JULIETA. España, 2016. Un film escrito y dirigido por Pedro Almodóvar
Después del traspié de su malograda comedia Los Amantes Pasajeros, Pedro Almodóvar retorna con Julieta explorando una vez más el alma femenina, un universo que domina ampliamente. Aunque no del todo perfecto, el público puede apreciar un buen melodrama caracterizado por su sobriedad y contención.
Si bien el guión le pertenece, el cineasta manchego se ha basado en tres cuentos breves de la celebrada escritora canadiense y Premio Nóbel de Literatura (2013) Alice Munro (“Chance”, “Soon”, y “Silence”), donde el destino y el silencio cobran vital importancia.
El tema gira en torno a la relación materno-filial, tal como Almodóvar lo abordó en Todo Sobre Mi Madre donde una mujer debe enfrentar su pasado al haber perdido a su hijo en un trágico accidente. En este caso también se asiste a una pérdida maternal pero con características diferentes.
Cuando el relato comienza en la época actual aparece Julieta (Emma Suárez), una mujer de aproximadamente 50 años de semblante melancólico que viviendo en Madrid está a punto de dejar la ciudad para trasladarse a Portugal con Lorenzo (Dario Grandinetti), su pareja. El destino quiere que un día antes de partir inesperadamente se encuentre en la calle con Bea (Michelle Jenner), que años atrás había sido la mejor amiga de su hija Antía (interpretado en distintas etapas de su vida por Priscilla Delgado y Blanca Pares); ella le cuenta que por azar y después de muchos años sin verse en Italia descubrió a Antía con sus 3 hijos donde estaban pasando sus vacaciones. Prontamente el espectador se impone que Julieta no tuvo noticias de su hija durante los últimos 12 años. Frente a esa novedad que la impacta enormemente, Julieta cambia drásticamente sus planes y decide no acompañar a Lorenzo para seguir residiendo en Madrid y alquilar un departamento en el mismo edificio donde ella junto con su hija habían vivido antes de su partida; allí, Julieta comienza a escribir una carta a Antia donde en la misma pasa revista a su vida pasada.
De este modo Almodóvar estructura su relato ubicándolo 30 años atrás donde se sabrá cómo la joven Julieta (ahora interpretada por Adriana Ugarte) conoce en un accidentado viaje en tren a Xoan (Daniel Grao), un pescador que vive en Galicia; después de un íntimo y pasional encuentro mantenido con él, ella queda embarazada y posteriormente aceptará la invitación de Xoan de convivir con él. Tras el nacimiento de Antía, Julieta desempeñándose a gusto como profesora de literatura clásica lleva una vida armoniosa y apacible como devota esposa y entrañable madre. Una serie de acontecimientos posteriores incluye una tragedia que la colmará de pena; la situación se agravará cuando Antía, que ya tiene 18 años, decide buscar refugio en un retiro espiritual de los Pirineos y abandona a su madre sin querer revelarle dónde se encuentra.
Aunque el relato capta la atención del espectador; el mismo no alcanza toda la resonancia emocional que merece debido a que el personaje de Antía está descripto en forma esquemática. No hay ningún indicio a lo largo de la trama que demuestre alguna grieta entre madre e hija durante el período de su infancia y adolescencia; más bien acontece lo contrario. Es así que tanto para Julieta como para el público constituye un enigma saber lo que ha motivado a Antía de haber querido olvidar por completo a su madre. Cuando el misterio finalmente se dilucida, las causas generadas a la distancia entre madre e hija y que nunca habían sido explicitadas no llegan a ser muy convincentes.
A pesar de la objeción precedente, el realizador a través de una sencilla pero eficaz narración permite expresar la angustia, desolación, amargura y un sentimiento de culpa indefinida que abate a Julieta frente a la pérdida virtual de su hija. En tal sentido ha sido muy importante la contribución de Suárez y Ugarte en el papel titular así como el homogéneo elenco que las rodea; entre algunos nombres destacables, además de Grandinetti, se encuentran Inma Cuesta como una escultora amiga de Xoan y la veterana y siempre eficaz Rossy de Palma caracterizando en un rol clave a una excéntrica ama de llaves que recela de Julieta.
El refinado estilo visual del realizador siempre es apreciable contando en este caso con la asistencia de Antxon Gómez en los diseños de producción y Jean-Claude Larrieu en la impecable fotografía. Apropiada es también la música de Alberto Iglesias quien tratando de realzar el esperanzador final de redención de esta historia la acompaña con el tema musical “Si no te vas” de Cuco Sánchez interpretado cálidamente por Chavela Vargas.
Sin que este drama alcance el nivel logrado en La Flor de mi Secreto, Todo sobre mi Madre, Hable con Ella o Volver, la impronta de este Almodóvar maduro abordando el dolor maternal se halla presente y sin duda complacerá a sus fieles seguidores.
Jorge Gutman