ENCORE UNE FOIS, SI VOUS PERMETTEZ – Autor: Michel Tremblay — Dirección: Michel Poirier – Elenco: Guylaine Tremblay, Henri Chassé — Escenografía: Olivier Landreville — Vestuario: Mérédith Caron — Iluminación: Lucie Bazzo – Música: Christian Thomas. Duración: 1h 30 m sin intervalo. Representaciones: Hasta el 14 de mayo de 2016 en el Théâtre Duceppe (www.duceppe.com)
No todas las historias de amor tienen como protagonistas a dos enamorados. El prolífico autor canadiense Michel Tremblay nos demuestra que también se da entre dos seres que se quieren entrañablemente tal cómo aconteció entre él y su progenitora a quien perdió cuando aún era muy joven. Precisamente, ese profundo sentimiento lo transmitió en 1998 en la pieza que se comenta.
Fue en aquel año que quien escribe estas líneas tuvo ocasión de emocionarse al presenciarla; viéndola hoy día, esa sensación permanece inalterable. A pesar de su aparente simplicidad, Encore une fois, si vous permettez engrosa la lista de clásicos dentro del repertorio del excepcional dramaturgo quien considera a la misma como una de sus más íntimas y queridas creaciones.
Respetando el espíritu de su autor, Michel Poirier ha logrado una puesta en escena delicada y sobria donde el texto del autor fluye a través de sus dos actores que le dan vida. Durante 90 minutos el público se concentra permanentemente en los diferentes matices que adquiere la relación de Tremblay con su madre desde 1952 hasta 1962. A través de cinco escenas basadas en conversaciones bien construidas, se siguen los pasos del pequeño Michel de 10 años de edad hasta que llega a los 20 habiendo adquirido una maduración psicológica que lo convertiría tiempo después en la gran figura en el firmamento literario y teatral.
Aunque no hay nada que objetar en la lograda actuación de Henri Chassé como el narrador del relato, sin lugar a dudas el autor quiso adjudicar a Nana –su madre- el rol prioritario. En ese sentido la gran comediante Guylaine Tremblay ha logrado personificarla de manera ejemplar, donde al final de la representación los fuertes y largos aplausos del público asistente en la función de estreno recompensaron su extraordinaria actuación. Ella ha sabido encarnar con extraordinaria vitalidad a la colorida dama, discutidora, verborrágica, y a veces madre un tanto absorbente. La actriz ha logrado introducirse plenamente en la piel de una vibrante mujer que representa la alegría de vivir y que con sus relatos e imaginación a toda prueba además de producir situaciones auténticamente jocosas haría que Michel Tremblay encontrase en ella su verdadera fuente de inspiración en su multidisciplinaria carrera profesional.
Lo que más trasciende de la obra es el sólido lazo que se establece en esa relación materno-filial que culminará cuando Nana comienza a sentirse desfallecida presintiendo que su final no está muy lejos. En esencia, el público se siente nostálgicamente transportado en un viaje sentimental que conduce a un poético final, que conviene no develar, brindando uno de los grandes momentos de esta pieza. Su autor ha sabido equilibrar el humor con el drama a través de un relato cálido, humano y sin duda personal que constituye un noble y bello homenaje a su progenitora.
Dieciocho años después de su estreno, la emotiva obra mantiene plenamente sus valores porque su mensaje es intemporal y universal y además en esta oportunidad está realzada por la memorable e hipnótica caracterización que Guylaine Tremblay efectúa de la entrañable Nana. Jorge Gutman