Comentario de Jorge Gutman
El Festival Internacional de filmes FANTASIA que comenzó su vigésima primera edición el pasado 13 de julio y finalizará el 2 de agosto en Montreal presenta para la ocasión una selección de más de 150 largometrajes y 300 cortometrajes. He aquí algunos de los títulos que EL POPULAR ha tenido ocasión de juzgar.
Un buen documental es lo que propone Arshad Khan en ABU (Canadá). En un relato sencillo y humano el director y guionista del film pasa revista a su vida comenzada en Pakistán donde nació y fundamentalmente enfatiza su problemática relación mantenida con algunos miembros de su familia con especial referencia a su padre.
Kahn relata las circunstancias que motivaron el traslado de su familia a Canadá en 1991 y cómo estos inmigrantes tratan de asimilarse al nuevo medio; en tal sentido para Kahn la adaptación no ha sido fácil al añorar su tierra natal así como lo que siente al comprobar que el color de su piel en parte lo discrimina del medio social. El realizador además enfatiza las peripecias atravesadas por su crisis de identidad y cómo el proceso de madurez que experimenta lo impulsa a asumir su homosexualidad. En otros aspectos se refiere al modo en que los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 llegaron a influir en el seno de su familia. En la última parte del relato, Khan comenta su traslado a Montreal, comenzando a estudiar cine y es allí donde finalmente encuentra el sitio ideal para el desarrollo de sus actividades como cineasta y su realización personal.
A través de secuencias filmadas en diferentes momentos de su vida, entrevistas mantenidas con algunos de sus familiares ‑su madre y su hermana mayor y los propios comentarios del realizador‑, queda reflejado el comportamiento cultural y tradicionalmente religioso de sus padres que difiere por completo con lo que él sustenta, así cómo su orientación sexual dificultosamente aceptada por ellos motivó a que él se separara de su familia. Con todo, frente a la inminente muerte de su padre ocurrida en 2011 se aprecia que en última instancia se produce una emotiva reconciliación donde su progenitor le manifiesta que siempre lo ha querido. En escasos 80 minutos, es mucho lo que llega a captarse de este honesto y sensible documental.
Algunas de las peripecias atravesadas por los inmigrantes ilegales que residen en los Estados Unidos son muy bien ilustradas en MOST BEAUTIFUL ISLAND (Estados Unidos), un cautivante thriller dirigido, escrito e interpretado por Ana Asensio. Ella anima a Luciana, una joven española que, como muchos otros indocumentados, llega a la ciudad de Nueva York procurando concretar el mítico sueño americano. Ubicando la acción durante una única jornada se aprecia las dificultades que ella atraviesa para estar al día en el pago de arriendo del humilde departamento en el que habita; eso es debido a que los magros ingresos que percibe disfrazada de pollito para la promoción de un sitio de comida no le ayudan a resolver su situación financiera. Una esperanza de mejorar su condición se vislumbra cuando una compañera le propone un trabajo circunstancial que le deparará una buena suma de dinero. Aceptada la oferta, ella ignora por completo la pesadilla que pronto vivirá al verse obligada a exponer su vida en un juego macabro que tiene lugar en una excéntrica fiesta a fin de satisfacer el sadismo de un grupo integrado por ricos y despiadados neoyorkinos que allí se encuentran. Con una esmerada puesta escénica y meticulosidad volcada en la descripción del relato, la directora ha sabido crear un psicodrama intrigante y opresivo capaz de mantener la permanente atención del espectador. Este drama, que obliga a reflexionar una vez más sobre la temática de la inmigración ilegal, constituye una buena carta de presentación de Asensio que merecidamente le ha valido para obtener el Premio del Jurado y el del Mejor Largometraje Narrativo en el festival SXSW de este año.
Si bien la veterana realizadora Agnieszka Holland es una de las más representativas del buen cine polaco, SPOOR (Polonia-Alemania-República Checa-Suecia), su último trabajo realizado con la colaboración de Kasia Adamik, no alcanza a cobrar aliento a pesar de sus buenas intenciones.
El relato que está basado en la novela de Der Gesang der Fledermäuse de Olga Tokarczuk transcurre en una región montañosa ubicada en la frontera de Polonia con la República Checa. Allí habita Janina Duszejko (Agnieszka Mandat), una anciana ingeniera jubilada que además de enseñar en la escuela local es una acérrima defensora de los animales de la región. El conflicto del film se produce cuando sus dos amados perros desaparecen y todo parece indicar que los cazadores del lugar son los responsables, lo que deja a Janina altamente traumatizada. La trama adquiere el carácter de un thriller cuando misteriosamente se produce el asesinato de uno de los cazadores y bien pronto los crímenes se van sucediendo donde en cada caso queda registrada las huellas de diferentes animales. Aunque en primera instancia, hay cierta intriga que haría suponer que se produce una venganza de los animales hacia sus verdugos, lo cierto es que esta historia narrada de manera errática va perdiendo interés a medida que se desarrolla. Aunque esta comedia negra tiene como propósito mostrar la conducta de una mujer atípica y marginada decidida a enfrentar un sistema autoritario y patriarcal, Holland no logra imprimir la vitalidad necesaria que permita captar la empatía del espectador.
Confirmando que Fantasía dedica un buen espacio al género de la comedia, el público tiene oportunidad de disfrutar la continuación de un risueño retrato familiar presentado el año pasado con What a Wonderful Family. En WHAT A WONDERFUL FAMILY! 2 (Japón), se sale al encuentro de sus mismos personajes donde el matrimonio integrado por Shuzo Hirata (Isao Hashizume) y su esposa Tomiko (Kazuko Yoshiyuki) ha sabido superar los conflictos de antaño cuando ella estaba a punto de separarse debido a las actitudes egoístas de su esposo.
En esta ocasión, que se desarrolla pocos años después, todo se presta para que la pareja viva en perfecta armonía salvo que existe un factor capaz de alterarla; eso se debe a que habiendo perdido parte del reflejo necesario para conducir a causa de su edad, el anciano Shuzo ha ocasionado ciertas raspaduras a su coche; previendo que cause futuros accidentes que incluso pudiera hacer peligrar la vida de terceros, su esposa no logra disuadirlo para que renuncie a seguir conduciendo. Es así que Konosuke (Masahiko Nishimura), el mayor de sus hijos adultos, trata de persuadir a su obstinado padre para que entregue las llaves del vehículo y renuncie a su licencia. Si bien este incidente constituye el primero de los conflictos que plantea el relato, la situación se agrava cuando Tomiko decide viajar de vacaciones sin su esposo y él invita a su casa a un antiguo compañero de escuela (Nenji Kobayashi) a quien ha reencontrado después de muchos años; ese hecho genera una serie de incidentes que aunque realísticamente dramáticos, el tono de farsa empleado por el realizador Yoji Yamada impide que el relato adquiera dimensiones sombrías.
Como en el film original, el director trata afectivamente a sus personajes ilustrando con satisfactorio humor las diferentes alternativas que se traducen en el seno de una familia japonesa a través de tres generaciones; el resultado es una graciosa comedia que sin ser excepcional reúne los ingredientes necesarios para que el público se entretenga sanamente.
Dentro del cine de América Latina, uno de los títulos de la muestra es EL MUERTO CUENTA SU HISTORIA (Argentina) del realizador Fabián Forte en base a un guión que escribió junto a Nicolás Britos. El film es una fantasía con ingredientes de horror que lamentablemente resulta fallida. Comenzando como una comedia, el relato presenta a Angel (Diego Gentile), un publicista donjuanesco y detestable por su naturaleza machista. Un buen día tropieza en forma inesperada con un conjunto de vampiresas celtas que plantea instaurar un matriarcado en la tierra; como consecuencia de ese encuentro resulta esclavizado por ellas convirtiéndose en un zombi, o sea un muerto en vida. Si acaso la intención del film es mostrar cómo los misóginos resultan castigados, el relato narrado con trazos gruesos y sin auténtica gracia fracasa en su intento de generar un film de terror que suscite interés.
Otro film latinoamericano es O ANIMAL CORDIAL (Brasil) de la directora y guionista Gabriela Amaral Almeida. Con positivos antecedentes en el cine de horror en el campo del cortometraje, en su primer largometraje la directora confirma su predilección por el género al narrar una historia sembrada de espanto. La acción que transcurre en un sofisticado restaurante brasileño cuenta entre sus personajes al dueño del establecimiento, una joven asistente, algunos empleados ocupados en la cocina y tres comensales de los cuales, uno de ellos es un policía retirado y los otros integran una pareja celebrando un especial acontecimiento. El clima se enrarece con la llegada de un par de delincuentes en un asalto a mano armada; prontamente todos quedan atrapados en el establecimiento y de ahí en más los personajes prisioneros en el lugar se convierten en furiosos y despiadados animales tratando de sobrevivir la exasperante pesadilla. Almeida consigue crear un tenebroso clima que va in crescendo a medida que el relato transcurre hasta llegar a un angustiante e impredecible desenlace. En esencia, éste es un buen film de horror que conformará las expectativas de los amantes del género.
La crisis matrimonial es el tema que la directora y guionista Marianna Palka enfoca en BITCH (Estados Unidos), un film que si bien no es desdeñable no logra resultar del todo convincente para redondear su premisa absurda. Adoptando uno de los dos papeles protagónicos la realizadora anima a Jill, madre de cuatro hijos menores y casada con Bill (Jason Ritter), un hombre que la desconsidera por completo. Viviendo en una situación de opresiva rutina ella manifiesta tendencias suicidas sin que su marido machista adquiera conciencia de su estado. Es así que un buen día decide ocultarse en el sótano de su casa adoptando el comportamiento de un perro tanto en sus movimientos caninos como expresando con ladridos su frustración cuando es descubierta por sus hijos que la hallan desnuda y ensuciada de excrementos. Esta situación desestabiliza por completo la vida familiar donde el desconcertado Bill no logra manejar la situación en lo que concierne a compatibilizar las obligaciones de su trabajo como ejecutivo de una importante empresa con la responsabilidad de mantener el funcionamiento de su hogar en lo que concierne a la alimentación de sus hijos y su envío a la escuela; a todo ello, el clima humano se exaspera en la medida que su esposa canina sigue enclaustrada en el sótano. Curiosamente cuando los médicos consideran que Jill debe ser internada en una clínica mental, Bill se niega a hacerlo como tampoco acepta la sugestión de su cuñada (Jaime King) de retirarla de su casa y hacerse cargo de ella.
Desafortunadamente, el guión no encuentra la explicación lógica para justificar que esta desolada mujer permanezca refugiada sin alimentación alguna y en un estado de degradación física durante un prolongado período.
Aunque se anticipa que este surrealista drama psicológico está basado en un documentado caso de estudio, tal como aquí está presentado no logra totalmente convencer como una metáfora de las consecuencias que el machismo puede acarrear en una relación conyugal. A pesar de las observaciones formuladas, cabe apreciar la brillante caracterización que Palka obtiene de su personaje como así también la de Ritter como el perturbado marido frente a la inesperada situación que debe afrontar.
Los hermanos Ben y Joshua Safdie que hace 3 años causaron grata impresión con Heaven knows what vuelven a ubicarse detrás de la cámara ofreciendo con GOOD TIME (Estados Unidos) un animado thriller que en general fue bien recibido en ocasión de su estreno mundial en el último festival de Cannes. Con un guión que les pertenece, además de estar bien actuado y calibrado con precisión, el film reúne los requisitos precisos para satisfacer al gran público donde una de sus atracciones se debe a la presencia del popular actor Robert Pattinson, quien aquí aparece, totalmente irreconocible; él da vida a Connie, un ladronzuelo de Queens que manifiesta un profundo sentimiento fraternal hacia su hermano menor Nick (Benny Safdie) afectado de cierta inestabilidad mental. Para tratar de ayudarlo lo induce a que participe en un asalto bancario; si bien el operativo resulta exitoso, poco tiempo después surgen algunas complicaciones donde la policía arresta a Nick. A fin de permitir que éste pueda quedar libre bajo fianza, y dado que el dinero robado no alcanza para pagarla, Connie manipula a su amiga (Jennifer Jason Leigh) para que lo ayude a completar el monto requerido; a partir de allí nuevos obstáculos surgirán para dar lugar a situaciones de violenta acción donde entre ellas no están ausentes las nuevas tentativas de robo y el contacto con el mundo marginal del bajo fondo. Para disfrutar este film deberán dejarse de lado algunas situaciones decididamente implausibles; pero el propósito de los Safdie no es precisamente ofrecer un relato de verismo psicológico sino más bien un thriller pasatista de buena textura, permanente acción con un clima de tensión bien logrado y algunas escenas excelentemente captadas como las del asalto bancario inicial.
Por su temática, realización, interpretación y dramatismo A TAXI DRIVER (Corea del Sur) de Jang Hoon es un excelente film que basado en hechos reales transmite al espectador una visión realista de lo acontecido durante la época en que transcurre la acción. El relato basado en el guión de Eorn Yu-na comienza en Seúl en 1980 introduciendo a Man-seob (Song Kang-ho), un animado y humilde viudo que vela por su pequeña hija y es taxista; sin embargo las manifestaciones estudiantiles y demostraciones de protesta de la población que tienen lugar en las calles como consecuencia de la dictadura implantada por el régimen militar que detenta el poder, impiden que pueda efectuar su trabajo en forma normal.
Acuciado por las deudas que mantiene, su situación parece mejorar cuando se las ingenia para transportar a Peter (Thomas Kretschmann), un periodista alemán que ha llegado a Corea del Sur para captar con su cámara los difíciles momentos por los que atraviesa la nación. A cambio de una importante suma de dinero, Man debe conducirlo hasta la ciudad de Gwangju, que sitiada por el ejército constituye el epicentro del levantamiento popular que tiene lugar contra la dictadura reinante que ha establecido la ley marcial. Lo que comienza como una agradable comedia costumbrista cede lugar a acontecimientos dramáticos cuando el conductor y su pasajero deben superar los inconvenientes interpuestos por el control militar para poder llegar a destino. Cuando finalmente arriban a la ciudad, el drama se convierte en tragedia porque respondiendo al movimiento popular desatado, el gobierno apela a una violencia homicida que afecta gravemente a la población; en consecuencia, las vidas del taxista y del reportero están expuestas a un alto riesgo.
Fundamentalmente, el relato es un apasionante recuento de lo acontecido en los aciagos días vividos en Gwangiu entre el 18 y 27 de mayo de 1980 donde en medio del terrible caos se establece una gran solidaridad entre los dos hombres además de reflejar cómo la gestión del taxista contribuyó para que el periodista pudiera filmar las horribles imágenes; una vez que el reportero regresó a Alemania las mismas fueron difundidas al mundo y penetradas clandestinamente a Corea del Sur. Este apasionante film que concluye en diciembre de 2003 con una escena muy emotiva constituye un buen testimonio para preservar la memoria colectiva de un pueblo a fin de que la violencia de regímenes dictatoriales no vuelva a repetirse. Cabe aclarar que Jürgen Hinzpeter ha sido el verdadero nombre del periodista germano fallecido en enero de 2016 en tanto que Kim Sa-Bok es el del valiente taxista coreano.
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