LAND OF MINE. Dinamarca-Alemania, 2015. Un film escrito y dirigido por Martin Zandvliet.
Aunque con más de un año de retraso, más vale tarde que nunca para juzgar Land of Mine cuyo estreno mundial tuvo lugar en el TIFF de 2015. Aquí el realizador Martin Zandvliet recrea dramáticamente un tema que no repercutió internacionalmente pero que aconteció poco tiempo después de haber concluido la Segunda Guerra Mundial.
Dinamarca que se caracteriza por ser un país noble y pacífico desentierra un pasado turbio de su historia a través de la excelente crónica ofrecida por Martin Zandvliet en este film. Cuando concluyó el conflicto bélico que azotó a Europa, más de un millón y medio de minas que habían sido colocadas por los nazis aún estaban emplazadas en la costa occidental de Dinamarca; para desactivarlas, el ejército danés recurrió a los prisioneros de guerra germanos para tal arriesgada misión.
En función de lo que antecede el guión presenta a un grupo de 14 jóvenes alemanes que no superan los 20 años de edad y que habiendo sido reclutados por el ejército nazi, ahora se encuentran prisioneros en Dinamarca; su tarea es desactivar las minas colocadas por sus compatriotas sin tener experiencia alguna en la materia. Bajo las órdenes de Rasmussen (Roland Moller), el déspota sargento que los controla, los muchachos deben soportar los vejámenes del acoso físico y emocional de su superior. La única y remota esperanza para ellos es que si llegan a sobrevivir removiendo las minas ocultas en las dunas de arena de Skallingen, podrán ser repatriados a su hogar.
Las escenas que se aprecian en pantalla proporcionan un cuadro decididamente desolador. Entre las mismas se observan el encierro de los muchachos durante las horas nocturnas como si fuesen animales, el padecimiento del hambre por falta de comida, las enfermedades y o debilitamiento por parte de algunos, así como los accidentes mortales que se van sucediendo en la penosa tarea que realizan. En esencia, el trato recibido por el grupo se asemeja a la crueldad y sadismo que los nazis infligieron a las víctimas del holocausto. Para peor, cuando gradualmente Rasmussen adopta una actitud menos dura con estos jóvenes, su superior, el capitan Ebbe (Mikkel Boe Folsgaard), demuestra ser mucho más inflexible y descorazonado.
Esta agria nota de la historia de Dinamarca contrasta enormemente con la humanidad y la compasión que el país mantuvo durante la guerra protegiendo a los judíos que iban a ser deportados. En todo caso, queda como balance un relato muy bien estructurado donde el realizador esboza una severa crítica a la falta de compasión y sed de venganza que animó al ejercito danés en una coyuntura histórica donde injustamente inocentes muchachos debieron purgar la culpa de crímenes cometidos por sus padres.
Además de su interés temático y fluida dirección, es destacable la soberbia interpretación de Moller caracterizando al personaje protagónico; así mismo se luce Louis Hofmann como el líder natural del grupo de los desafortunados prisioneros. Jorge Gutman