QUEEN OF KATWE. Uganda-Sudáfrica, 2016. Un film de Mira Nair.
A pesar de la familiaridad sobre temas en donde un excelente mentor puede despertar y desarrollar las potenciales aptitudes existentes en acontecimientos deportivos o de naturaleza similar, en Queen of Katwe, la realizadora Mira Nair logra un film que conmueve por su sencillez, la emoción natural que reflejan sus personajes y además por la excelente descripción de lugares no muy conocidos por el gran público.
Basado en una historia real pero llevada a la ficción por el guionista William Wheeler, el relato comienza en 2007 y se desarrolla principalmente en una muy pobre comunidad de Katwe, Uganda, donde la mayoría de la gente habita en chozas precarias. Allí se presencia la diaria actividad realizada por Phiona (Madina Nalwanga), una despierta y vivaz niña quien se dedica a vender maíz en las calles a fin de ayudar a que su madre viuda (Lupita Nyong) pueda hacer frente a las necesidades básicas de la familia.
Un motivo de interés radica en ver el lugar donde transcurre. Posiblemente con excepción de Kampala, la capital del país, no es muy frecuente que a través del cine se contemple las aldeas y pequeños pueblos de Uganda. He aquí, donde con excelente preciosidad la directora ubica su cámara para ilustrar la vida cotidiana de Katwe como también algunos de sus rasgos culturales; así se aprecia que a pesar de la gran pobreza de la mayoría de su población la misma en ningún momento muestra desesperación o miseria, para en cambio vivir lo más dignamente posible.
La observación anterior no excluye que entre los jóvenes siempre existe el deseo de un mejor porvenir. En el caso de Phiona la oportunidad se le presenta cuando su hermano (Martin Kabanza) comienza a tomar clases de ajedrez impartidas por Robert Katende (David Oyelowo), un maestro local; ésa es la razón por la cual la curiosa niña interesada por el juego comienza a involucrarse en el mismo mediante las enseñanzas de este señor y de otros chicos a quienes instruyó y que le muestran a Phiona cómo se desplaza cada pieza en el tablero. A medida que avanzan las lecciones, el maestro queda asombrado de la agilidad mental de su alumna quien en base a las estrategias que le enseñó, ella se anticipa mentalmente con varios movimientos de piezas a fin de lograr el jaque mate. Después de que el profesor consigue convencer a la madre de la niña para que le permita participar en pequeñas competencias que se realizan en el pueblo, con su gran inteligencia ella resulta triunfadora; por lo tanto, el paso siguiente es competir por su país en Kampala.
Nuevamente aquí queda reflejado el poder de observación de la realizadora al mostrar con sutileza el contraste existente entre Katve y la gran ciudad donde las condiciones de vida no pueden ser más diferentes.
No es necesario agregar la prosecución del relato. Si bien el espectador puede predecir su desenlace, esta circunstancia de ninguna disminuye sus méritos; lo que resulta destacable es la eficiente forma en que Nair construye esta inspiradora historia donde ha logrado reunir un calificado elenco. Nalwanga es toda una revelación al haber sabido captar todas las sutilezas, emociones y esperanzas que se encuentran en la dulce niña un tanto reservada que cuando sonríe ilumina la pantalla. No menos importante es la actuación del conocido actor Oyelowo quien se introduce por completo en la personalidad de un noble hombre que destina considerable parte de su tiempo para que sus alumnos dominen y absorban toda la pasión generada por el ajedrez, un excelente deporte mental cuyo resultado generalmente depende más de la inteligencia que de la buena suerte del jugador. Algo semejante acontece con el desempeño de la querida actriz Nyong quien transmite muy bien la devoción de una madre que en principio se muestra reluctante a que su hijita se involucre en este juego por temor a que pueda resultar descalificada en algún momento y quede desilusionada; al propio tiempo ella y su familia demuestran cómo uno puede siempre aprender algo nuevo en la vida al enfrentar difíciles situaciones.
De lo que antecede queda como balance un film hermoso, tierno y entretenido. Finalmente, ¿cómo no emocionarse cuando en los créditos finales los actores aparecen acompañados de las verdaderas personas a quienes han personificado, donde por supuesto se ve a la verdadera campeona de ajedrez convertida por tal motivo en la Reina de Katwe? Igualmente cabe mencionar que casi todos los integrantes de esta historia han logrado superar las condiciones del medio en que se desenvolvieron habiendo exitosamente llegado a niveles de educación y desempeño laboral de considerable categoría. Jorge Gutman