Crónica de Jorge Gutman
DEMAIN MATIN, MONTREAL M’ATTEND. Autor; Michel Tremblay – Música: François Dompierre — Adaptacion y Dirección: René Richard Cyr – Elenco: Geneviève Alarie, Hélène Bourgeois Leclerc, Kathleen Fortin, Michelle Labonté, Christian Laporte, Marie-Andrée Lemieux, Benoît McGinnis, Laurent Paquin. – Coro: Bryan Audet, Geneviève Beaudet, Guillaume Borys, Jade Bruneau, Marie-Pierre de Brenne, José Dufour, Myriam Fournier, Gabriel Lemire — Escenografía; Jean Bard — Vestuario: Judy Jonker – Iluminación: Erwann Bernard – Concepción Video: Normal Studio, Felix Fradet-Faguy Arreglos y Dirección Musical: Chris Barillaro — Instrumentistas: Chris Barillaro, Paul Carter, Peter Colantonio, Mario Hébert y François Marion — Maquillaje: Angelo Barsetti — Duración: 1 hora y 45 minutos (sin entreacto). Representaciones: Hasta el 22 de octubre de 2017 en el Théâtre du Nouveau Monde (www.tnm.qc.ca)
El cabaret teatral concebido en 1970 por el mítico autor canadiense Michel Tremblay y el excelente compositor François Dompierre cobra nueva vida en la brillante comedia musical que ha sido repuesta por el TNM como primera producción de la temporada 2017 – 2018. Para comenzar cabe indicar que como todo clásico esta pieza mantiene la riqueza, originalidad y frescura lograda hace 47 años.

Marie-Andrée Lemieux. (Foto de Yves Renaud)
Uno de los grandes méritos de la actual producción es que Tremblay ha confiado plenamente en la ingeniosidad de René Richard Cyr, uno de los más importantes directores del teatro canadiense. Aquí, gracias a su adaptación ‑donde algunas situaciones graciosas han sido muy bien modernizadas- y dinámica puesta escénica, el contenido de la obra rebosa encomiable vitalidad; en tal sentido es fácil constatar que la complicidad mantenida del director con el gran autor ha sido completa como igualmente lo demostrara con otras de sus creaciones (Les Belles-soeurs, Le Chant de Sainte Carmen de la Main).

Hélène Bourgeois Leclerc y Marie-Andrée Lemieux (Foto de Yves Renaud)
La trama de la pieza aunque en apariencia sencilla, no lo es tanto. En una breve síntesis, Tremblay relata la aspiración de la joven Louise Tétrault quien vive en una pequeña ciudad de la provincia de Quebec y trabaja como mesera en un restaurante local; como apasionada de la canción, después de haber ganado un concurso amateur como cantante, intenta triunfar como tal en Montreal. Para ello da por hecho que su hermana Rita, que dejó su hogar natal para vivir en la gran metrópoli y que se convirtió en estrella del ambiente de varieté con el nombre de Lola Lee, habrá de ayudarla en su propósito. Sin embargo, al llegar a destino, Louise constata que la situación no se presenta como ella imaginó; eso es debido a que Rita, presa de inseguridad de que alguien pueda relevarla de la posición que ocupa, no escatima recurso alguno para tratar de disuadir a su hermana mostrándole el rostro negativo del mundo del espectáculo y el modo no muy recomendable en que ella se inició para llegar a la posición actual.

Kathleen Fortin (Foto de Yves Renaud)
Aunque el desarrollo de la acción transcurre en la ciudad de Montreal de la década del 70, los temas que aquí aborda Tremblay son atemporales. Así, los egos, la envidia, la hipocresía, los golpes bajos, el fulgor de la gloria que puede desaparecer repentinamente y el despiadado mundo del denominado “show business” son aspectos que hoy día mantienen plena vigencia.
A los valores intrínsecos de la obra, se agrega la presencia de un elenco que ha respondido magníficamente a las directivas impartidas por Cyr transmitiendo el espíritu humano que siempre se aprecia en las obras de Tremblay. En primer lugar impresiona Marie-Andrée Lemieux que constituye una verdadera revelación ofreciendo la dulzura y total inocencia de Louise al aguardar que su hermana mayor le brinde su apoyo. Hélène Bourgeois Leclerc dando vida a una vulnerable Lola Lee logra la inmediata empatía del público. Entre otros actores Laurent Paquin fascina encarnando a un patético travesti, Kathleen Fortin da en el justo tono como la encargada de un burdel y Benoît Ginnis una vez más confirma el gran actor que es animando a un excéntrico periodista.

El elenco (Foto de Yves Renaud)
Tratándose de un teatro musical otro de los méritos de esta valiosa producción reside en la forma como el texto y la música se combinan armoniosamente; en ese aspecto la contribución del brillante compositor François Dompierre es nada menos que esplendorosa a través de las bellas canciones concebidas que van impulsando la progresión dramática del relato. A ello se agrega la muy buena vocalización de los actores que las interpretan y la magnífica participación del arreglo y dirección musical de Chris Barillaro con sus impecables instrumentistas, optimizando el resultado final.
Imbuido de un ritmo constante, Cyr ha permitido que, Demain matin, Montréal m’attend luzca como un fascinante y colorido espectáculo musical que ajustadamente entremezcla el drama, la comedia, y un humor sagaz que nunca desborda en la caricatura y que humanamente logra conmover. Dicho lo que antecede, con esta producción el TNM permite que el espectador disfrute de una excelente velada teatral.