THE BEGUILED. Estados Unidos, 2017. Un film dirigido por Sofia Coppola
Sofia Coppola ha sido galardonada con el premio a la dirección en el reciente Festival de Cannes por The Beguiled y se puede adelantar que la distinción es muy merecida. Con notable sensibilidad, la realizadora brinda una versión feminista de la novela The Painted Devil de Thomas P. Cullinan publicada en 1966, que ya había sido objeto de un tratamiento cinematográfico en 1971 bajo la dirección de Don Siegel. Ciertamente surgirán comparaciones inevitables para quienes hayan visto el film original, pero lo que aquí importa es juzgar la versión actual por sus propios méritos; en tal sentido Coppola ha sabido crear un relato dotado de una acertada tensión sexual que permanece constante hasta su última escena.
La acción transcurre en el estado de Virginia en 1864, tres años después de haber comenzado la Guerra de Secesión. Enclaustrada en un denso bosque se haya una mansión que alberga un seminario para señoritas dirigido por la señora Martha (Nicole Kidman), donde Edwina (Kirsten Dunst) es la maestra de cinco alumnas integradas por tres adolescentes y dos menores. La trama se inicia cuando la pequeña Amy (Oona Laurence) recogiendo champiñones en el bosque, descubre a John McBurney (Colin Farrell), un soldado de la unión que se halla mal herido. A pesar del riesgo incurrido en ofrecer ayuda a alguien perteneciente al ejército del norte, Martha decide apiadarse de él ofreciéndole hospitalidad en su escuela hasta que su pierna seriamente infectada logre recuperarse.
La primera parte del relato ilustra magníficamente la forma en que John altera la normalidad imperante hasta ese momento en un ambiente caracterizado por la disciplina, los buenos modales y un comportamiento parecido en cierto modo al de las monjas viviendo en un convento. La actitud de las mujeres comienza a modificarse gradualmente por la presencia de este hombre que siendo dueño de indudable masculinidad les hará desligarse de su sexualidad reprimida. Esa actitud se manifiesta fundamentalmente en el sentimiento de John por Edwina donde ella no puede ocultar la sensible emoción que él le produce; asimismo, a pesar de la solemnidad de Martha, su rostro delata su contenida perturbación cuando está curando sus heridas, en tanto que la adolescente Alicia (Elle Fanning) termina seduciéndolo. De esta manera, la duda y recelo inicial provocada por John se convierte en inesperada atracción. Por su parte, él que es consciente del magnetismo que despierta en sus anfitrionas sabe muy bien que su seguridad depende de ellas y por lo tanto su poder de seducción debe manejarlo cautelosamente.
La segunda parte de esta historia adquiere un giro inesperado que no es prudente revelar salvo anticipar que Coppola ha sabido crear una atmósfera cargada de erótica ansiedad con un nivel de suspenso muy bien logrado en su tramo final.
La realizadora ofrece un film realizado inteligentemente donde ha sabido intercalar los diálogos del relato con expresivos silencios alimentados con gestos y miradas que describen satisfactoriamente la naturaleza de sus personajes y la pasión que los animan. En tal sentido el trabajo del elenco es excelente en lo que a Kidman, Dunst y Fanning se refiere; en cuanto a Farrell, su desempeño no llega a destacarse por las limitaciones que el guión le ofrece aunque de ningún modo desentona.
Finalmente, la directora merece igualmente elogios por la elegancia formal del film agraciado por la magnífica fotografía que obtuvo de Philippe Le Sourd y de los diseños de producción de Anne Ross. Queda como balance un bello film que seducirá a una audiencia selectiva. Jorge Gutman