MOLLY’S GAME. Estados Unidos, 2017. Un film escrito y dirigido por Aaron Sorkin
Conocido por su aptitud de remarcable guionista demostrada en The Social Network (2010), Moneyball (2011) y Steve Jobs (2015), entre otros filmes, Aaron Sorkin se ubica por primera vez detrás de la cámara para narrar en Molly’s Game una historia real basada en el libro autobiográfico homónimo de Molly Bloom.
Adoptando una estructura narrativa donde el presente se intercala con el pasado, la película comienza con un prolongado prólogo donde se muestra a la joven Molly (Jessica Chastain), quien habiendo sufrido como preadolescente un problema de columna, logró superarse iniciando una carrera profesional como esquiadora; con todo el destino le depara otro obstáculo cuando al entrenarse para las olimpiadas americanas sufre un grave accidente esquiando que le impide seguir practicando el deporte. Tras los créditos iniciales, la primera escena tiene lugar una década después en donde funcionarios del FBI llegan a su casa para arrestarla al haber dirigido mesas ilegales de póker.
De allí en más, retrotrayendo hacia el pasado se ve cómo después del accidente sufrido, Molly luego de haber abandonado sus estudios de leyes, demuestra que puede ser una hábil empresaria organizando apuestas clandestinas de póker; esa tarea la realiza primero en Los Ángeles y posteriormente en Nueva York, durante un período de 8 años. Entre los jugadores se encuentran celebridades de Hollywood, importantes figuras del deporte, empresarios millonarios y hasta algunos representantes de la mafia rusa.
Aunque el relato de Sorkin ilustra en parte las partidas de póquer donde la emprendedora joven vigila atentamente el movimiento de los jugadores, el foco central se encuentra en la relación que ella mantiene con su abogado Charlie Jaffey (Idris Elba) una vez que comienza la investigación del FBI. Este idealista profesional tratará de adoptar la mejor estrategia posible para defenderla en momentos de tener que enfrentar el juicio; en todo caso Molly deja claramente establecido que de ningún modo se prestará a identificar a quienes fueron sus clilentes jugadores si acaso esa información pudiese atenuar la sentencia del juez interviniente en la causa.
Tal como está presentado, este drama biográfico es muy dispar. Aunque la historia del ascenso, éxito y derrumbe de Molly Bloom ‑conocida como la Princesa del Póquer- ofrece material de interés, el relato no llega a impactar como debiera por variadas razones. Sorkin abusa de la narración en off que en forma de monólogo efectúa la protagonista, olvidando que el lenguaje del cine se manifiesta fundamentalmente a través de la imagen; no menos importante es que los diálogos de los personajes ‑a pesar de que hay algunos muy buenos- además de abrumadores se realizan con una velocidad apabullante impidiendo digerir todo lo que el director desea expresar. Otro aspecto objetable es que la relación de la protagonista mantenida en el pasado con su exigente y cuasi tiránico padre, que la dejó muy marcada, no está lo suficientemente desarrollada y menos aún convence su reconciliación final. Por último, la duración excesiva del film resulta a la postre agotadora a pesar de tener algunos pasajes entretenidos.
Sin llegar a satisfacer plenamente, esta ópera prima de Sorkin cuenta con un buen elenco liderado por la magnífica actuación de Jessica Chastain; adoptando un rol decididamente feminista ella transmite la firme determinación de una mujer ambiciosa capaz de conquistar el poder y mantener su control en un mundo dominado por hombres; a su lado. Elba confiere autoridad a su rol de abogado idealista, así como Kostner lo hace como el abusivo padre de Molly. Jorge Gutman