ALICE THROUGH THE LOOKING GLASS. Estados Unidos, 2016. Un film de James Robin
Después de haber disfrutado el film de Tim Burton Alice in Wonderland (2010) se conoce ahora su secuela Alice Through the Looking Glass dirigida en este caso por James Bobin. Si a veces el enunciado de que “segundas partes nunca fueron buenas” resulta discutible, algo de eso hay en esta película que carece de la magia necesaria que caracterizó al film precedente.
En el entreverado guión de Linda Woolverton, se la ve a Alice (Mia Wasikowska) algunos años después como capitana de la embarcación que perteneció a su difunto padre navegando los mares; al retornar a Londres se encuentra con algunos obstáculos referentes a su carrera y es así que resuelve dejar tierra firme para retornar nuevamente al País de las Maravillas a través de un espejo mágico.
Al llegar a destino se encuentra con que su muy querido amigo, el Sombrerero Loco (Johnny Deep), está sumido en una profunda depresión porque está convencido de que su familia que ha sido víctima de una tragedia acontecida largo tiempo atrás aún vive. Ansiosa por ayudarlo, nuestra heroína decide retornar al pasado para rastrear el paradero de sus padres y saber qué es lo que aconteció con ellos. Para lograr su cometido, Alicia tendrá que enfrentarse con el Sr. Tiempo (Sacha Baron Cohen) a fin de sustraerle la cronósfera que está en su posesión y que es el artefacto que le permitirá viajar a través del tiempo.
A partir de ese momento el guión de Woolverton adopta varios giros para crear situaciones poco lógicas y que de ninguna manera se corresponden con la obra literaria de Lewis Carroll. En consecuencia, las aventuras que Alicia atraviesa en el mundo paralelo que le hace soñar y sentirse renovada así como la galería de personajes reales y animados que salen a su encuentro no conservan en este film el fascinante encanto del film de Burton.
Aunque el relato diste de producir excitación hay que reconocer que existen contadas secuencias bien logradas pero en líneas generales, Robin se vale de las imágenes generadas por computadora (CGI) y del empleo de efectos visuales para realzar las debilidades del guión. Si bien nada puede objetarse a la actuación, entre otros, de Wasikowska, Baron Cohen, Helena Bonham Carter como la malvada Reina Roja y la de Anne Hathaway como su hermana la Reina Blanca, lo cierto es que no alcanzan a elevar el nivel del film.
He aquí un film que se apoya en los aspectos técnicos para trascender y que brinda un producto lujoso en términos de colores, vestuario y maquillaje, aunque el formato IMAX 3D no resalta en este caso su visión. Como relato es moderadamente entretenido pero en última instancia no posee la creatividad y vitalidad necesaria para que deje importantes huellas en la memoria del espectador. Jorge Gutman