Crónica de Jorge Gutman
LA MORT D’UN COMMIS VOYAGEUR. Autor: Arthur Miller – Traducción y Dirección: Serge Denoncourt – Elenco: Marc Messier, Mikhaïl Ahooja, Marilyse Bourke, Éric Bruneau, Sarah Cloutier-Labbé, Charles-Alexandre Dubé, Aude Lachapelle, Robert Lalonde, Jean-Moïse Martin, Mathieu Richard, Manuel Tadros, Louise Turcot – Escenografía: Guillaume Lord — Iluminación: Erwann Bernard – Vestuario: Ginette Noiseux — Música: Laurier Rajotte – Duración: 2h 30 (incluyendo un entreacto) — Representaciones: Hasta el 4 de noviembre de 2017 en el Théâtre du Rideau Vert (rideauvert.qc.ca)
Dentro de las grandes obras teatrales del siglo pasado La mort d’un commis voyageur (Death of a Salesman) de Arthur Miller que tuvo su estreno mundial en Nueva York en febrero de 1949. es considerada como una de las más profundas y humanas que se hayan escrito. Desde entonces ha recorrido los escenarios del mundo entero y representado en diferentes idiomas donde en Quebec la dio a conocer por primera vez el inolvidable intérprete Jean Duceppe. Es ahora que el Théâtre du Rideau Vert inaugura una nueva temporada con esta pieza a través de la visión del director Serge Denoncourt.
Inspirado por el sueño americano que gran parte de la población de Estados Unidos aspiraba después de la Segunda Guerra, Arthur Miller describe a Willy Loman, de 63 años de edad, que habiendo trabajado durante toda su vida como viajante trata de lograrlo aunque fracasa en el intento; es así que queda encapsulado en un universo de fantasía donde está convencido de que con su carisma llegará a conquistar el mundo. Al propio tiempo, eso es lo que trata de transmitir a sus dos hijos de quien se siente desilusionado porque no realizan nada productivo. En ese avatar se encuentra Linda, su abnegada esposa, quien con su entrañable amor trata de apoyarlo y estimularlo en sus momentos difíciles. A medida que el tiempo transcurre los problemas de Willy se van complicando al ser despedido de su empleo y viendo como sus deudas se van acrecentando; en consecuencia, como mecanismo de defensa recurre al autoengaño para terminar convencido de sus propias mentiras.
Serge Denoncourt efectúa una puesta escénica sencilla a la vez que efectiva, aprovechando al máximo de lo que el excelente texto le ofrece; sin embargo, resulta discutible su decisión de haber prescindido del vibrante epílogo con el que Miller concluye su drama. Más allá de tal objeción, resulta meritorio destacar el calificado elenco que ha logrado reunir para dar vida al drama de la familia Loman.
Asumiendo el rol protagónico, Marc Messier se introduce fácilmente en la piel de Willy Loman. Su actuación brinda los diferentes matices del individuo fracasado y extenuado, incapaz de escapar de un inmovilismo aplastante. Tal como lo concibió el autor, Messier asume la tragedia de un hombre ordinario que desperdició su vida tanto profesionalmente como padre de familia; en ese devenir, el actor transmite un patetismo conmovedor.
Otra remarcable prestación es la de Louise Turcot ofreciendo una estupenda composición como la tierna y frágil mujer de Willy que trata de conciliar la lealtad que siente a su amado marido con la posición adoptada por sus hijos en el marco de un clima familiar que por momentos pareciera estar a punto de estallar. Igualmente remarcable es la interpretación que Éric Bruneau logra de Biff, el hijo que mantiene con su padre una relación de amor/odio que queda profundamente dolorido al descubrir su adulterio. En papeles de apoyo, el resto del elenco contribuye a resaltar los valores de esta emblemática pieza.
A pesar de las casi siete décadas transcurridas, la creación de Miller no ha perdido vigencia. La deshumanización que en el campo laboral ilustra el autor es hoy día igualmente alarmante cuando se comprueba que de la manera menos prevista un irreprochable trabajador puede ser objeto de un frío despido, frente a la tecnología que lo aniquila. Por otra parte, la necesidad de aparentar o de recurrir a una fantasía para no sucumbir al fracaso de una impiadosa realidad, es una de las facetas sombrías del ser humano tan realista en la década del 40 como lo es actualmente. De allí que resulta pertinente la reposición de esta obra maestra por parte del TRV.