L’AMANT DOUBLE. Francia, 2017. Un film escrito y dirigido por François Ozon
Basado en el libro Lives of the Twins escrito en 1987 por Joyce Carol Oates el director François Ozon resolvió adaptarlo a la pantalla con el título L’Amant Double. Muchas veces se ha señalado que algunas obras literarias pueden resultar dificultosas para ser trasladadas al cine; es posible que eso haya acontecido con esta novela a juzgar por lo que aquí se aprecia.
Chloe (Marine Vacth) es una joven ex modelo que por alguna razón desconocida sufre de dolores estomacales que pueden ser atribuidos a la somatización de algún problema psicológico. De allí que acude a Paul (Jérémie Renier), un considerado psiquiatra a quien le trasmite sus problemas que en gran parte pueden estar asociados a fantasmas interiores que no han podido ser expulsados. Cuando ambos se enamoran, por razones éticas la relación profesional se interrumpe y a partir de entonces ambos deciden vivir juntos. Durante esa convivencia, ella descubre que su romántico amante tiene un hermano gemelo llamado Louis (igualmente caracterizado por Renier), que también es psiquiatra aunque de naturaleza perversa y maquiavélica; al llegar a conocerlo termina acostándose con él a pesar de su violencia sexual. De este modo queda configurado un triángulo amoroso sui generis donde Ozon apela a trampas y vueltas de tuerca engañosas que contribuyen a que la narración pierda consistencia.
Tratando de establecer una línea ambigua donde resulta difícil separar la realidad de la imaginación mental de la joven paciente, el director intenta crear un clima de suspenso alimentado con escenas perturbadoras de escasa convicción. Aunque Ozon demuestra una vez más poseer un refinado estilo de filmación, dicha virtud no puede salvar a esta ridícula fantasía de erotismo sexual que más se asemeja a un ejercicio artificioso de onanismo intelectual.
Nada especial puede hablarse de la interpretación de Vacth; sin duda bella y muy atractiva de contemplar, la obsesión sexual de Chloe, sea imaginativa o real, dista de conmover; por su parte, Renier se defiende mejor en la caracterización de sus dos personajes.
A pesar de que Ozon es un talentoso director, en este caso ofrece un relato psicológico que por superficial e irrealista deja que desear. Jorge Gutman