CHOCOLAT. Francia, 2016. Un film de Roschdy Zem
Este film sigue la trayectoria de Rafael Padilla, un artista circense y el primero de raza negra que llegó a adquirir gran popularidad en la Francia de la belle époque de los años 20.
En una adaptación efectuada por el realizador junto a Cyril Gely y Olivier Gorce del libro de Gérard Noiriel “Chocolat clown negre”, el film presenta a Padilla (Omar Sy), un ex esclavo negro cubano que llega a Francia hacia finales del siglo 19 aspirando a un porvenir más venturoso. Al poco tiempo, merodeando un circo provincia llega a conocer a Tony Grice (James Thierrée), de sobrenombre “Footit”, quien le ofrece trabajar con él al haber descubierto sus condiciones potenciales de payaso; después de un breve entrenamiento donde Padilla, ahora apodado “Chocolat”, se impone de todos los aspectos básicos del trabajo por parte de su colega, ambos se presentan en un espectáculo que conquista de inmediato al público asistente. Si bien el éxito se debe a una labor de equipo muy bien ensamblado, no pasa mucho tiempo para que un sagaz empresario parisino (Olivier Gourmet) los contrate para actuar en el Nouveau Cirque de París como una de sus principales atracciones; allí este dúo vuelve a seducir a una audiencia que en ese caso es más numerosa y exigente.
En forma sutil el director describe muy bien cómo el éxito de Chocolat, además de sus legítimas condiciones artísticas, se debe a situaciones graciosas en donde llega a burlarse de su propia raza. Ese hecho evidentemente tiene efecto positivo en la audiencia porque en la Francia de ese entonces existe un marcado racismo donde el hombre de color es una persona de categoría inferior; en tal sentido no resulta extraño que el salario de Chocolat sea sustancialmente menor al de su colega.
El conflicto central del relato se produce cuando por ser negro es injustamente arrestado por la policía aduciendo una falaz excusa y es a partir de ese momento que Chocolat adquiere clara conciencia de su situación; de allí en más, deja de actuar con Footit y la amistad que los unía fuera del escenario llega a quebrarse. Creyendo que su fama le permitiría actuar en un verdadero espectáculo teatral representando a Otelo de Shakespeare, Chocolat intenta hacerlo aunque sin lograr un resultado positivo.
Entremezclando la comedia, con el drama, Sy repite el éxito que logró con Intouchables (2011) ofreciendo una cálida interpretación de un hombre que habiendo llegado a la fama no puede renegar de su raza para reclamar la dignidad que humanamente merece. Igualmente convincente es la actuación de Thierrée quien como el payaso blanco logra una buena combinación con Sy en varios números circenses que alcanzan relevancia dentro del contexto de la historia narrada; sin adelantar su desenlace, la escena final que los reúne es altamente conmovedora.
En esencia, Zem logra una película emotiva que produce risa, tristeza, patetismo, al propio tiempo que efectúa una apropiada crítica de la discriminación racial de la época. Jorge Gutman