LES GARDIENNES / THE GUARDIANS. Francia, 2017. Un film de Xavier Beauvois
El realizador Xavier Beauvois retorna al cine con un sobrio drama relatando una emotiva historia sobre mujeres que durante la Primera Guerra Mundial quedan solas en la medida que sus maridos, hijos y hermanos se encuentran participando en la contienda; eso las convierte en unas guardianas que afrontan un tipo de lucha diferente a fin de sobrevivir.
El relato basado en la novela homónima de Ernest Perochon y adaptado por Beauvois con Frederique Moreau y Marie-Julie Maille transcurre entre 1915 y 1918 y ubica la acción en un pueblo rural francés. En un comienzo la historia centra su atención en la matriarca Hortense (Nathalie Baye), cuyos dos hijos varones, el mayor Constant (Nicolas Giraud) y el más joven Georges (Cyril Descours) como así también su yerno Clovis (Olivier Rabourdin) se encuentran ausentes combatiendo los alemanes en el frente de batalla. Ella junto con su hija Solange (Laura Smet) se encargan de todas las tareas que implican el manejo de la granja familiar, incluyendo entre otros menesteres, arar la tierra, sembrarla, proceder a la recolección en la época de la cosecha, como así también ocuparse de la nutrición de los animales.
Debido a lo arduo y agotador del trabajo, Hortense decide contratar los servicios temporarios de Francine (Iris Bry), una joven huérfana quien demuestra ser una muy eficaz colaboradora; después de poco tiempo la muchacha queda reclutada en forma permanente donde prontamente constituye una integrante vital del núcleo familiar. La situación cobra un giro inesperado cuando Georges retorna con permiso temporalmente al hogar y comienza a interesarse en Francine; después de volver al frente, se establece entre ambos una correspondencia afectiva que culmina en un cálido vínculo sentimental.
Con gran sensibilidad, Beavois enfoca también los coletazos de la guerra que experimenta la aldea por la muerte de algunos seres queridos en el campo de batalla y la reacción de sus familiares cuando reciben las tristes noticias. Al mismo tiempo el realizador dedica un considerable espacio de metraje para describir con minuciosidad los trabajos realizados por esas valientes mujeres y en tal sentido, la valiosa fotografía de Caroline Champetier capta la vida pastoral a través de las diferentes estaciones, dando la sensación de contemplar esplendorosos cuadros de pintura.
Nathalie Baye ofrece una magnífica prestación como una de las guardianas del relato demostrando empuje y decisión para que la granja no sucumba y haciendo esfuerzos para que la familia no se desestabilice. Con todo, el relato destaca aún más la fuerza de voluntad de Francine, quien con su ímpetu, no obstante su temperamento dócil y afable, demuestra completa entereza para afrontar las dificultades surgidas por malentendidos y que a pesar de todo sabrá superar; caracterizando dicho rol, Bry es una verdadera revelación imponiendo con gran temple y firmeza el carácter femenino.
Así como se mencionó los méritos de la fotografía, también cabe destacar la banda sonora del gran compositor Michel Legrand que tan bien se acopla al desarrollo del relato con especial referencia a la emotiva escena final en la que Francine vocaliza una bella canción.
En resumen: Beauvois ofrece al espectador un hermoso y afectuoso relato destacando la labor de encomiables heroínas durante los aciagos años de la Gran Guerra, sembrando de este modo el camino de la emancipación femenina que posteriormente tuvo lugar en Europa. Jorge Gutman