LE FIDÈLE (Racer and the Jailbird). Bélgica-Francia, 2017. Un film de Michael R. Roskam
Un muy buen thriller romántico es Le Fidèle gracias al ritmo fluido impreso por el realizador belga Michael R. Roskam quien es igualmente autor del satisfactorio guión escrito con Thomas S. Bidegain y Noé Debre.
La acción que transcurre en Flandes y Bruselas presenta a Gino (Matthias Schoenaerts), un delincuente quien con su banda criminal se dedica a asaltar establecimientos bancarios. El azar produce su encuentro con Bibi (Adèle Exarchopoulos), una eficiente corredora de autos muy segura de sí misma; en la primera charla mantenida Gino se presenta como un importante hombre de negocios dedicado a la importación y exportación de automóvil, ocultando por completo que es un malhechor. La atracción inicial que surge entre ambos prontamente se convierte en un ardiente romance a pesar de los diferentes medios en que cada uno de ellos se desenvuelve. La transformación que él experimenta gracias a esa relación motiva a que seriamente considere dejar sus actividades delictivas para dedicarse a Bibi y comenzar una nueva vida. Sin embargo y cediendo al clásico esquema de que siempre existe un golpe final, Gino decide no desencantar a sus asociados y participar por última vez en una operación de alto riesgo con resultados diferentes a los inicialmente previstos.
Además de una intriga bien urdida que se va intensificando a medida que la historia transcurre y de una acción a todo galope, el trágico amor de sus personajes titulares contribuye a crear una empatía por parte del público.
Filmado con un depurado y refinado estilo, sin permitir que los pasajes de vertiginosa acción adquieran visos exagerados de violencia ni de bruscas explosiones, el realizador ha contado a su favor con la muy convincente participación de sus dos actores protagónicos. La buena química existente entre Schoenaerts y Exarchopoulos permite una lograda caracterización de sus respectivos personajes transmitiendo el encanto sensual y la humanidad que emanan de los mismos.
Dicho lo que antecede, este drama sin alcanzar los niveles de una obra maestra es ampliamente convincente y confirma el talento del director que comenzó a evidenciarse en Bullhead (2011) y The Drop (2014). Jorge Gutman