no haya obte­ni­do una meda­lla en dichos jue­gos, lo cier­to es que se ganó el res­pe­to y el entu­sias­mo del públi­co apre­cian­do sus con­di­cio­nes de gran deportista.

Con el men­sa­je de que más que los pre­mios reci­bi­dos impor­ta el esfuer­zo que se empren­de en el depor­te, este film lejos de ser excep­cio­nal lle­ga a satis­fa­cer. Su atrac­ción resi­de en la for­ma ame­na en que está rela­ta­do, el rit­mo ade­cua­do impre­so por Flet­cher, la logra­da com­pli­ci­dad exis­ten­te entre Eger­ton y Jack­man y, final­men­te, por­que sin pre­ten­sión algu­na con­si­gue entre­te­ner sana­men­te pro­du­cien­do en el espec­ta­dor una agra­da­ble sen­sa­ción de bien­es­tar. Jor­ge Gutman