DEATH WISH. Estados Unidos, 2018. Un film de Eli Roth
En 1974 Charles Bronson adquirió gran popularidad protagonizando en el film Death Wish de Michael Winner a un apacible arquitecto neoyorkino que se convierte en un justiciero anónimo vengando la muerte de su mujer en un asalto callejero de la ciudad de Nueva York. Ese film originó diversas secuelas y ahora es Eli Roth quien encara una nueva versión del mismo donde el protagonista es Bruce Willis y la ciudad de Nueva York es reemplazada por la de Chicago.
Valiéndose del guión de Joe Carnahan el director ilustra en su comienzo la felicidad del serio y bondadoso cirujano y padre de familia Paul Kersey (Willis); con una esposa (Elisabeth Shue) que lo ama y una bella hija (Camila Morrone) que brinda satisfacciones a la pareja y se encuentra próxima a iniciar sus estudios universitarios, el panorama que lo rodea no puede ser más rosado. La historia cobra un giro sombrío cuando una noche mientras que Paul se encuentra trabajando en el hospital, irrumpen en su hogar suburbano delincuentes encapuchados ocasionando la muerte de su esposa en tanto que su hija después de haber sido violada es atacada de tal manera que aunque milagrosamente salva su vida no obstante queda en estado de coma. En la medida que la policía de Chicago, representada por el detective Rains (Dean Norris) y su colega Jackson (Kimberley Elise), no logran identificar a los asesinos, Kersey se convierte en juez y vigilante por sí mismo; así, estando adecuadamente armado, a través de una implacable cacería va eliminando sanguinariamente a algunos de los despiadados agresores que pululan en las calles turbias de Chicago hasta dar finalmente con cada uno de los asesinos responsables de su desgracia.
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El film entretiene como un relato de acción de moderado suspenso donde el director imprime la fluidez necesaria a fin de que su ritmo no decaiga. Al propio tiempo logra de Willis una impecable caracterización como el hombre noble y ajeno a todo tipo de violencia que no obstante acudirá a la misma al haber perdido a su gran compañera y viendo a su hija violada convertida en un vegetal.
Más allá de sus valores intrínsecos como producto comercial, este thriller inquieta y asusta por las implicaciones morales subyacentes en el mismo. Por más que se pueda empatizar con la situación vivida por su protagonista al ver su familia deshecha por desalmados criminales, eso no justifica la decisión adoptada por Kersey de abrazar la justicia con sus propias manos. En los momentos que se están viviendo donde con gran frecuencia se contempla el horror causado por el uso indiscriminado de las armas de fuego, lo que expone Death Wish aterra; bastaría tener en cuenta el cruento asesinato cometido recientemente por un adolescente armado en una escuela de Parkland en Florida para concluir que resulta muy cuestionable el mensaje de este film. Jorge Gutman